𝐈𝐈𝐈: 𝐭𝐫𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚𝐬 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 & 𝐃.

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"Querido diario:

Ha pasado una semana desde que papá y yo tuvimos aquel altercado. Ninguno de los dos ha intentado conversarlo o sacarlo a colación, simplemente hemos ignorado que aquello sucedió.

Pero desde qué pasó, no he sido capaz de mirar del mismo modo a Mads. He notado cosas de las cuales antes no me percataba o cuando se trata de aquellas pequeñeces que hacía mucho tiempo me di cuenta pero que ya no les tomaba tanta importancia, finalmente han vuelto a resurgir de una manera aún más remarcada e intrigante para mi.

Comienzo a asustarme.

Mads: ¿qué me está sucediendo? ¿Qué me has hecho?

D., admito que estoy ansiosa y no puedo dejar de pensarlo en cualquier parte. En la escuela, junto a Beckett, corriendo, en la ducha y en el peor lugar, en la cama.

A veces paso horas pensando en él y su refinamiento, su elegancia, su amor por hacer las cosas correctamente, por practicar el bien, en su minuciosa tarea de deslizar su grande mano por mi cabellera mientras leemos juntos en el sofá de la biblioteca de la casa. En aquella mirada que me dirige cada que bajo de su auto y sin despedirme como solíamos hacerlo.

Antes se dibujaba una sonrisa en mi rostro mientras me despedía de él y le decía que lo veía en unas horas en la casa y le obsequiaba un beso.

Ahora sólo soy capaz de esperar a que Mads sea el quien se encargue de despedirse. Sintiendo una terrible necesidad de ser yo quien se abalancé hacia él y le bese, pero me avergüenza y me atemoriza que sea capaz de escuchar el pulso de mi corazón, aún cuando sé que esto es imposible.

Estoy paranoica.

Pero algo me dice que ya no es lo mismo y lo peor del asunto es que no sé si deseo a que regrese a ser lo mismo.

D., ahora mismo eres en lo único en lo que confío, ya no soy capaz de confiar en mí, mis emociones y pensamientos. Y ahora más que nunca necesito deshacerme de esto que cargo en ti, porque nunca he sido muy buena sobrellevando demasiadas cosas.

Mads lo sabe y aunque han pasado diez años desde que mis verdaderos padres fallecieron a causa de aquel accidente y quedé sólo seis meses con mi abuela y su tutoría, mi vida no pudo evitar involucrarse con la de Mikkelsen, creyendo que todo podría estar bien y que de verdad papá era mi confidente, pero nunca me atreví a contarle todo y quiero creer que es porque nunca tuve el valor y no por que era cuestión de acciones para que mi percepción de él, cambiara.

Suspiré con pesadumbre al escribir la última línea de mi diario, teniendo muy en cuenta que aunque aún no finalizara mi día, no sería capaz de soportar aún más de lo que ya me atormentaba.

Escuché tres suaves toques en la puerta, escondí el diario debajo de mi almohada y tomé mi celular rápidamente.

—Adelante, pa —Observé la puerta ser abierta.

El imponente cuerpo de Mikkelsen apareció victorioso a nivel de mi marco de la puerta.

—¿No interrumpo?

Negué y me senté en la orilla de la cama, Mads pasó y se dirigió a un lado mío.

—Estuve pensando, hija —Traga sutilmente saliva, aparté mi mechón de mi rostro y le observé — Hay en unas horas una reunión de la empresa y hace mucho que no te vas a dar una vuelta por el lugar, únicamente será una cena. Me preguntaba si quisieras acompañarme — Lleva su mano a mi rostro, quitando del otro lado el cabello que se había deslizado de mi coleta mal hecha y lo atoró con mi oreja.

「𝐌𝐲 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐈𝐬𝐬𝐮𝐞𝐬」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora