Capítulo 5 (Parte 1)

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- Necesito tres cafés americanos con hielo para la mesa ocho.

- Lo que necesitas es tomarte un descanso. -miro a Jamie.

- Estoy bien. -Jamie entrecierra los ojos- De verdad. -insisto.

- Kaisha, llevas cuatro días haciendo turnos dobles, hasta superman necesitaría un descanso. ¿Por qué no te vas a casa y descansas? -sonrío.

- Agradezco tu amabilidad pero como te he dicho antes, estoy estupendamente.

Cojo los tres vasos de café americano con hielo y me dirijo a la mesa de los comensales antes de dejar que Jamie siga diciéndome que sería mejor que me fuese. Después de trabajar aquí durante al menos dos semanas, puedo decir que soy una experta en llevar bandejas y no es por echarme flores, pero es la verdad. Desde hace mucho tiempo no me sentía en casa como me siento ahora y podría decir que me siento hasta feliz.

Cuando dejo la bebida en frente de las tres chicas, estas me lo agradecen con una gran sonrisa, algo que me hace sonreír aún más, algo bueno de este trabajo es despachar a gente tan amable que te agradece con una sonrisa. Aunque la gente diga que ser camarera es el peor trabajo del mundo, para mí es un salvoconducto, es un escape de mi vida que me da libertad y felicidad, aunque no voy a mentir que es muy cansado pero eso se compensa con las grandes sonrisas que me dedica la gente.

Vuelvo a la barra para apoyar a Jamie porque aunque sea jueves, esto está más lleno que el viernes pasado y cabe decir que hay más chicas que chicos y estoy segura de que eso se debe a Luca. He comprobado que cuando le toca trabajar a él, el Sunshine se abarrota de chicas adolescentes y no tan adolescentes he de admitir, el 98% de las chicas presentes, susurran mientras ríen cuando le miran y no sé si Luca se da cuenta de ello pero no lo hace notar, algo que le hace parecer muy profesional.

- Reina. -suspiro hondo cuando le escucho.

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que me dejes de llamar así? -me giro lo más seria que puedo hacia Luca.

- Hasta que te canses porque seguiré llamándote así, reina. -su tono no es nada burlón, al contrario, es educado y serio.

- ¿Podrías por favor llamarme Kaisha? O Kai. -me mira durante varios segundos.

- No.

- ¿Por qué?

- Porque sería una falta de respeto. -no puedo evitar que se me escape una risotada.

- Venga ya Luca, tienes dos años más que yo, somos compañeros de trabajo. Llámame Kai. -niega con la cabeza- Dios mío.

- Jamie me ha dicho que puedes irte, queda una hora para que cerremos y nosotros podemos ocuparnos de esto. -entrecierro los ojos- Deberías ir a casa a descansar, llevas doce horas seguidas trabajando.

- He descansado para comer. -sonrío.

- Vete y descansa. -asiento.

Jamie ha mandado a Luca porque sabe que ante él no puedo negarme ya que no tiene el mismo carácter que ella mientras que ella es dulce y flexible, Luca es estricto, serio y convincente. Estoy cien por cien segura de que si le digo a Luca que estoy bien y que no me voy a mi casa me cogería en brazos y me llevaría a rastras hasta la puerta de mi casa y la verdad es que es algo que no quiero comprobar, por lo que dejo la bandeja en sus manos y me voy hacia el vestuario sin antes mandarle una mirada de aviso a Jamie, la cual sonríe inocentemente. Cuando estoy dentro del vestuario y compruebo que no hay nadie, me cambio de camiseta, cojo mi mochila y salgo.

- ¡Kaisha! -me paro en seco- Mañana no vengas, es tu día libre.

- ¿Y eso?

- Porque lo necesitas y no voy a aceptar un no por respuesta. O te coges el día libre o te despido.

- Está bien. -Jamie sonríe victoriosa- Nos vemos el sábado pues.

- Hasta el sábado.

Cuando salgo del bar, miro a ambos lados de la calle en busca de la melena rubia de Cassidy, la cual se encuentra apoyada en su trasto mientras mira el móvil. Me acerco a ella lo más silenciosamente que puedo, pero no consigo asustarla porque cuando estoy a seis pasos de ella levanta la vista de su móvil para mirarme.

- Aunque sigas intentándolo, nunca vas a conseguir asustarme.

- Algún día lo lograré.

- Lo estaré esperando.

Entrecierro los ojos de manera desafiante antes de rodear el coche y montarme en él. Siempre que no coincido con ella en los turnos, me lleva y me va a buscar, algo que realmente agradezco porque después de tantas horas no me apetece ni lo más mínimo tener que coger el autobús. Aunque preferiría coger el transporte público antes de que viniese mi hermana, desde aquel incidente cuando le dije que estaba harta de que me controlase, nuestra relación se ha enfriado un poco, seguimos hablándonos y esas cosas pero algo ha cambiado, lo noto.

No tardamos ni diez minutos en llegar y cuando lo hacemos entramos en casa. Cassidy se va al salón para ver la tele mientras que yo me voy directa al baño, necesito una ducha ahora mismo y no solo porque empiece a oler a humano sino también porque mis músculos agarrotados lo van a agradecer. Cojo la ropa que siempre me pongo para estar por casa, unos pantalones negros y una camiseta de manga corta con dibujos de las Monster high. No tardo ni quince minutos en ducharme y cuando ya estoy, tiro la ropa sucia en el cesto y salgo hacia el salón donde me encuentro con Cassi tumbada en el sofá con una pierna encima del reposacabezas y la otra casi en el suelo, no sé cómo puede estar cómoda en esa posición.

Cuando me ve, se sienta corriendo para dejarme un hueco, algo que agradezco dejándome caer completamente en el sofá. Después de la ducha todos mis músculos se han convertido en masa floja que parece no pertenecer a mi cuerpo, estoy demasiado cansada hasta incluso para respirar.

- Sigo pensando que estás loca. -miro de reojo a mi amiga- No entiendo como haces tantas horas en el trabajo.

- Puede que tengas razón, pero cuando trabajo allí me siento libre, no sé. -niego con la cabeza- ¿Tú sabes por qué Luca me llama reina?

- ¿Reina? -pregunta de vuelta.

- Sí, cada vez que me ve o me va a decir algo me llama reina y por más que le digo que me deje de llamar así me dice que no, que sería una falta de respeto. Pero no me llama reina como si intentara ligar conmigo, creo que lo dice en serio, no sé... -giro la cabeza hacia Cassidy- ¿Le pasa algo?

- Quien sabe, nadie puede ser tan guapo y estar bien psicológicamente. -ambas nos reímos- ¿Y si le obligas?

- ¿Cómo?

- No sé, dile algo como: Te ordeno que dejes de llamarme reina. -la miro raro, como si hubiera dicho algo en otro idioma- No tengo ni idea.

- Lo intentaré.

- Deberías. -Cassidy vuelve la vista a la tele- Voy a preparar algo, me muero de hambre. -dice antes de levantarse.

No sé cuanto tiempo tarda en hacer lo que quiera hacer porque yo no tardo ni veinte segundos en cerrar los ojos y dejarme llevar por la más profunda oscuridad. 

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