Siempre hemos sido una familia humilde, no me malinterpreten, nuestros recursos económicos son vastos y variados, pero no tan grandes como para presumir de un nivel familiar importante. Aun así, la búsqueda de nuevos ingresos es imperativa. Por esta razón viajamos a la ciudad capital, donde vive uno de los primos menos adinerados. En un barrio poco vistoso, se encuentra su tienda, sobre una calle muy transitada que deja ver el vaivén de las almas. Un local desgastado con fachada de madera y un color verduzco, originado por el tiempo y el clima. Un sitio de más de cien años de antigüedad. Con un diseño clásico y de muy buen gusto, se alzan los ventanales, los cuales se limpian diario, aunque el resto de la fachada no. Dentro del local, joyas y piedras preciosas forman parte del inventario, sobresale de entre todas, un diamante. Una pieza exquisita que era la adoración de los clientes de aquel lugar. Una pieza sin inclusiones, ni imperfecciones. El tamaño no le envidiaba un centímetro a la tan afamada estrella del sur. Una pieza tan pura como desconocida. De día, era el espectáculo de los conocedores, ofertando sumas millonarias por él, cada vez más grandes, y en ocasiones absurdas, con tal de poseer aquella piedra. Pero mi primo jamás se ha visto tentado, y es algo inusual, ya que, con tales cantidades cualquiera hubiera sucumbido a la venta. Sin embargo, no mi primo. Cuando llegue a saludarlo, y después de escuchar un par de veces que no haría ningún negocio conmigo, se alejó, y recibió a una pareja, una joven de aproximadamente veinte años de edad, acompañada de un hombre maduro de unos cincuenta años. Los invito a uno de sus cuartos privados y volvió a despedirme, para cerrar su local detrás de mí. La duda sobre aquel extraño suceso me invadió, así que encontré la forma de escabullirme por una de las rendijas de ventilación. Ya en el lugar, una pequeña luz llamó mi atención, su color rojo se posaba sobre una pared. Despacio me acerqué, y apenas pude mirar con un ojo. Un cuarto con luz roja, una mesa baja y tres sillas. Al centro, el diamante aquel, reflejando la luz de manera extraordinaria con ángulos precisos. Uno de ellos, apuntaba a la mesa, donde una persona se recostó mirando al techo, desprendiéndose de la ropa en la parte inferior, dejando al descubierto su sexualidad. Allí, el dueño de la piedra preciosa le entregó la joya a la otra persona invitada, la dejó manipularla, e insertarla en aquella cavidad al descubierto, provocando un placer increíble. Los jadeos y las respiraciones no dejaron de aparecer, los movimientos bruscos de auto placer ahogaron los gritos, al igual que el cuchillo afilado que pasaba sobre el cuello de la persona, que apretaba la joya con su intimidad mientras la sangre cubría la mesa, y se derramaba bajo la mirada desorbitada de su espectador.
El momento llegó a su fin, un poco de limpieza, un sorbo de aquella sangre y un maletín lleno de dinero en manos del anfitrión despedían a la joven, que con una sonrisa se alejaba paso a paso, mientras saludaba sutilmente al orificio aquel, que seleccionaba a la siguiente víctima de la gema preciosa.
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El Segundo Círculo.
Mystère / ThrillerCompendio de historias de terror. Basado en el sentir humano, en su decadencia y el inagotable terror del que es capaz. Primeros cuentos originales, que sin duda, te darán una visión distinta de lo que llamamos amor.