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"Oh mi pequeño travieso, ¿te gusta que comience a contarte mis fantasías? ¿No es así?

Las haré. Te contaré cada sueño y pensamiento que tenga contigo. Mil cartas no me bastarían, perdí la cuenta que te imaginé gimiendo, las veces que te imaginé aferrado a las sábanas convirtiéndote en un desastre hermoso, producto del deseo carnal.

Te he imaginado sentado desnudo en la cama, cubierto por finas sábanas y observándome con ojos brillantes de lujuria. Las veces que tus sonrisas inocentes me llevaron a dar vueltas, porque tras esas hermosas sonrisas tú ya te encontrabas de rodillas frente a mí para enseñarme las maravillas de tu lengua.

Tu respiración sonora. ¿No lo quieres? ¿No quieres sentir besos en tu espalda, uñas enterrándose a tus costados? ¿Sentirte tan lleno y vivo estando conmigo que al separarnos sea nuestra más lenta tortura? Te he visto.

Eres tan tranquilo... pero prueba a ir más allá. Conoce tu cuerpo. Aprende a tocarte, qué te gusta, cómo te gusta. Así cuando estemos juntos desnudos en la habitación, tu contra la pared y yo arrastrando mis manos por tu cuerpo sepas exactamente hacia dónde dirigirme.

Es enfermizo cómo te deseo. No sé si llegue a pasar más de esta semana cuando me atreva a ir a otros niveles."

Jimin estaba ahora en su cuarto acostado en la cama. Mordió sus labios de nuevo y colocó la carta de lado, tomando la foto junto a las demás. Observó el cuerpo desnudo de su acosador, perdido en su coqueta sonrisa tan hermosa.

Su desnudez que mostraba sin pudor alguno. ¿Comenzaría a jugar así con él? Muy probablemente.

Tenía diecinueve años, era virgen, nunca había tenido relaciones. Sus hormonas estaban a flor de piel, despertando de nuevo, más enloquecidas que nunca.

Así que lo haría.

Los más cálladitos a veces terminan siendo los peores.








~Kisses

LIMERENCIA ~YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora