¡Hogar dulce hogar!

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—¿Hay algo más que deba tener en cuenta? —Midoriya estaba metido de lleno en su libreta. Apretaba la punta del lapicero contra su labio inferior mientras la enfermera lo observaba embelesada.

—Creo que es todo por ahora héroe Deku. Aún faltan unos últimos análisis, pero los resultados estarán listos dentro de un par de días, mientras tanto el paciente Bakugou puede terminar el tratamiento en casa.

—Entiendo, le agradezco su ayuda. —Midoriya hizo un par de anotaciones más y luego se retiró dando una pequeña reverencia.

Revisó todos sus apuntes, Kacchan tendría que estar bajo medicación por al menos 3 semanas y los cuidados sobre sus heridas eran bastante extensos. Debía encargarse de que el área estuviese siempre desinfectada y de que los vendajes fueran funcionales. Volvió a repasar todo en su cabeza y cuando estuvo seguro de que no pasaba nada por alto se sintió un poco más tranquilo.

Fue hasta la máquina expendedora y presionó el botón del Mokka. Exhaló con lentitud. ¿Cómo se suponía que haría esto? No estaba muy seguro de cómo actuar frente a Kacchan. Era evidente que se dejó llevar por completo. Dios, ¿Qué había pasado con eso de ser prudente? Quería golpear su cabeza contra la máquina expendedora. Tomó el café achocolatado y se reconfortó con su sabor. No podía seguir huyendo del pasado, a fin de cuentas él mismo se había colocado en esa situación, incluso mucho antes de que el cenizo resultara herido. También estaban aquellos recuerdos que volvían una y otra vez a su cabeza, tenía que averiguar que había sido todo eso y si se seguía comportando como un cobarde no obtendría las respuestas que tanto ansiaba.

Luego de encargarse de todo el papeleo del hospital, el alta ya estaba lista. Sabía que Todoroki había estado alimentando a su gato y que al menos el departamento no debía estar desatendido si alguien tan meticuloso como Shoto lo había estado cuidando. Probablemente, tendría que comprar algunas cosas y surtir la despensa. No era muy bueno cocinando, Todoroki siempre se quedaba en su departamento los fines de semana con la excusa de prepararle algo apropiado y nunca perdía la oportunidad de regañarlo por basar su alimentación en productos congelados. Se sacudió esos pensamientos, Kacchan necesitaba una alimentación balanceada y rica en nutrientes y él tendría que hacer un esfuerzo por proporcionársela.

Bien, ya tenía un plan de acción. Caminó hacia la habitación, pero su corazón estaba demasiado acelerado. Sus pensamientos iban y venían como un torbellino.

"¿Ahg? ¿Qué mierda te hizo creer que yo...?"

Su respiración se entrecortó. «¡No!» se repitió a sí mismo y empujó ese recuerdo de vuelta al fondo de su mente. Trató de tomar la mayor cantidad posible de aire, todo estaba bien, solo debía tranquilizarse. Necesitó un par de minutos para conseguirlo, luego tomó el poquito de valor que le quedaba y cuando su respiración estuvo más estable, abrió la puerta de la habitación tratando de convencerse de que no existían motivos para sentir miedo. Kacchan ya no era esa persona, estas últimas semanas lo habían demostrado.

"Mientras me quieras a tu lado allí estaré, Deku" se aferraría a eso, a la posibilidad de arreglar las cosas, al menos quería intentar recobrar su fracturada amistad.

—¿Kacchan? —Bakugou estaba sentado en la cama, su vista fija en la ventana como si estuviese perdido en sus propios pensamientos—. ¿Está todo bien? —alzó un poco más la voz para que el rubio lo notara.

Bakugou volteó.

—Sí, estaba... Pensando —terminó de decir. Midoriya avanzó hacia él, sentándose a un lado de la cama.

—Ya me encargué de todo, podemos irnos esta tarde. —Sus dedos se movieron un poco nerviosos—. También debo hacer algunas compras, nos detendremos en el supermercado, puedes esperarme en el auto, no tardaré mucho.

¡Kacchan! [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora