Love bomb

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Pete caminaba por la calle junto a su amigo, gracias a este había pasado una tarde de lo más aburrida.

-te lo dije Kinn, no me van las citas a ciegas, no puedo creer que me hayas engañado para ir allí.

-¡Vamos! No fue tan malo- soltó su amigo sonriente- eran lindos.

-ese no es el punto, ninguno de ellos era mi tipo- su amigo lo miro como si no pudiese creerle y él bufo- lo digo en serio.

-no te entiendo ¿Cómo no pueden ser tu tipo? Eran amables, simpáticos y atractivos, en especial el pelinegro.

Pete rodó los ojos, supo desde el momento que entraron a aquella cafetería que su amigo había caído rendido por el chico más de piel morena.

-sí, bueno, ese tal Porsche es de tu estilo, pero a mí no me gusta, y su amigo tampoco.

-¡Vamos! Tay era lindo ¿Qué pudo no haberte gustado?- Pete se detuvo a mitad de camino, estaban casi en la entrada de la casa del castaño. Le dio una mirada irritada que lo hizo fruncir el ceño- ¿Qué?

-¿No te diste cuenta?

-¿De qué cosa?- Kinn realmente parecía perdido.

-sabes que hay una especie de regla entre nosotros- comenzó- entre los chicos quiero decir.

-¿Estas... hablando de quien paga la cuenta o....?

- ¡Dios!- tapo su rostro odiándose por lo que iba a decir- los chicos gay Kinn, nosotros los gay.

-no te sigo- al oírlo decir eso bajo su mano y lo miro irritado.

-hay cosas que se deben respetar, ya sabes - la mirada de Kinn le decía que realmente no tenía idea de por dónde iba- si te gusta un chico, a vos ¿Qué característica debería tener?

-¿Ser... agradable? No sé, me gusta que sean graciosos y sinceros, también que les guste el vino y se vean sexys en ropa interior.

-mierda- tiró la cabeza hacia atrás, tendría que decirlo, junto coraje y lo miro- ya sabes, no podemos solo... encajar. En toda relación debe haber alguien que... dé y otro que, bueno, ya sabes, lo que nos diferencia a vos y a mi- Kinn seguía viéndolo fijamente, el chico iba a sacarle canas. ¿Realmente tendría que decir esas palabras? - ¡Por dios Kinn! Lo que sos ¿Qué sos? Vamos, no es tan difícil. Porsche y Tay eran como yo, pero vos sos...

-¿Castaño?

Una repentina risa llego a ellos. Pete se giró confuso encontrándose con un chico de cabellos castaños, rostro perfilado y cuerpo increíble. El tipo era su lista de navidad completa, el solo verlo allí apoyado contra el marco de la puerta de su amigo lo dejo boquiabierto.

-disculpen, no es que quiera meterme en la conversación, pero creo que lo necesitan- se apartó de la puerta caminando hacia ellos, Pete lo miro atentamente- creo que lo que él quiere decir...- soltó regalándole una mirada antes de ver a Kinn- es que sos activo, y al parecer los chicos no lo eran ¿Verdad?- le sonrió a Pete dejándole ver un extraño brillo en sus ojos, la mirada del nuevo lo escaneo por completo antes de añadir- y podría asumir que vos tampoco lo sos.

-yo... bueno- su boca se secó de repente y él solo deseaba saber cómo actuar ante tipos tan calientes como ese.

- ¡Ohh! –Exclamo el menor de los tres sonriendo divertido-¿Era eso Pete? Lo siento, la verdad que no me fije en que eran, bueno, así. Creo que solo lo olvide.

-no deberías olvidar esas cosas pri- la voz de Vegas era divertida, estaba disfrutando eso. Sus ojos no se apartaban de Pete- es obvio que tu amigo necesita algo más activo que solo una comida con chicos con sus mismos gustos ¿Verdad?

Beat of your heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora