Gente nueva.

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Me desperté gracias al dulce olor del tocino haciendo reacción con el aceite, la deliciosa fragancia hizo que me levantara de la cama y corriera hacia la cocina como si fuera un niño de tres años otra vez.

Al llegar abrir la puerta lo encontré, llevaba puesto el delantal de mi mamá y cantaba la estúpida canción del desayuno del comercial de cereales. Benji solo hacía este tipo de cosas por dos razones: tratar de convencerme para hacer algo estúpido o disculparse después de ello. Nada había cambiado desde que lo conocí, el mismo pelo castaño exageradamente rizado, la piel pálida, la misma sonrisa despreocupada. Conocí a Benji cuando teníamos cuatro años, acababa de mudarme a la ciudad y era el primer día en el jardín de niños. Soy de la clase de personas que pierden las cosas con mucha facilidad y ese día no fue el primero ni el último, al parecer ese día dejé mi almuerzo a la deriva y no volví a encontrarlo, lloré al menos por cinco minutos hasta que un pequeño con pecas y un rizado pelo castaño se acercó a ofrecerme la mitad de su sándwich de queso fundido, no recuerdo el resto de la historia, pero desde ese día nos hicimos muy cercanos y no nos separamos ni un centímetro.

-Comienzo a arrepentirme de haberte dado la copia de la llave de la casa ¿Desde cuando estás aquí?

-Solo calla y come, hoy tenemos un día muy largo- ni siquiera me miró al hablar.

Benji puso un plato con huevos y tres tiras de tocino perfectamente fritos, le di el primer bocado ¡Demonios, me casaría con este hombre!

Antes de irnos subí un momento hacia mi cuarto y revisé la lista.

"1.- Conocer gente nueva: pude parecer algo muy sencillo, pero es más importante de lo que parece, conocer gente siempre es bueno. Las haces tuyas y en cierta parte adoptas muchas de sus actitudes, así que ten cuidado de con quién te relacionas, no queremos más idiotas en tu vida, o incluso peor, que tú te vuelvas el idiota".

¿Conocer gente nueva? Sin duda sería difícil, no soy una persona muy sociable, al menos eso creo, creo que el primer paso tomará algo de tiempo, definitivamente.

No creo que hablarle de esta cosa de la lista a Benji sea la mejor de las ideas, para ser sinceros incluso a mí me parece algo muy estúpido, sin embargo, no sé cómo explicarlo, es como si renovara mis esperanzas, como si tratara de aferrarme a algo, un salvavidas en medio de este espeso mar sin fin.

Subí al auto de Benji, por más que le rogué no quiso decirme a donde iríamos hasta que subiera, sentía como una brisa fría subía por mi espalda y volvía a bajar solo para estremecerme, sin duda Benji planeaba algo que superaba sus propios límites, algo más estúpido que todas las cosas que ha hecho los últimos quince años.

El sonido del seguro de la puerta cerrándose hizo que diera un salto.

-Bien, no quiero que te asustes, hablamos de esto ayer y no quiero que te vayas a arrepentir antes de siquiera intentarlo- no me dirigió la mirada, tenía la vista fija en el camino.

Por mi cabeza pasaron un sinfín de posibilidades ¿Iríamos a casa de Zoey a cometer vandalismo? ¿Cuántos años de prisión me esperarían? ¿Podría volver a ver a los niños de nuevo?

-¿Cómo quieres que no me asuste? He visto "El silencio de los inocentes" demasiadas veces para saber qué es lo que tramas, solo trata de que no sea doloroso-mi voz no sonó tan sarcástica como me hubiera gustado.

-¡Vamos Demian! No puede ser tan malo, vas a llevar orejeras y no vas a escuchar ningún disparo, si es lo que te preocupa- la palabra "disparo" hizo que recordara todo.

-Espera, ¿Cuándo decías "Debemos ir a un centro de tiro" te referías a ahora mismo?-el pánico en mi voz era obvio.

-¿Entonces cuando? Demian, este tipo de cosas, lo espontaneo, siempre pasa algo bueno cuando lo intentamos ¿No?

Odiaba admitir que tenía razón, es como si Benji hiciera algún acto con alguna entidad antes de hacer algo así, la única vez que pasó algo malo fue hace años, cuando aún estábamos en preparatoria.

-¿Entonces?

-Hecho.

Debes estar loco.

El lugar parecía seguro, demasiado gris para mi gusto, pero todo estaba en su lugar. Salida de emergencia, cabinas blindadas, extintores, teléfonos, incluso una enfermería. No tenía mucho de que quejarme esta vez.

-Y entonces pones tu pierna en esta posición y aprietas el gatillo, sin dejar de poner firmes tus brazos ¿Entendiste?

-¿Así?- traté de imitar la posición que Benji me indicaba.

-Bien, ya puedes hacerlo, solo trata de dar en alguna parte del cuerpo en el cartel de adelante, no es tan difícil como parece-esbozó una sonrisa que me hizo sentir seguro. Me puse los audífonos me preparé y comencé.

Uno.

Al dar el primer tiro sentí como todo mi cuerpo se ponía rígido, pero eso no era todo. También la sangre comenzó a recorrer mi cuerpo de forma más rápida, haciendo que todo se nublara.

Dos.

Todo se hizo borroso, imágenes comenzaban a pasar por mi cabeza, el latido de mi corazón era cada vez más rápido, en este punto dejé de prestarle atención a todo a mi alrededor, tan solo una cosa tenía importancia en ese momento.

Tres.

La rabia crecía más y más, pero con ella la tristeza, comenzaron a rodar lágrimas por mis mejillas, todos los recuerdos se volvían más potentes por cada latido, Zoey, su estúpido jefe, sus lágrimas, sus reproches, sus excusas. Pero un recuerdo era el más fuerte e inalcanzable de todos, su sonrisa.

Cuatro.

Cinco.

Seis.

Dejé caer la pistola y me caí al suelo, es como si yo hubiera dejado de tener control sobre mi cuerpo. Tan solo un cascarón vacío. Benji me abrazó y no paraba de repetir lo mismo una y otra vez, sentí caer un par de lágrimas en mi pelo.

-Lo siento, en serio lo siento.

Regresamos a casa después de que las cosas se calmaran un poco, además de haber pagado un espejo roto, que al parecer una de mis balas había alcanzado.

Todo se volvió un poco incómodo, la mirada de Benji no era la misma de esta mañana, pareciera como si me tuviera lástima, y no lo culpo, yo haría lo mismo si hubiera sido él.

-Demian, no tienes que hacer esto ahora si no quieres, ya sabes, dejar atrás a Zoey, creo que va a ser más difícil de lo que pensábamos-Ninguno de los dos habló, así que volvió a tomar la palabra.

-Demian, las peores heridas son las que no podemos sentir. Tal vez no te has dado cuenta, pero creo que en realidad estás muy lastimado, necesitas más tiempo del que esperábamos.

Gracias, capitán obvio.

Ya había pensado en algunos insultos creativos, sin embargo Emily, la hermana menor de Benji entró corriendo a casa, definitivamente eso de entrar sin pedir permiso era cosa de familia. Algo no estaba bien, parecía nerviosa.

-¡Chicos! ¡Tienen que saber esto! ¡No puede ser!- Más que nerviosa, parecía que había entrado en pánico.

-¿Qué es lo que pasa? ¿Estás bien?- El tono de Benji era bastante despreocupado.

-Kathleen, se acaba de mudar. Regresó. La gorda Kat, volvió.

-¿La gorda Kat?- Benji se paró de golpe del sofá.

Los dos nos miramos, no hubo necesidad de decir nada, ambos podíamos sentir el miedo del otro, después de dos años, la gorda Kat había vuelto a saldar cuentas, estábamos muertos.

Veintidós  formas de olvidarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora