Capitulo 6

2.7K 278 7
                                    

Decir que no le he dado importancia a las palabras de Cristian, es mentirme a mí misma. En especial por el pánico de que el idiota tenga razón y me haga sentir mucho más que placer.

Una vez le entregué mi corazón y fue destruido. No pienso pasar lo mismo otra vez.

Pero las cosas han cambiado, ahora ambos tenemos un compromiso y en algo que tiene razón no hay sexo sin placer.

No es que tenga mucha experiencia, a decir verdad, no tengo nada de experiencia sobre el sexo. Sigo siendo virgen.

Me levanto y me siento en la cama. Vuelvo a levantarme y vuelvo a sentarme.

Ya no tengo uñas y me he mirado al espejo toda la tarde y me he medido un montón de ropa, ropa interior y pijamas.

¿Cómo debería aparecer?

Desnuda, con bata o ropa interior.

Me está empezando a doler la cabeza, me levanto de nuevo y abro la bata y me observo desnuda.

Hace unos años, cuando era adolescente, sufría de sobrepeso, pero después de la humillación bajé de peso muy rápido y empecé a ejercitarme.

Cristian no es el único que tiene un buen cuerpo.

Me depilé, me di un baño de casi dos horas y arreglé mi cabello para que cayera sobre mi pecho. No llevo maquillaje, decidí que era una pérdida de tiempo si al final voy a estar lagrimeando y sudando.

¿Cómo no llorar al ver semejante bulto?

Cierro de nuevo la bata y decido salir antes de que me dé un ataque de pánico.

Voy descalza, el suelo lo siento un poco frío y cuando salgo al pasillo me encuentro que todo está oscuro. Me abrazo a mi misma y sigo caminando hasta el final del pasillo y doy con la puerta de la habitación de Cristian.

Empiezo a sentir frío y como mi cuerpo empieza a temblar.

Respiro hondo antes de tocar suavemente la puerta. Al ver que no había respuesta lo intento de nuevo, pero esta vez un poco más fuerte.

―Pasa― Escucho su voz y aprieto los labios antes de abrir la puerta.

Me sorprendo al encontrar la habitación iluminada con velas y Cristian se encuentra delante de la cama en un mueble con una copa de vino. Está sin camisa, solo lleva una sudadera y está descalzo. Trago saliva antes de dar un paso.

La chimenea está encendida, se siente un poco de calor y siento que el frío que tenía hace un rato va desapareciendo. Miro de nuevo su rostro, él me observa de arriba abajo y bebe de una copa de vino.

―Acercate― Su voz apenas es audible.

Doy unos pasos hasta que nuestras rodillas se rozan. Cristian extiende su mano y toma la mía. Me mira a los ojos a pesar de que él está en una posición más baja, no deja de verme a los ojos. Besa mis nudillos y me empuja hacia él haciendo que una de mis rodillas se ponga al lado de su cadera terminando ahorcajadas.

Me siento tratando de hacer espacio y no tocar su miembro, pero pone la mano detrás de mi cintura y me acerca hasta que nuestros núcleos se tocan.

Jadeo y cierro la boca, el medio sonríe y ladea su rostro y me mira de arriba abajo. Por un momento siento como si yo fuera lo más hermoso o algo precisado para él, por la forma que me mira me hace sentir segura.

Levanta su mano y acaricia mi mejilla, luego lo baja y pasa por mi cuello sus nudillos hasta el medio de mis pechos. Me sobresalto cuando desliza un poco la bata y expone uno de mis pezones. No sé qué me pasa, pero siento una corriente en el núcleo de mi vagina y lo observo relamer sus labios antes de acercarse y pasar su lengua por mi pico.

una gran ideaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora