Capítulo 11

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Mi relación con Felix realmente no había cambiado mucho desde que "formalizamos", seguíamos viéndonos cada día al final de su visita, y en mis ratos libres, a veces, comíamos juntos con su madre en la habitación, la señora Lee había estado estable, aun intentando buscar el momento adecuado para explicarle a su hijo por qué no había sido dada de alta todavía.

Aunque Felix no era estúpido, solo era lo suficientemente amable para fingir delante de ella que todo estaba bien, varias veces lo había atrapado distraído mirando a la nada con los ojos vidriosos, creo que también intentaba convencerse de ello él mismo, de que todo estaba bien.

"¿Hay algo mal?", le había preguntado en más de una ocasión, pero él siempre negaba con la cabeza y volvía a sonreír.

Me hacía sentir tremendamente impotente.

El viernes por la tarde salí temprano del trabajo, coincidió con el descanso de Felix y habíamos quedado para comer juntos. Cuando salí a buscarlo lo encontré hablando con Sana en el jardín; no fue mi intención escuchar a escondidas, pero parecía una conversación seria y no quise interrumpir, me quedé detrás de los arbustos esperando el momento indicado para acercarme.

—Ella no... ella no está mejorando, ¿verdad? —preguntó Felix, era obvio que se refería a su madre cuando la voz se le rompió a media oración.

No escuché la respuesta que Sana le dio, pero seguro no había sido una favorable, porque Felix empezó a llorar un tiempo después.

Me alejé en silencio y entré al hospital con las manos en puños escondidas en los bolsillos, sintiéndome profundamente miserable e inútil, no era bueno encontrarme con Felix en ese estado de ánimo, así que fui a la cafetería y me senté un rato para calmarme.

Unos minutos después, con la mente ya despejada, me levanté y ordené dos bebidas para llevar. Cuando salí al jardín, el sol de la tarde comenzaba a caer, Felix estaba sentado en una de las jardineras bajo la luz dorada, se veía pequeño y cansado, tenía algunas semanas que había comenzado a trabajar a tiempo parcial en una tienda de autoservicio, el seguro médico de su madre cubría los gastos de medicamentos y hospitalización, pero no era suficiente para pagar los costos de vivienda y estudios de Felix, por lo que, entre la escuela, el trabajo y las visitas al hospital, Felix no dormía mucho y apenas tenía tiempo para comer.

Mi corazón se estrujó cuando noté los círculos oscuros bajo sus ojos enrojecidos por el reciente llanto, sin embargo, sonrió al verme, como siempre lo hacía.

—Hola —dijo, su voz algo más rasposa de lo habitual, pero con el tono alegre que le caracterizaba.

—Lo siento por hacerte esperar tanto, me surgió algo a última hora —mentí, no sin algo de culpabilidad, y le entregué el vaso de cartón con chocolate caliente que había comprado para él.

Felix lo tomó y la sostuvo con ambas manos, para ser finales de marzo, el clima aún era algo fresco durante la tarde y él solo llevaba una delgada camiseta de mangas largas.

—No te preocupes, entiendo que estás ocupado —murmuró, supe que había algo mal cuando no me miró mientras hablaba, normalmente, le habría preguntado de qué se trataba, pero tenía esta incómoda sensación en el pecho de que, si lo hacía, no me iba a gustar la respuesta que me diera, así que decidí seguir fingiendo que todo estaba bien.

Ya era algo tarde, y la comida terminó convirtiéndose en cena pues conduje algo lejos del hospital para tener un ambiente diferente, Felix estuvo muy callado la mayor parte del camino, mirando por la ventana el poco interesante y monótono paisaje de la ciudad, encendí la radio para llenar el silencio, no me gustaba sentirme así, como si hubiera alguna especie de barrera invisible entre nosotros.

Numb the pain [BL/GL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora