Advertencia: advierto que este fanfic contiene temas bastantes subidos de tono y explícitos, así que les pido que se hagan responsables de sus acciones. Leer bajo su propio riesgo.
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"Querido diario:
Papá volvió a encontrarme. Prometí que le obedecería desde aquella última ocasión en la que entre sin permiso a su habitación y tomé prestadas algunas de sus cosas.
Pero no puedo detenerme. Porque no quiero hacerlo y Mads no lo comprende. Es por ello que lo repudio con todo mi ser: estoy enfermando por su culpa...
Sí tan sólo no me hubiera adoptado.
He deseado cientos de veces que mi corazón no perjudicará a mi cabeza y sufriera de aquello a lo que le suelen llamar problemas paternales, pero D., Mads es el diablo mismo y yo, su fruto prohibido.
Me pregunto si alguna vez lograra no sólo dejarlo varado en el paraíso... si alguna vez lo tocará.
Pero todo fue la culpa de ambos y soy la única que se está responsabilizando. Todo comenzó a empeorar para mi durante aquella noche.
No fui capaz de contarlo por temor a él, a mi y a mis sentimientos, angustia a que me gustara. Pero todo fue en vano, terminé por ceder aquella vez cuando papá sufrió una rabieta como nunca antes en contra mío y por una pequeñez.
Como si no me hubiera visto desnuda.
¿Qué lo habrá puesto de tan mal humor? Aún intento descifrarlo.
Pero él lo sabía y aún así se atrevió a tratarme de aquella terrible manera, a observarme como si sólo fuese una mascota más y dejé a luz mi debilidad por él. Entonces papá no volvió a comportarse del mismo modo y yo, caí en su juego.
Porque papá siempre está jugando al cazador y la presa.
Mads, querido Mikkelsen: tengo problemas. Me pregunto si soy demasiado obvia para ti.
D., lamento darte mis problemas paternales, pero ya no lo soporto. A veces quisiera huir de casa, pero siempre me acobardo a dejarlo.
Porque sé que no habrá nadie como él. Me estoy rindiendo.
Deséame suerte D., espero lograr algún día repudiarlo o siquiera, amarlo.
Atentamente: ______".
Y aunque aquella vez no fue la última en la que era atrapada en algo, por quinta vez en mi vida sentí que la sangre se me congelaba y la respiración se me atascaba.
Sin duda estaba en serios problemas.
—¿Qué tienes ahí, ______? —La voz de papá resuena al pie de la entrada de mi habitación.
Viré a verle asustada.
—Papá.
Su expresión me recordó aquella noche, la de hacia un mes para ser exactos.
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Nota: advierto que los capítulos siguientes contendrán situaciones "daddy issues", Les iré explicando cómo va la cosa.
El hecho de que le diga "papá", no significa que realmente lo sea.
