Decir que no le he dado importancia a las palabras de Cristian, es mentirme a mí misma. En especial por el pánico de que el idiota tenga razón y me haga sentir mucho más que placer.
Una vez le entregué mi corazón y fue destruido. No pienso pasar lo mismo otra vez.
Pero las cosas han cambiado, ahora ambos tenemos un compromiso y en algo que tiene razón no hay sexo sin placer.
No es que tenga mucha experiencia, a decir verdad, no tengo nada de experiencia sobre el sexo. Sigo siendo virgen.
Me levanto y me siento en la cama. Vuelvo a levantarme y vuelvo a sentarme.
Ya no tengo uñas y me he mirado al espejo toda la tarde y me he medido un montón de ropa, ropa interior y pijamas.
¿Cómo debería aparecer?
Desnuda, con bata o ropa interior.
Me está empezando a doler la cabeza, me levanto de nuevo y abro la bata y me observo desnuda.
Hace unos años, cuando era adolescente, sufría de sobrepeso, pero después de la humillación bajé de peso muy rápido y empecé a ejercitarme.
Cristian no es el único que tiene un buen cuerpo.
Me depilé, me di un baño de casi dos horas y arreglé mi cabello para que cayera sobre mi pecho. No llevo maquillaje, decidí que era una pérdida de tiempo si al final voy a estar lagrimeando y sudando.
¿Cómo no llorar al ver semejante bulto?
Cierro de nuevo la bata y decido salir antes de que me dé un ataque de pánico.
Voy descalza, el suelo lo siento un poco frío y cuando salgo al pasillo me encuentro que todo está oscuro. Me abrazo a mi misma y sigo caminando hasta el final del pasillo y doy con la puerta de la habitación de Cristian.
Empiezo a sentir frío y como mi cuerpo empieza a temblar.
Respiro hondo antes de tocar suavemente la puerta. Al ver que no había respuesta lo intento de nuevo, pero esta vez un poco más fuerte.
―Pasa― Escucho su voz y aprieto los labios antes de abrir la puerta.
Me sorprendo al encontrar la habitación iluminada con velas y Cristian se encuentra delante de la cama en un mueble con una copa de vino. Está sin camisa, solo lleva una sudadera y está descalzo. Trago saliva antes de dar un paso.
La chimenea está encendida, se siente un poco de calor y siento que el frío que tenía hace un rato va desapareciendo. Miro de nuevo su rostro, él me observa de arriba abajo y bebe de una copa de vino.
―Acercate― Su voz apenas es audible.
Doy unos pasos hasta que nuestras rodillas se rozan. Cristian extiende su mano y toma la mía. Me mira a los ojos a pesar de que él está en una posición más baja, no deja de verme a los ojos. Besa mis nudillos y me empuja hacia él haciendo que una de mis rodillas se ponga al lado de su cadera terminando ahorcajadas.
Me siento tratando de hacer espacio y no tocar su miembro, pero pone la mano detrás de mi cintura y me acerca hasta que nuestros núcleos se tocan.
Jadeo y cierro la boca, el medio sonríe y ladea su rostro y me mira de arriba abajo. Por un momento siento como si yo fuera lo más hermoso o algo precisado para él, por la forma que me mira me hace sentir segura.
Levanta su mano y acaricia mi mejilla, luego lo baja y pasa por mi cuello sus nudillos hasta el medio de mis pechos. Me sobresalto cuando desliza un poco la bata y expone uno de mis pezones. No sé qué me pasa, pero siento una corriente en el núcleo de mi vagina y lo observo relamer sus labios antes de acercarse y pasar su lengua por mi pico.
ESTÁS LEYENDO
una gran idea
RomanceEllos crecieron juntos y en secundaria ella decidió confesar su amor delante de toda la escuela pero lo único que recibió fue burlas y repudio por todos los estudiantes. Ese amor se convirtió en odio y fueron enemigos desde entonces. Para quitarse...