"Relatos de Madrugada"

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(Séptima Parte)


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La Azabache corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían, por el centro del bosque.
Se econtraba absolutamente sola cuando en la aldea irrumpieron ladrones a media noche y como nunca antes, por primera vez se econtraba sola en ella.

Inuyasha, Miroku, Sango, incluso Shippo junto con kirara habían ido a un gran extermino de demonios, pero le habían pedido amablemente quedarse, preocupados por su salud.
Ya que se econtraba con un resfriado bastante fuerte y su fiebre pese a las medicinas de su época, esta no bajaba de los 40° grados.

Kaede había marchado al Monte de las animas y los aldeanos se habían optado por ir a celebrar una aldea vecina, en dónde había un bello festival, todo era perfecto con Naraku derrotado.

Kagome se maldecia mentalmente suplicando que sus piernas resistan porque si aquellos hombres llegaban a capturarla no sabría exactamente que harían con su vida, las lágrimas por su rostro no parecían ceder en su apresurada huida.

-Inuyasha -  se repetía en su mente, llevando una de sus  mano hacia su pecho, no podía luchar contra humanos sus flechas sagradas no servían, eran demasiados sentía los gritos de los hombres, no tan lejos y corría como nunca antes lo había hecho, por su vida, quería salir del bosque pero no tenía idea adónde se econtraba.

__  Detente jovencita, queremos enseñarle algo! __ gritaba uno de los asquerosos hombres.

En la desesperación de sentirlos tan cerca volteó y cuando volvió su mirada al frente, no se percató cuando estampó su frente abruptamente con unas púas haciéndola gritar de dolor.

El ambarino se sorprendió cuando se había percatado de ese aroma tan conocido y peculiar para él.
Olía a desesperación, angustia, dolor y terror.
También había notado su debilidad y ahora claramente se había lastimado con su armadura.

- De que huía - se preguntó, en su mente, y cuanto menos quiso percatarse, habían alrededor de diez detestables humanos gritando cosas bastante indebidas.

El demonio comenzaba a comprender la situación e
Inevitablemente para él, yako rugió en su interior y se posicionó delante de ella.

Kagome que apenas estaba conciente se percató inmediatamente el sentir su aura incrementar a niveles desorbitantes.
Sesshomaru.. estaba frente a ella a caso la estaba protegiendo?
O el golpe le había afectado de sobremanera? Pensaba la azabache aún en el suelo mientras sujetaba su frente tratando de evitar que más sangre saliera de su herida.

__ Danos a la muchachita y te dejaremos vivir __ amenazó el aparente líder de la banda..

El demonio los analizaba, y realmente no se decidía por saber cuál, era el más asqueroso, pero sin ninguna duda el más idiota era el que tenía en frente pensó, y con su látigo verde lo decapitó.

El demonio notó como todos temblaban de pánico y se concentro en lamer donde se había salpicado con sangre, deleitandose con el olor a temor que los hombres desprendían.

A kagome lejos de percartarse que su vida aún seguía en peligro pareció, fascinar ver a Sesshomaru tan de cerca, habían sido pocas las veces donde había podido detallarlo y le parecía irreal su belleza, aunque la escena era demasiado aterradora, pero al fin de cuentas el la había salvado de caer en manos de aquellos hombres de malas intenciones.
Volviendo a la realidad vio lo que nunca creyó ver de parte del temido demonio.
Una sonrisa de lado fue dedicada a los hombres y con su látigo verde cortó la cabeza de cada uno de ellos, dejando unas de las escenas más aterradoras que la joven había sido capaz de presenciar.

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