- Secret diary -

3.8K 219 15
                                    



Las llaves se mecían en su dedo dentro de su argolla, los pasos eran lentos y perezosos, él no estaba muy feliz de estar allí ahora. El pasillo de su edificio se veía lúgubre luego de su última ruptura. No había sido su idea terminar con Prim de esa forma, pero la chica era demasiado dulce e inocente para él.

Su mano libre despeino su castaño cabello, se sentía agotado ¿Qué tan difícil era encontrar a alguien con quien sentirse cómodo? Él buscaba fuego, buscaba pasión, no solamente una relación sosa y monótona. No tenía problemas con la monogamia, pero atarse a una persona aburrida que solo buscase un momento en el sillón o un rapidín en la cama antes de acurrucarse a ver la televisión le parecía...aburrido.

Otra noche frustrada, otra persona que le decía idiota, solo era más de lo mismo. No importaba si era un hombre o una mujer, todos parecían sentirse felices con una relación básica y sin emoción. Pero no él.

Él quería más.

Tal vez solo debía aceptarlo, tomar su pequeño diario y llenar otra página de fantasías que jamás cumpliría. ¿Qué sentido tenía ilusionarse? Por más que había buscado y deseado, no había logrado dar con una persona que acepte y quiera cumplirlas. ¿Por qué era tan difícil?

Resignado a la idea de pasar otra noche a solas con su mano y su imaginación, se detuvo en su puerta y coloco la llave. Media vuelta y estaba dentro, su mente aun negada a resignarse a otra noche aburrida no le permitió oír ni sentir lo que ocurría a su alrededor. Hasta que estuvo dentro.

La puerta apenas había llegado a cerrarse cuando la realidad dentro de su piso compartido lo envolvió. Las luces estaban encendidas, el cuarto en silencio, los muebles apartados y...una persona semi desnuda frente a él. Bueno, no sabía si describirlo de esa forma, sobre aquel delgado, pero cuerpo bien formado solo había una cosa, un pedazo de tela que bien podía pasar por repasador pero sospechaba era de un juego de sabanas, un cubre almohadas tal vez. Sus pies se clavaron al suelo mientras estudiaba la escena. Eso no podía ser real, su mente estaba, sin dudas, jugándole una broma.

Pete. Su amigo y compañero de piso Pete, estaba sentado contra la pared, sus manos atadas sobre su cuerpo con lo que parecían ser esposas forradas con alguna tela felpuda negra. Un pedazo de tela satinada negra cubría sus ojos y su cuerpo se encontraba apoyado sobre un par de enormes colchonetas de las que su amigo usaba para ejercitarse en casa.

La imagen era extraña, confusa y a la vez, excitante. No pudo evitar ver con detenimiento aquel bello cuerpo. Él había sentido una pequeña – gran- atracción por el pelinegro en los últimos años. Había pasado noches imaginando las cosas que podrían hacer juntos, fantaseando con él, pero no creyó que pudiera hacerlas realidad. Su amigo era atractivo, seductor, un depredador si se lo proponía, pero era hetero y estaba completamente seguro de que la idea de ser tomado no le sentaría nada bien. Pero eso no impidió que fantasease con él, su diario estaba lleno de posibles escenarios en los que ellos solo lo hacían, cedían a sus impulsos y se dejaban llevar por una pasión irrefrenable.

Pero no fue eso lo que lo paralizo, no fue la idea de encontrarlo así o que se viera tan endemoniadamente sensual lo que lo tuvo duro y perdido por un momento, sino el hecho de que una de sus fantasías, una de las que más había deseado cumplir, era exactamente esa.

¿Cuantas veces había imaginado llegar y solo...encontrarlo de esa forma? Pero eso no eran más que disparates de su calenturienta y muy pervertida mente.

Hasta ahora.

Con duda dio un paso dentro, su mente tratando de decirle que eso debía ser un error, un sueño extraño o simplemente un delirio. No podía estar ocurriendo en su sala, con su amigo, en ese momento. Se detuvo de nuevo al verlo moverse, parecía estar despertando de alguna clase de sueño.

Beat of your heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora