II

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—Y yo le dije a la comadre de mi comadre: "Mira, quédate con alguien que se quede contigo, porque si no se queda contigo, ps' no te puedes quedar con ese alguien". —contó Dory Karen. Eso de guiar a los demás por el camino de la soltería por convicción se le estaba dando muy bien, a pesar de tener pareja.

—Jeje, entonces, ¿aceptó la soltería? —preguntó su septópodo novio.

—Ammm, algo así, sigue en proceso. Pero dice que va a intentar no salir con su "¿será este mi ser amado? Aún no lo sé, pero gracias ángel de la paciencia, gracias ángel de las solteronas, gracias Santísima Virgen del piso del Metro Hidalgo" cada que conoce a alguien nuevo —rió al recordar sus palabras, esa María Juana decía puras mamadas.

—Alchile, ya me tenía harta. ¡Muchas gracias enserio! —comentó su amigo con gran alivio y señal de rezo— te quiero mucho Dory.

—¡Ey! ¡¿Qué les dice Éxodo 20:17?! ¡"No desearás a la mujer de tu prójimo" —reprendió el mil nombres.

—No puede ser... —se detuvo a pensar— ¡Soy una... ZORRA! —lamentó no bolivianamente, y no pudo aguantar la risa.

—¡No manches, Angelo, ya le dió la crisis de especie! Y la de identidad. "Porque le dio una crisis, y fue de su identidad; frases que Luis Miguel nunca dijo" —bromeó la chica también.

—"A veces es mejor ver el sol de día, porque de noche ya no está".

—"A estas horas, sólo estamos despiertos los que no estamos dormidos", ¡AJAJAJA!

—Oigan, oigan, pero sí dijo: "¡Me han dicho que has estado engañándomeee! Tururu rururu" —canturreó el dizque cornudo y tomó oxígeno exagerado— "¡¿POR QUÉ DE PRONTO TIENES TANTOS ENEMIIIGOOOOOOS?!" —soltó y se unió a las risas.

¡Ah caray!, yo pensé que había hecho un pescado, no un venado, jijiji.

—No, pero ya wey, no pasa nada, enserio. —Aclaró el imitador de Luis Miguel en santa paz.

—¡Sí, sí! Si pasara, ya le habría dicho "¡Atrás, gata rompehogares!" —siguió la chica, amenazando a modo de broma con sacar una elaborada técnica de karate.

—Si mi destino es ser una gata rompehogares... ¡seré la mejor! —declaró el funado, soltando una carcajada.

—¡Ja! ¡Y el mejor asistente! Se los robo un momento, ¿sí? —indicó a la pareja, llevándoselo— ¡Grazie!

—¡Si yu leider! —se despidió Dory en su intento de inglés—... ¡Y QUE NO LE DIGAN EN LA ESQUINA!

—¡JAJA! Ya amor, no da risa, que feo que te sean infiel —reconoció—. Ni sé cómo es, ¿verdad?, pero que Dios lo reprenda.

—Y no lo sabrás nunca, Hank Esteban De la Mar —le aseguró en tono de telenovela.

—Ay, tan divina, Dory Karen del Arrecife, tú tampoco —afirmó de igual manera. 

El Pescado del Pecado (Marlin X Gill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora