capítulo 5

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Nadie se encontraba en el consultorio como el príncipe lo quería. Caminó hasta donde están Azeneth.

Para su sorpresa ella estaba durmiendo tranquilamente. En su tobillo lastimado había una compresa.

Se aproximó hasta ella y la miró muy atento. Amenothep tenía la intención de devolver su pulcera y que ella esté dormida lo hace más sencillo.

. Lento acercó su mano hasta la de ella para hacer que la sujete, dejó la pulsera en su mano. Él sujetó la mano de la joven aprovechando que estaba dormida, no lo hizo con ninguna intención, más que sentir la calidez de ella.

Tenía unas manos suaves y bonitas. No pensó con que ella hiciera presión y terminara sujetando la de él.

Amenothep logró asustarse un poco de pensar que ella no estaba dormida. La mira y comprueba que está durmiendo, entonces intenta zafarse de su pequeño agarre sin despertarla.

Cuando amenothep quita su mano ella abrió los ojos unos centímetros, poco notables. Los volvió a cerrar nuevamente al instante por el sueño. Amenothep no lo notó y salió del consultorio seguidamente.

(...)

Entonces pasaron unos días antes de que se supiera algo de la joven en recuperación que estaba por salir del consultorio, tenía tantas ganas de salir y de sentir los rayos de Ra en su rostro.

—¿ que hace? —lo cuestionó azeneth. Ya era el medio día y azeneth había despertado de una pequeña siesta al sentir unas manos en ella.

—señorita... ya despertó —con una sonrisa responde simut —No vaya a pensar mal , la estaba poniendo una compresa para aliviar el dolor.

—pero no es necesario, ya estoy bien, gracias. —después de tantos días de estar ahí aún no sabía el nombre de aquel joven que la estuvo cuidando en esos días —¿ cual es tu nombre? —pregunta curiosa.

—simut , para servirle —dichoso —bueno también al soberano... y la reina... y el...

—entiendo —le dice. Azeneth notó el nerviosismo de él y le pareció tierno.

—bueno señorita, la dejo descansar. —al dar la vuelta para irse choca con la mesa y causa un desorden.

Justo derrumba todo lo que se encontraban arriba de la mesa.

—¿ estas bien? —inquieta pregunta.

Rápidamente levanta todo y lo pone lo más ordenado posible sobre la mesa para simular que nada pasó. Dejó notar que no era la primera vez que tenía ese tipo de acciones debido a la rapidez de su reaccionar.

—no se preocupe —pone las ultimas piezas sobre la mesa —yo tengo que irme a no ser que necesite algo.

—si necesito su ayuda.

—¿ para que soy bueno? Aparte de causar desorden... eso siempre dice mi maestro.

Era gracioso por que no paraba de hablar, parecía muy sincero por como decía las cosas.

—Quisiera su ayuda para poder salir de aquí. —se emociona —quiero salir por un rato.

La mirada dudoso de simut hizo que azeneth también dudara si realmente la iba ayudar a salir. Entonces sabía que tenía que convencerlo.

—donde la llevo ? —dudoso pregunta.

—pero dígame ¿cual es tu lugar favorito? —ella desconocía todo palacio por eso no sabría que lugar elegir.

—no sabría cual decirle, tengo tantos lugares favoritos —se toma el mentón para pensar —es muy difícil decidir por que en palacio todo es hermoso..

EL CORAZÓN DEL PRÍNCIPE DE EGIPTO [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora