Capítulo 3

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Al terminar las clases, como no vi a Cassidy por ninguna parte decidí buscar a Cole, al menos iba a ser mucho más fácil de encontrar y así fue, no me resulto muy complicado encontrarle y en pedirle que me acercase a casa. Al principio le costó un poco aceptar pero acabó cediendo como siempre.

En mi camino a casa decidí enviarle un mensaje a Cassy para que no me esperase y que no me buscara.

Me he ido con Cole, nos vemos en casa.

No obtuve ninguna respuesta así que metí el móvil en el bolsillo de la mochila y me olvidé completamente de él.

Desde entonces han pasado exactamente dos horas y hace una hora que se ha ido Cole, no tengo noticias de mi amiga ni tampoco de mi hermana y eso me parece tremendamente extraño. Empiezo a tirarme de los pelos pensando en que algo malo les ha podido pasar y empiezo a pensar en qué hacer, voy a coger el móvil cuando escucho la puerta de la entrada cerrarse. Salgo corriendo hacia la entrada y me encuentro con mi amiga y su estúpida sonrisa.

Sin pensarlo dos veces salgo corriendo hacia ella, al principio parece asustada cuando la abrazo pero a los segundos se relaja y me devuelve el abrazo. No puedo evitar que se me escapen algunas lágrimas y Cassidy parece notarlo porque me abraza con más fuerza. Pasamos así un rato, hasta que se me empieza a pasar y consigo soltarla. La mirada de mi amiga denota preocupación.

- ¿Acaso sabes lo asustada que estaba? -le pregunto llorando- Al no verte en la salida y al no contestar mis mensajes pensaba que te habían raptado, pensé que el chico ese te había hecho algo malo. -mi amiga ahora parece confundida.

- ¿Qué chico?

- Aquel chico con el que estabas discutiendo en el pasillo al acabar el descanso. -Cassidy abre los ojos de par en par.

- ¿Nos viste? -asiento.

- ¿Quién era? -me limpio con la mano las últimas lágrimas de la cara. Al principio tarda un poco y cas parece que me va a cambiar de tema de conversación pero para mi sorpresa me responde.

       - ¿Te acuerdas de mi amiga Peige? ¿Aquella que se mudó hace unos meses? -asiento- Pues era su exnovio, él quería que yo le diese su dirección y su número porque quería contarle la verdad. -hace una pausa para mirarme- La engañó con otra y quería explicárselo pero a mi no me parece buena idea. -se encoje de hombros.

Al principio me cuesta un poco creerla, pero la verdad es que, por más que lo pienso todo lo que escuché tiene sentido, el hecho de que mi amiga dijese que debería saberlo cuando estuviera preparada tiene sentido, ¿quién querría saber la verdad cuando aún se tiene una herida abierta? Decido creerla.

- ¿Me has estado evitando? Desde que hemos llegado esta mañana al instituto no he conseguido dar contigo.

- No te he estado evitando, solo estaba nerviosa porque el chico ese, Dylan, me había escrito desde por la mañana. -hace que tiene un escalofrío- Ese chico me da mala espina. -sonríe y va directa a la cocina.

No me hace falta seguirla para saber que ha cogido la bolsa de rosquillas que compra mi hermana en nuestra panadería favorita. Sin yo decirla nada, se acomoda en el sillón y como siempre coge el mando de la televisión pero esta vez, en vez de poner los canales por cable, decide poner Netflix. Me siento a su lado y le cojo una de las rosquillas de la bolsa, le doy un mordisco y juro que me derrito de lo buena que está. Desde que tengo uso de razón, mi hermana siempre me ha llevado a la panadería de la señora Frishman, es una señora bastante dulce que lleva años en el mundo de la repostería y juro por mi vida que jamás, ni en todos los universos posibles, habrá nadie que se le acerque ni siquiera un poco a conseguir el exquisito sabor que tienen sus dulces. La señora Frishman es única en el mundo.

- ¿Has visto alguna vez Teen Wolf? -miro a mi amiga.

- ¿Esa serie de fantasía? -Cassidy asiente- No, la verdad es que no.

- ¿Quieres verla? -me encojo de hombros porque sé que aunque me niegue, si ella quiere verla, la verá diga yo lo que diga.

Después de varios capítulos, o más bien, después de siete capítulos y de una bolsa entera de rosquillas, ambas decidimos llamar al restaurante chino que hace esquina en la calle de enfrente, para pedir la cena. Tardan menos de veinte minutos en traer la comida y cuando lo hacen, mientras yo abro todos los tappers, mi amiga pone la mesa. Como yo apenas tengo hambre me dedico a mantener la vista fija en la televisión para mantener el hilo de la trama, algo que me parece un poco bastante complicado estar atenta cuando mi amiga no para de hacer comentarios a medida que se desarrollan los capítulos, es algo exasperante.

- Menuda chorrada, eso me parece un insulto. -miro a mi amiga.

- El qué, ¿el hecho de que el chico esté encadenado o que tenga esas pintas cuando se "transforma"? -hago las comillas con las manos.

- Ambas. -Cassy deja el tenedor en el plato y me mira- Venga ya, ¿cómo es posible que no pueda romper esas cadenas? Es simplemente hierro, con la fuerza que tiene podría romperlas hasta pestañeando. -hace una pausa- Y encima dicen que los hombres lobo son así cuando se transforman, son horrendos, no se acerca ni a lo mínimo a la realidad. -frunzo el ceño.

-¿A la realidad? -pregunto- ¿No pensarás en serio que esas cosas existen? ¿Verdad?-me echo a reír ante tal pensamiento, pero mi amiga no se ríe en absoluto.

       - Pues claro que no, pero piensa por un momento. -me señala con el dedo- Si de verdad existieran ¿no crees que se parecerían más a los lobos que a eso? -vuelvo a mirar hacia la televisión.

Cuando Cassidy ha parado la serie, y la imagen se ha congelado, ha pillado justo el momento en el que Scott se ha transformado, no sé qué es lo que menos me gusta, si sus patillas tan largas y peludas, esas orejas tan puntiagudas o esa nariz llena de arrugas. Lo único guay que me parece son los ojos tan naranjas que tiene. La verdad es que puede que mi amiga tenga razón, si en algún mundo existieran este tipo de criaturas yo me las imaginaría más como a Jacob el de crepúsculo que como Scott.

Antes de que ella pueda decir algo máds, la puerta de entrada se abre y se cierra, tanto yo como Cassy giramos la cabeza para mirar por encima del sofá y a los segundos vemos la cabeza de mi hermana aparecer, la cual nos sonríe a ambas, pero cuando dirige la mirada hacia la televisión su expresión cambia.

- ¿Teen Wolf? -pregunta extrañada. Supongo que piensa que somos demasiado mayores para ver este tipo de series, no la culpo la verdad.

- Ha sido idea de Cassidy. -la delato. Ella me mira con los ojos abiertos, asustada y ofendida.

- ¿Enserio Cassy? -mi amiga sonríe inocente mientras se encoge de hombros, algo que por una extraña razón a mi hermana le hace reír a carcajadas.

Después de terminar de reírse, va a la cocina a coger platos y cubiertos para después sentarse entre medias de nosotras y empezar a comer. Ninguna de las tres decimos nada, en cambio mantenemos toda nuestra atención en la serie. Y por muy extraña que me parezca la serie, no puedo negar que tiene su gracia y cierto enganche y aunque no quiera admitirlo en voz alta, al terminar la primera temporada me engancho totalmente a ella, al igual que mi hermana y que mi mejor amiga porque las tres nos pasamos la noche entera viendo un capítulo tras otro y una temporada tras otra hasta casi acabar con la serie.

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