capítulo 44

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Lo miró muy ofendida y fingió debilitarse. La ayudé a sentarse.

— Me siento herida... ¿ como puedes creer en su palabra más que en la mía? — la señora yunet estaba tratando de victimisarce. 

Le ofrecí un poco de agua pero me la rechazó.

— Amenhotep no es necesario que la señora yunet se disculpe.

— ¡ Dices eso por que sabes que yo no mentí ! No te quieras hacer la buena frente a mi nieto. — Entre lágrimas, lágrimas que era modo de chantaje — Pero los dioses se encargarán en desenmascararte... 

Nunca fui aceptada por ella, ni por nadie. Siempre trate de darle la menor importancia a todo eso pero en el fondo me duele no ser aceptada por su familia, ¿ que les hice ? ¿ hay algo que pueda cambiar? De cierto modo llegué a envidiar a livnat y ana por que ambas tienen la aprobación y cariño de la reina.

— Tenemos que hablar de algo muy importante. — dijo amenhotep dirigiéndose a su abuela — azeneth nos vemos dentro de un rato en el jardín  ¿ te parece?  — Asentí con la cabeza y me salí del cuarto.

Es imposible no llorar en una situación así,  me enamoré del príncipe de Egipto,  el ex novio de mi prima, me alejé para reprimir lo sentimientos pero la distancia hizo que lo extrañara y crecieran más,  perdí a mi madre, recibí el desprecio de mi prima , llegó una mujer a crear inseguridades en mí y por último me enteré que no soy quién creo ser... mi vida fue una mentira.  ¡Ah! Y también toda la familia del príncipe me odia y fui amenazada de muerte. Solo le causé problemas.

En los corredores del palacio me encontré con leyla, ella estaba muy triste hasta casi llorar.

— ¿ estas bien ? — le pregunté.

Respiró profundo para calmarse — Vengo de llevarle la bandeja de comida a la princesa pero ella no probó bocado alguno.

— ¿ No estuvo comiendo? ¿ el rey está enterado de esto ?

— Creo que la molestia que tiene con la princesa fue más grande, no quiere saber nada de ella...

Me propuse ir a verla, no tengo un vínculo fuerte con ella pero estoy segura que ella es la más sincera y sensata de este palacio.

Leyla se fue menos preocupada que antes al saber que iría a ayudar a la princesa.

No podía ir con las manos vacias así que llegué una bandeja de frutas. En cuanto llegué los guardias me permitieron el paso pero antes verificaron que solo llevaba frutas. Con pasos lentos entré a la celda, la vi sentada en un rincón , en su rostro se podía ver que no estaba nada bien.

— ¿ que haces aquí? — dijo la princesa con la voz muy débil.

Puse la bandeja sobre la cama y corrí hacia ella — vine ayudarte... me enteré que no estas comiendo nada... ¿ por que lo haces ? 

— solo quiero estar serca de mi hijo... 

— si dejas de comer no tendras fuerzas y no podras verlo...

— ¿ será posible que ramses no se de cuenta de lo que realmente esta pasando? Su soberbia es más grande que el bienestar de su pueblo y familia.

Fui por la bandeja de comida que trajo leyla, me senté junto a ella para ayudarla a comer.

— Necesita comer para tener las fuerzas... — dudaba de mí al parecer, tantas cosas que pasó hizo que perdiera la confianza en todos. — Yo solo quiero ayudarte... confia en mí.

— Si realmente quieres que esté bien , ayúdame a escapar de aquí.  — al oírla retrocedí.

Me sorprendió su petición,  entiendo sus motivos pero yo no puedo ayudarla en eso.

EL CORAZÓN DEL PRÍNCIPE DE EGIPTO [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora