Capítulo 16.

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Rindou Haitani se dio cuenta que había sido un error no preguntar la noche anterior a su hijo respecto a su trabajo; tras verlo llegar golpeado y acompañado, pues ahora, plenas 7 de la mañana, tenía al oficial Naoto esperando a Rayan con una expresión de enojo mucho más seria e intimidante que las veces anteriores que había visto al policía y para colmo también se veía golpeado.

El rubio escuchó la llegada de Naoto y asegurándose de no despertar a Haruka, de escabulló hasta la sala principal para dar la cara respecto a sus acciones del día anterior.

— Buenos días — dijo al llegar a la estancia mirando fijamente al oficial.

El silencio reinó en el apartamento y el menor siguió avanzando hasta encontrarse cara a cara con su invitado, justo frente a él suspiró fuertemente y continuó hablando.

— Me disculpo, no con el oficial de la Ley que eres, sino contigo: Naoto, mi padrino, ex-vecino y amigo cercano, pido perdón por golpearte y haber huido... En cuanto a la legalidad del asunto — volvió a suspirar — estoy preparado para asumir la responsabilidad por mis acciones.

— ¿Cómo está Haruka? — preguntó el azabache desviando la mirada a Rindou, quien solo se encontraba como observador a una distancia prudente.

— Está dormido y golpeado, y ciertamente no tenía porque estar allí anoche, pero es mejor si puede mantenerse fuera de todo esto.

— Puedo aceptar tu disculpa Rayan y por supuesto habrá consecuencias por lo ocurrido, pero no puedo simplemente dejar pasar que él estuviera allí también, aunque sea tu novio y mi sobrino.

— ¿Debería llamar a mi papá? — preguntó adormilado Haruka apareciendo de repente en en lugar.

— Viene Mitsuya en camino, le llamé a Hakkai mientras venía, pero no le conseguí despierto.

— Siéntate — ordenó Rindou al pequeño Shiba mientras tomaba su maletín de primeros auxilios.

Haruka obedeció y pronto Rayan y Naoto se sentaron también mientras Rin se encargaba de las heridas en el rostro de Shiba, esperando así evitarle algunos problemas adicionales que pudiera tener con su padre. No conocía el contexto de la situación y solo podía pensar en su hijo arrastrando a su novio a sus muchas actividades delictivas.

— ¿Entonces qué pasará ahora? — Rayan no aguantaba el silencio y sólo moría por salir de la incertidumbre de su situación.

— Estuve trabajando toda la noche para arreglar la situación de ambos, pues son casos diferentes. — Naoto sacó un par de documentos de su maleta — Lo tuyo es reiterativo, aún ignorando los cargos por agresión a la fuerza pública, por lo que volverás a la libertad condicional los próximos tres meses y de verdad espero que esta vez sirva de algo — cambió el documento que miraba y pasó a ver a Haruka — Tú, en cambio, es tú primer cargo, pero es un poco más grave por tratarse de apuestas clandestinas sumadas a que eres un menor de edad, pero pude arreglar que fuera solo una advertencia y una multa, solo espero que te tomes muy en serio esta advertencia. — el tono del mayor era entre fraternal y enojado, un regaño cargado de cariño por ambos chicos que sabía no eran malos, solo un poco caóticos.

— ¿Tú serás mi oficial de libertad condicional? —  murmuró Rayan.

— Por supuesto ¿Quién más podría serlo? — Naoto acarició la cabeza del rubio y por primera vez esa mañana, le sonrió. No podía estar enojado con por mucho tiempo y todo lo que hacía, lo hacía por su bien.

Poco tiempo después de que Rindou terminó de curar a Haruka, se dispuso a hacer lo mismo con su hijo, pero fui interrumpido por el sonido de la puerta anunciando la llegada de un esperado invitado: Takashi.

Al cruzar la puerta, el del pelo lila se veía molesto a muy poco de explotar, pero se contenía mientras miraba con total desaprobación a su hijo.

— Naoto.

— Mitsuya.

Un agravante de toda la situación era el hecho de que ese par de concuños se llevaban realmente mal, no era exagerado decir que apenas se soportaban el uno al otro.

El oficial Naoto extendió el documento con los cargos, la advertencia y la multa, rápidamente fueron recibidos y Takashi se dispuso a ojearlos mientras evitaba mirar a su hijo, concentrándose en Rayan.

Pasados un par de minutos; tras una conversación silenciosa entre los adultos de la sala, hecha por medio de gestos y movimientos de cabeza, Naoto se despidió, recordando a Rayan que debía ir a presentarse a comisaría ese día, preferiblemente en su turno que acababa en un par de horas.

Cuando estuvieron solo los novios y sus padres, Takashi procedió a hablar.

— Sobre esto — agitó los documentos — hablaremos después, igual Tachibana me explicó que estaba solucionado, pero hay un tema que me intriga y que debo preguntar con mayor urgencia. Haitani — miró a Rindou — ¿Dónde durmió mi hijo anoche?

— En la cama del mío — se acomodó al lado de Takashi y ambos miraron con gravedad a la pareja.

— No pasó nada, Takashi, solo llegamos a dormir, no tenía ganas ni energía siquiera para besarlo.

Rayan sonrojado solo miraba la escena, pues apenas se estaba haciendo consciente de que había pasado la noche durmiendo al lado de su ser amado.

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora