Capítulo 4.

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Esa mañana parecía más brillante que de costumbre para Rayan Haitani, se levantó temprano, saludó a sus padres y salió para la escuela con un poco más de ánimo que de costumbre, y la razón era simple, un chico amable con una gran sonrisa que se había fijado en su existencia.

Las primeras horas de clase fueron con normalidad y tranquilidad, y salvo el saludo lejano que se habían dado los dos jóvenes antes de empezar la clase, no habían tenido mayor comunicación y el rubio estaba conforme con eso, al menos sentía que Haruka se percataba de su presencia y eso para él era más que suficiente. El problema llegaba con la clase que acababa de empezar, lenguaje.

El profesor comenzó a dictar la clase con normalidad, explicó el tema por algunos minutos y después comenzó el infierno semanal de Rayan Haitani.

— ¡Haitani! — llamó la atención de repente — ¿Ya terminó su trabajo final?

— No señor, lo empecé, pero aún quedan 3 semanas para la entrega — respondió con desdén.

— Como siempre tan irresponsable como siempre ¿no? — dejó de mirar al joven para continuar hablando a todo el salón — espero que los demás estudiantes sean más conscientes de la importancia del trabajo duro y no se sienten a relajarse como lo hace Haitani, si no quieren terminar siendo una manada de delincuentes.

— Entonces yo seré el mejor delincuente de todos — afirmó sorpresivamente Haruka — al menos Rayan ya empezó su trabajo final — reía mientras hablaba como si se burlara de la situación — Yo ni siquiera he empezado, de todos modos falta mucho tiempo.

El silencio reinó en el salón cuando la mirada del menor Shiba y su profesor se encontraron, lo cierto es que no había razones para castigarlo y aunque el docente solía extralimitarse para hacerle la vida imposible a Haitani; no era tonto, sabía que montársela a alguien como Haruka Shiba podría traerle muchos problemas después, además su tío era un hombre muy influyente en el ministerio de educación, no convenía meterse con esa familia. Bastante molesto, el maestro decidió darles el resto de la hora libre para que trabajaran en su entrega final, mientras él se iba a descansar en la sala de profesores.

Tras la salida del profesor, los chicos del salón se acomodaron en sus grupos de amigos y aunque Rayan planeaba quedarse solo en su puesto el tiempo que quedaba de la hora, decidió que tenía que hacer algo antes de eso.

— Haru... — dijo en voz baja acercándose al chico del cabello color lila, quien se encontraba rodeado por un par de compañeros cuyos nombres eran irrelevantes para el rubio.

— Rayan — sonriendo se acercó a él y le jaló para que se quedara de pie a su lado en medio de los demás jóvenes — No puedo creer la forma como te trata ese profesor, deberíamos darle una lección.

— Eso no tiene sentido, además aunque me odia, nunca me ha dejado perdiendo la materia injustamente, así que prefiero evitar problemas tontos — respondió emulando tranquilidad para poder decir lo que deseaba — En todo caso, quería agradecerte por defenderme.

— No es nada, somos amigos ¿no? y nos cuidamos entre nosotros.

Para Rayan era fascinante la forma como Haruka brillaba al decir cualquier cosa, se le hacía tan adorable que lo único que podía pensar en que cada día lo quería más y más.

Tras terminar las clases, Rayan fue rápidamente a cambiarse el uniforme en uno de los baños de la escuela para salir de allí sin él y aunque esperaba no encontrarse a nadie, Haruka lo esperó en la puerta para despedirse.

— Wow, me gusta la ropa que llevas — no se podía decir que el joven Shiba estuviese gritando, pero ciertamente su tono de voz llamaba la atención — ¿Por qué te cambiaste?

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora