Tócate bajo la ropa

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Becky.

Me duele la cabeza

Una cosa es clara, jamás volveré a beber, lo juro.

Empiezo a moverme sobre lo que parece ser, mi cama. No sé cómo llegué aquí, ya que la mayor parte de mi mente está nublada, por lo que no recuerdo mucho, solo que las chicas me convencieron de salir, comencé a extrañar a Freen y luego tomé una botella de alcohol y eso es todo. Trato de buscar mi teléfono, pero no lo encuentro por ninguna parte. Diablos. Lo único que quería era saber la maldita hora. De todas formas, afuera sigue obscuro, por lo que dudo que sean más de las cuatro de la mañana. Me remuevo sobre la cama tratando de apartar las mantas porque hace un calor de los mil demonios, gracias a dios las chicas me quitaron la ropa, bueno por lo que noto, estoy en ropa interior y tengo una camiseta encima, pero por lo menos se dieron el tiempo de quitarme el apretado vestido que llevaba puesto. Aun así, siento mi cuerpo muy caliente.

Sentirme así, me recuerda a las noches en la playa con Freen. Si, la brisa del mar era fresca, pero pese a eso, las noches eran infernales, todo por culpa de Freen, a ella le encantaba dormir pegada a mí. En ese entonces me molestaba un poco, pero ahora extraño eso. Haría lo que fuera por volver a estar de esa forma con ella, a la mierda, el calor.

Ay, Freen extraño tener tus manos encima.

El calor que siento comienza a transformarse en otro tipo de calor. Quizás es por los tragos que llevo encima o es el hecho de que no he tenido sexo en meses, pero empiezo a sentirme muy excitada.

Me gano de espaldas y comienzo a recorrer mi cuerpo con mis manos. Primero mis pechos, luego mi abdomen, hasta llegar a mi entrepierna, en donde acaricio levemente sobre la ropa interior. Me retuerzo un poco por la fricción, pero repito mi acción para aumentar mis ganas. No sé por qué la imagen de Freen se viene a mi mente. Su piel desnuda rozando con la mía. Sus jadeos, sus gemidos... mierda. El acariciarme, mientras pienso en ella se siente emocionante. Jamás lo había hecho, quizás porque no me atrevía o porque ella siempre estaba cerca cuando tenía ganas de tener sexo. Pero ahora, dadas las circunstancias, todo es más difícil, así que supongo que este método no está mal. Sigo acariciándome. Con una mano entre mis piernas y la otra apretando y tocando el resto de mi cuerpo. No son las manos de Freen, pero de igual forma se siente bien.

¿Algo está vibrando cerca de mi oreja?

Caigo en la cuenta de que, al parecer, mi teléfono no estaba tan lejos después de todo. Qué mal momento para llamar. Detengo lo que estaba haciendo y trato de ubicarlo el aparato entre las almohadas. Cuando lo encuentro leo el nombre en la pantalla y siento un latido, y no exactamente en el pecho.

–¿Hola? –trato de sonar lo más calmada posible.

–Hola Bec ¿Cómo estás? –la voz a través de la línea suena tan... exquisita.

–B-bien ¿sucede algo?

–¿Dónde estás?

–En... casa

–¿Segura? –a ver, estoy en mi cama, con una mano en el teléfono y la otra en una parte bastante comprometedora. Obviamente, estoy en mi casa.

–¿Sí?

–Okay ¿Estás sola?

–Freen, que sucede ¿a qué se deben todas estas preguntas?

–Bueno –escucho que suelta un suspiro–. Te vi bailando con una chica

–¿Eso te puso celosa?

–¿No vas a negarlo? –suelta sorprendida.

–Y eso... ¿Te pone aún más celosa?

Nuestro Secreto | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora