Capítulo 5.

104 18 0
                                    

Haitani pronto descubrió que tal vez había sido una decisión equivocada eso de dejar que su compañero eligiera su destino para esa salida, por alguna razón creía que se decidiría por algún lugar excéntrico y lleno de gente, pero Haruka se fue por una opción mucho más sensible, tal vez un poco más íntima, llevar al rubio a su casa, y a pesar de lo tímido que era Rayan, ese plan no supondría ningún problema de no ser porque parte de la visita a casa incluía comer con el padre de ese chico, quien Haitani seguía pensando, le odiaba.

El camino a la casa de los Shiba fue tranquilo, para Rayan siempre era un placer escuchar a ese chico hablar, en esta ocasión le contaba cómo había terminado su fin de semana tras la reunión y le hablaba de una especie de emprendimiento que tenía con sus amigos para conseguir recursos. La risa de Haru llenaba toda la calle haciendo que Rayan se olvidara de sus nervios.

Pronto llegaron a la casa Shiba, Haruka entró dejando sus cosas en la puerta y a Rayan atrás mientras saludaba a viva voz. Pocos segundos después apareció Mitsuya en el vestíbulo mientras Haitani se encontraba quitándose los zapatos.

— Buenas tardes, señor — dijo timidamente el rubio mientras le sostenía la mirada al mayor quien, como de costumbre, le miraba con frialdad.

— Buena tarde, pasa.

El hombre no dijo más palabras y se apresuró a la zona del comedor donde se encontraba su hijo esperándolo.

Sirvió para los tres y se sentó junto a los dos jóvenes, tenía algo de trabajo para hacer aquella tarde, pero eso podía esperar, quería observar un poco de la interacción de el joven Haitani con su hijo, aunque no había mucho que ver pues el menor era callado y tímido, parecía un poco intimidado por la situación y se limitaba a mirar a Haruka mientras este hablaba y hablaba, apenas ocupándose de respirar.

Había solo una cosa que le preocupaba a Mitsuya respecto a Rayan Haitani y era su mirada, conocía perfectamente esos ojos brillantes que parecían hacerse más grandes al mirar a su hijo, definitivamente ese chico estaba enamorado de su pequeño y la pregunta era si Haruka era consciente de ello, podía ser un joven bastante despistado, pero sentía que era algo tan obvio que hasta Hakkai podría descubrirlo. Ya se lo preguntaría luego, primero se ocuparía de juzgar si ese rubio merecía estar cerca del pequeño Shiba.

El dueño de casa solo esperaba la oportunidad perfecta y la obtuvo cuando su hijo decidió ir a cambiarse porque le parecía incómodo y feo el uniforme de la escuela, tras quedarse solo con el pequeño Haitani, el adulto fue bastante directo con él.

— Te gusta ¿no es así? — lo soltó como si nada en un tono tranquilo, pero muy seco y Rayan inmediatamente dio un pequeño salto en su silla y se sonrojó, mirando hacia la puerta por donde se había ido Haruka.

— Sí señor — No tenía razones para ocultar sus sentimientos, además suponía que estaba siendo demasiado obvio así que no tendría caso mentir, solo esperaba que eso no ocasionara que Haruka se alejara de él.

— ¿y tú a él?

— No lo creo — Rayan suspiró y respiró profundamente antes de seguir respondiendo — se la pasa rodeado de personas mucho más interesantes que yo, seguro si se fijara en alguien no sería en el tipo que a duras penas le responde 2 o 3 palabras cuando están conversando, siento que solo sale conmigo porque es un chico demasiado amable.

— ¿No deberías confiar un poco más en ti mismo? — la respuesta del menor dejó completamente asombrado a Mitsuya quien había sufrido en su juventud con la avasalladora personalidad y autoconvencimiento de los Haitani, sobre todo de Ran, le resultaba extraño que el hijo de alguien tan sumamente confiado resultase tan frágil al contacto social y humano.

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora