1 Mingyu

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Miré mi reflejo en el río. Amaba el sonido de las ondas en el agua, la luz de la luna cobijándome y el chirrido de las cigarras a mitad de la noche.

Giré hacia arriba, encontrando al astro más bello mirándome directamente, cantándome, esperando que le contestara.

Entonces las vi.

Eran estrellas creyendo. Todas lo hacían, caer, y yo no podía atraparlas.

—Son luciérnagas, no estrellas.

Detrás de mí había alguien. Sus ojos no brillaban como los míos, y sus colmillos no asomaban ni un poquito.

—Imposible, las estoy viendo caer.

Ni siquiera me apené de haber estado hablando conmigo mismo.

—Volar —me corrigió—. Las estás viendo volar.

Regresé mi vista a los puntos de luz que flotaban a mi alrededor.

Luciérnagas. Sin duda sonaba mucho menos dramático que estrellas cayendo. Luciérnagas volando.

—¿Y qué si en realidad las luciérnagas son estrellas que ya cayeron?

El niño me miró confundido. Yo sonreí.

Hunt me / minwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora