Las Flores

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San José es un bello pueblo, tiene por atractivo principal un lago, donde se posan las aves en el verano y se congelan sus aguas en el invierno. Dejando a los ciudadanos patinar y disfrutar de las tardes llenas de amor y algarabía.

Sus pequeñas calles acogedoras dan la impresión de tener el poder de juntar a las personas que se saludan de banqueta a banqueta. Es, en verdad, un pueblo pequeño donde la mayoría se conoce, y si eres fuereño serás fácilmente reconocido en cualquier rincón del lugar. Tenemos un bar, donde una cerveza o dos ayudan a la camaradería, o bien, a conquistar una que otra persona que desea pasar un buen rato, no me malentiendan, aquí no se maneja la prostitución, o al menos no abiertamente, está prohibida de manera legal. Hace décadas no lo estaba y eso llevó al pueblo a ser conocido como una sucursal de Gomorra, cosa que a los habitantes de la localidad nos incomodaba. Desde entonces se cambió la fachada, se limpiaron las calles y se prohibieron las conductas poco respetables al respecto.

Tenemos también una pequeña plaza central, con muchos árboles y una serie de luces alrededor que, de noche, iluminan la enorme variedad de flores de colores que embellecen el panorama. Fueron traídas de distintos puntos del país. La plaza central es el punto por excelencia para las parejas que buscan un rato de paz. Para esas parejas que apenas se están formando, o bien, para aquellas primeras citas que posiblemente terminen en boda, ¿Quién podría saberlo?.

Mi cafetería se encuentra al frente, y la atiendo desde las 6 am. Hasta las 11 pm. Soy una de las afortunadas en ver cómo se crean esas parejas. Y aunque no he tenido la fortuna de conseguir a mi ideal, sigo en la búsqueda de una relación de cuento de hadas.

Es por eso, que hace un par de años acudí con la bruja del pueblo, una señorita muy bien portada, que me surte de una receta para el amor. Al inicio la desesperación me llevó a adquirir aquel producto; solo tenía que elegir a mi pareja y dárselo a beber, y si era el verdadero amor, lo sabría con solo darle dos gotas de aquel encantamiento, de lo contrario, las consecuencias serían fatales. La cafetería, frente al parque, me ha ayudado en mi incansable búsqueda. Después de aquel suceso en mi niñez que me marcara en el amor. Hoy en día, gracias al encantamiento, he podido probar las mieles de las relaciones en nueve ocasiones, lamentablemente sin encontrar mi príncipe azul. 

En ocasiones me siento sola, me embarga la tristeza. Solamente tengo que recordar mi búsqueda y el porqué sigo viviendo aquí. Recuerdo a los nueve amantes, que no se conformaron con dos gotas de mi café. Hoy les llevo flores a nuestro lecho de tierra.

También visito constantemente al que me enseñó amar, aunque me haya destrozado la vida, le agradezco la oportunidad de seguir llevando ofrendas de muerto a más hombres como él.

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Este ha sido un tema complicado de tocar, pero la realidad nos dice que hay muchos humanos tan inhumanos, irónicamente.  No dejemos que el abuso nos sobrepase, todos podemos parar estas actitudes y mejorar.

Recuerden escribirme, sus comentarios son la mejor parte de compartir mis cuentos.

El Segundo Círculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora