Capítulo 14.

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Nota: Es un capítulo mega corto porque espero subir el siguiente pronto y ese estará un poco más lleno de acción. Además he estado trabajando en un capítulo especial y quiero terminar ese primero. Un abrazo. 

— Sabe... Este es un lugar bastante extraño para verse con el niñero de sus hijos ¿no lo cree? — dijo Rayan sentándose sobre una pila de neumáticos que había en el deshuesadero donde le había citado el mayor.

— Bueno es que va perfecto con lo que tengo para decirte.

— ¿Pasó algo? — preguntó mirando con desconfianza

— No exactamente, aunque me ocupé de tus problemas con "aquellas personas".

— ¿Cómo?

— Hablé con ellos para que no vuelvan a acercarse a ti, ni ellos, ni nadie — rió macabramente.

— ¿Por? — aunque le extraño la afirmación y actitud del mayor, en realidad le daba algo de alivio sentir que podría salir del mundo de la delincuencia.

— Porque requiero quisiera contratarte para ayudar con un negocio en el que estoy trabajando.

— Vaya...— el rubio no pudo evitar soltar un suspiro decepcionado — y yo que pensé que era su mera pretensión de sacarme de ese mundillo.

— No hago ese tipo de buenas obras, niño.

— Sí, ya me lo imaginaba ¿Entonces?

— Tengo un trabajo mejor para ti, menos frecuente y menos peligroso, pero perfecto para alguien como tú.

— ¿Y cómo se supone que soy yo? — preguntó extrañado Haitani.

— Eres un buen chico con bastantes talentos de chico malo.

— Eso suena a una pésima combinación, sinceramente. — Rayan hizo una seña para que Shuji le diera un cigarro y lo prendió mientras miraba al cielo — ¿Qué tipo de trabajo es?

— Eventualmente mi organización planea encuentros clandestinos de poker, sería un trabajo de guarda de seguridad. Revisar que no lleguen armados y en caso de una redada sacar a nuestros peces gordos del lugar por las rutas de escape.

— Suena bastante simple.

— Es muy simple, cualquiera podría hacerlo y tú eres bastante confiable, te aseguraré un buen pago y no se te cruzará jamás con tu trabajo con los niños.

— ¿El señor Kisaki sabe de esto? — preguntó el rubio

— Por supuesto que no, me mataría si supiera que ando haciendo estos negocios contigo.

— Esa debería ser mi señal de alerta para no hacer — suspiró mientras dejaba salir el humo de su boca — pero en realidad quiero intentarlo ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Sonriendo ambos hombres se dieron la mano cerrando el trato, aunque más temprano que tarde Rayan descubriría qué tan mala había sido su decisión. 

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora