FRANCO II

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Ha pasado un mes que parecía una eternidad, un mes en que el Franco se encontraba privado de su libertad, lejos de los suyos, del otro lado del mundo, había perdido noción del tiempo, ya no sabía que día era, había perdido todas sus fuerzas, sus días y noches eran una tortura constante, los pensamientos suicidas lo atormentaban. Su aspecto era deplorable había perdido 10 kilos y como no si era alimentado dos veces al día, su cabello había crecido y hasta tenía barba, su piel estaba bronceada gracias al sol diario que recibía durante las jornadas de trabajos forzados sin ningún tipo de protección, incomunicado, ya que no sabía el idioma y le era imposible relacionarse dialogando, porque si lo hacía pero a golpes, defendiéndose en las peleas con los demás reclusos que lo tenían como un saco de boxeo.
Lo único que calmaba sus miedos y lo ayudaba a conciliar el sueño unas horas todas las noches era mirar la fotografía de su familia y dormirse con ella sobre su pecho, sujetándola con ambas manos para evitar perderla.

Regresaré, RegresarásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora