Después de una revolución civil contra la capital de Seul y su gobierno corrupto, la elite Fénix es disuelta. O eso creían, al menos... hasta que quienes creían muertos, resultan estar con vida. Y con ello... con ello, vinieron los problemas.
- Segu...
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-Pasado: 05.03.22-
Lo sucedido despues de la "muerte" de Felix en el capítulo 18.
-Lix, Despierta.
Un jadeo abandono mis labios cuando abrí mis ojos, aquella voz o mejor dicho, susurro retumbando en mi cabeza.
¿Donde estoy?
El miedo invadió mi cuerpo y comence a mirar frenéticamente a mi alrededor. O eso intente si no fuese por el horrendo dolor de cabeza. Iba a levantar mi mano derecha para intentar apaciguar el dolor, pero esta misma, se encontraba bajo una esposa enganchada a la camilla.
¿Camilla?
Estaba en un hospital. Mis ojos finalmente lograron ayudarme a enfocar y mirar de forma correcta a mi alrededor. Ahora que lo notaba también tenía vendas alrededor de varias partes de mi cuerpo y un desgarrador dolor en el pecho, sintiendo como si me hubiesen atravesado.
Ni siquiera el dolor de cabeza se comparaba con aquello.
Un suero en mi otra mano atrapada bajo otras esposas. Heridas en mi cuerpo, dolor... sentía que pesaba toneladas. ¿Que me había sucedido?
Intente recordar, pero aquello fue en vano. La misma frase se repetía sin sentido y lo ultimo que recordaba, era que me encontraba en un club con un basilisco en un escudo, algo ebrio en busca de mi habitación. ¿Que tanto había tomado como para haber terminado allí?
Y aquella frase...
¿Lix? ¿Que es un Lix?
¿Cuantos días habían pasado?
Mi ceño se fruncio cuando tampoco recordé quien era. ¿Mi nombre?
¿Mi ciudad?
¿Mi edad?
Todo parecía como si estuviera perdido con una serie de recuerdos inentendibles.
La puerta de mi habitación se abrió y mis ojos se encontraron con los de un chico de cabello azul. Este se heló por unos segundos y sonrio maliciosamente.-Ya era hora de que te despertarás. Espero que estés listo para hablar... el General esta aquí.
El pánico inundó mi conciencia y sin dudarlo, intente mover mis manos, forcejeando con las esposas.-¿Quien eres?
-El disparo en tu pecho no fue lo suficiente para matarte. Tienes suerte, pero creo que en verdad, en tan solo dias, desearas que aquella bala te hubiese asesinado.
-¿Q-Que?-Trague saliva.
-¿Crees que no te haremos hablar? Necesitamos la infromacion que tengas de tu grupo.-Solto y miro el reloj en la pared suspirando para luego sacar de su bolsillo, una pequeña caja azul, casi del color de su cabello. De alli saco una pildora y la tomo como si de nada se tratase cerrando su ojos, alividado al hacerlo. Nuevamente volvio a mirarme, actuando como si no lo hubiese visto hace unos segundos consumir aquello.-Creí que hablarias y rogarias por tu vida en cuanto te encontramos en los escombros pero resulta que estabas inconsciente y ahora... ¿Crees que voy a creerme este acto tuyo? ¿Que quien soy? Lo sabes muy bien.
