Capítulo 7.

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La amistad de Rayan con Keitaro se había desarrollado bastante rápido, el rubio se sentía confiado junto a él y el chico siempre tenía buenos consejos para darle. Por ello fue el primero a quien quería contarle lo que había sucedido, pero obviamente las cosas no se dieron como él esperaba.

— Hola Rayan, — le abrió al rubio y le invitó a entrar — ¿Te quedarás aquí, no?

— Sí, sí no te molesta, pasaré a mi casa mañana antes de la escuela — fueron a la habitación de Kei y este le lanzó a Rayan algo que pudiera usar para dormir.

El rubio salió de la habitación para cambiarse y lavarse la cara, esperaba ponerse cómodo y luego hablar un largo rato con su amigo pues estaba habido de un buen consejo, regresó a la habitación y fue recibido con una interesante sorpresa.

— No sé qué haya pasado, pero ya tengo a Hana y a tu papá en videollamada, estamos ansiosos por escuchar que sucedió — Keitaro no mentía, tenía prendida su pc y en la pantalla se veía a su padre mientras conducía y la chica Akashi saludándolos con entusiasmo y se podía ver su hermana de fondo ignorando la euforia de la reunión virtual.

— ¿Por qué? — miraba extrañado.

Ran: Porque queremos saber qué pasó, aunque yo conozco la mitad de la historia.

— Ay no. — Rayan pasó la mano por su frente con impaciencia, dándose cuenta de todo el circo que se estaba montando — Un momento — se acercó a la computadora y viendo que todo ello era inevitable hizo lo que debía hacer, llamar también a Rindou porque no le perdonaría que le contara a Ran y no a él.

Cuando estuvieron todos conectados Rayan comenzó con su relato desde el principio, hablando del centro comercial y la comida al atardecer que habían compartido, omitió un poco del contexto de cómo terminaron tan cerca como para que él besara al otro chico, pero una cosa era clara, estaba contento y conflictuado a partes iguales, se sonrojaba al hablar y ese pequeño círculo de confianza no podía hacer más que mirar con dulzura a ese chico que podía ser el más rudo del universo durante todo el día, pero se derretía pensando en un pequeño chico de cabellos lilas y mirada alegre.

Rindou: La verdad me sorprende que sigas vivo considerando que es hijo de Takashi.

Hana: Qué tiernos, será divertido verlos mañana en la escuela (sonó un toque en la puerta de su habitación). Adelante.

Haruchiyo: ¿Siguen despiertas? Mañana será una odisea levantarlas para ir a la escuela.... ¿Eh? ¿Qué haces? (se acercó a la pantalla con seriedad) Nada bueno puede salir de una llamada en la que estén los Haitani a esta hora.

Keitaro: Hola tío, es que estábamos solucionando los problemas sentimentales de Rayan.

Haruchiyo: Estoy seguro que estará bien si esperan el consejo de mi niña hasta mañana. Despídete, princesa.

Hana: Ni modo, Hasta pronto Rayan, te dejo en manos de Kei. Hasta luego a todos.

Haruchiyo: Adiós.

Dicho esto el albino apagó la computadora de su hija y posteriormente los hermanos Haitani se despidieron y también cortaron dejando a Rayan con su mejor amigo para hablar un poco más.

— ¿Crees que de verdad esté bien? — preguntó el rubio arrojándose al colchón en que dormiría.

— ¿Qué es lo que tanto te preocupa?

— Es solo que siento que me apresuré y fui molesto, a mí me molestaría que alguien me besara así de repente.

— ¿y si fuera él?

— ¿Eh?

— Si no fuera alguien sino que fuera Haruka ¿te molestaría? — explicó Kei.

— Por supuesto que no.

— Entonces es lo mismo con él, no le molesta porque eres tú Ry y aunque haya sido inesperado, para él estaba bien porque fuiste tú.

— Supongo que sí — suspiró y miró al piso, aún se sentía culpable por el encuentro con esos hombres y creía que todo había sido resultado de la adrenalina, no se arrepentía de haberlo besado, solo sentía que no había sido el mejor momento para ello y no quería que Haru le malinterpretara.

— ¿Hablarás con él al respecto? — preguntó luego dar un tiempo a su amigo para pensar.

— ¿Debería?

— Creo que lo mejor que puedes hacer es esperar a que el ponga el tema, a menos que haya algo en específico que te esté afectando al respecto.

— No es que haya algo en específico, solo que no me gustaría que quedara en el aire... Sabes que suelo guardarme muchas cosas y en eso Haru es exactamente igual a mí, y no quiero que se nos vaya la vida sin decirnos nada.

Keitaro no sabía que decirle al conflictuado rubio, parecía atrapado en un laberinto sin salida y sus cuestionamientos sólo podían resolverse en un lugar: su propia mente. Pronto cambiaron de tema y se quedaron dormidos. 

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora