cinco.

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(editado)

Quackity siempre abandonaba cualquier cosa por Rubius, no importaba qué tan importante fuera lo que estaba haciendo. Lo dejaría todo con tal de estar con su amigo.

Era más que claro que Rubius era la prioridad de Quackity. No le importaba traicionar a sus amigos por una tarde divertida con el mayor, aún sabiendo que él sería el más afectado por las acciones de ambos. Sin embargo, pensaba que valía completamente la pena.

No importaban las consecuencias que vinieran después, ni qué tan graves fueran. Ni siquiera le importaba si Rubius lo culpaba por algo que no hizo. Nada le importaba si se trataba de Rubius. Quackity lo quería, pero no era sano.

Rubius ni siquiera lo miraba de la misma manera. Solo veía a su mejor amigo en quien podía confiar a pesar de todo y el lo sabía. Aunque el menor no lo quisiera admitir, sabía que sus sentimientos hacía Rubius no iban de manera amistosa. Aceptaba cualquier cosa que le pidiera con la esperanza de que Rubius lo mirará diferente, con otro tipo de cariño. No quería esa mirada de amistad; quería que lo amará.

¿Pedía demasiado? Rubius había sido el único que lo integró cuando apareció en el pueblo de Karmaland, desorientado y asustado. Todavía recordaba cómo el más alto lo calmaba con pequeñas caricias llenas de intriga en sus alas de pato. Era adorable.

Los sentimientos de Quackity eran confusos, pero también sinceros y sobrepasan lo que se considera sano.

Por otro lado.

Rubius lo quería, lo quería mucho, pero no de la misma manera. Él lo sabía, sabía porqué Quackity hacía cualquier cosa por él. Sin embargo, no iba a aceptarlo, no quería lastimar al menor. No soportaría estar peleados o algo similar. Quackity era lo que le animaba el día. Pero Rubius no controla su corazón; él y hasta el mismo Quackity sabían que su corazón le pertenecía a Vegetta. Por más que quisiera olvidarlo y concentrarse solo en Quackity, no podría; uno no controla a quien ama.

¿Que si había intentado olvidar a Vegetta? Claro que lo había intentado, pero su manera tan comprensiva de tratar a los demás, su voz, su mirada frágil y su forma de ser lo hacían muy difícil. Las noches en que Vegetta se molestaba con él por algún delito no podía aguantarlas. Por eso preferiría culpar al más pequeño, pidiéndole disculpas más tarde, sabiendo que lo perdonaría y actuarían como si nada hubiera pasado.

Vegetta era más importante que cualquier otra persona. Su prioridad más grande. No le importaba a quién tendría que lastimar con tal de estar con él.

Quackity entendía por qué el rubio se había enamorado de Vegetta. Él era tan amable, tan comprensivo con las personas, casi nunca era grosero y trataba de arreglar todo de una manera justa, buscando que todos estuvieran cómodos y se sintieran queridos.

Vegetta era todo lo que alguien buscaría, Vegetta era todo lo que Rubius buscaba. No buscaba a alguien como Quackity. ¿Qué tenía él? Nada bueno.

Solo buscaba problemas, era un grosero de primera y no podía estar quieto en un lugar, era una molestia para todos.

Sabía que no solo era el único que pensaba eso, incluso cuando se encontraba con los demás integrantes sentía que no encajaba.

Quackity podía pensar noches enteras sobre cómo cambiar. No quería seguir siendo así; quería ser como Vegetta. Quizá si fuera más alto, menos grosero, más flaco, menos hiperactivo y más amable, Rubius se fijaría en él, ¿no?

together? →「rubckity」¡ 𝗖𝗢𝗥𝗥𝗜𝗚𝗜𝗘𝗡𝗗𝗢!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora