capítulo 33

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Desconocido:

- has logrado rastrear al niñato.

Un hombre salió de las sombras, agarro un sobre dejándolo en manos de su superior. El hombre que estaba de rodillas esperando a ser recompensado o conseguir un castigo a manos de su superior.

- ¡no puede ser! - el hombre se tenso y una mano sujeto su barbilla con dureza, no se movió de su lugar.

>>un tanto más rápido no te podías haber movido, que tan difícil es aplastar a esa cucaracha - el sonido de una cachetada resonó en todo el lugar - sal, ven cuando te vuelta a llamar - sin decir alguna palabra se retiró.

Un hombre entro en la habitación con una sonrisa, agarro la cintura de la persona y beso su hombro desnudo.

- que pasa cariño, la rata te está causando problemas nuevamente. Yo me puedo hacer cargo, solo tienes que darme la oportunidad de la duda.

- ¡NO! Eres muy chapucero en tu trabajo, te enviaré en el momento y lugar adecuado. Después de todo hay muchos ojos viendo hacia esa dirección.

- porque no utilizas a alguien cercano, he escuchado que la hija menor es una caprichosa. Quizás.

- eres un genio cariño - dijo sujetándole la barbilla - es por eso que eres mi preferido.

Se escucharon los roces y la caída de ropas al suelo.

Enemigos conspiraban esa noche.

[....]

Mire a los dos niños delante de mi, el principe Hernán veía interrogante a la niña de vestido azul, cabellos platinado y un lazo azul recogiendo los mechones.

- roja, quien es esta niña - dijo con la ceja levantada a su dirección, aún hablando conmigo no le quitaba el ojo de encima.

- perdón por no presentar a mi prima lejana, ella es Diane Keaton y vino a visitarme por mi boda - dije siguiendo nuestro acuerdo - Diane, saluda al principe - los ojos dorados dejaron de ver al interior de la tasa y miraron el niño delante de él.

Dejo la tasa y se levantó para hacer una revencia. Los mechones de cabello caían de forma delicada hacía adelante, su piel aunque fuera blanca le daba una belleza segadora. Parecía un copo de nieve que billaba por el resplandor del sol.

- saludos a el futuro sol del Imperio, es un gusto conocerlo su alteza real - dijo retomando su compostura. Hernán como tono un caballero se levantó y realizó una revencia besando la mano de Dante.

- el gusto es todo mío, nunca había visto una niña en el imperio con semejantes ojos. Me recuerdan a alguien - dijo entrecerrando los ojos a su dirección.


- bola de pelos basta, estás poniendo nerviosa a Diane - la niña que parecía nerviosa alzó una ceja a mi dirección - porque no traemos los dulces.

Las sirvientas colocaron los dulces, sonreí en dirección de la bola de pelos que seguía mirando a Diane con sospecha mientras Dante lo ignoraba olímpicamente.

- entonces, que te trae a visitarme - dije con una sonrisa más falsa que las uñas de la tía Lucrecia, es la hermana de mi padre. Por cierto, espero no volver a verla en mi vida. Aún me quedan traumas y verdaderamente no quiero ni recordar a esa mujer.

Luciana ★18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora