Vacía.

637 41 6
                                        

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Tardé demasiado, lo sé..., pero mil gracias por esperar.

Como recomendación, escuchen "You're So Dark" de Arctic Monkeys mientras leen el capítulo.

Os veo al final!

Capítulo 6: Vacía.

Escuchar el zumbido de la mosca revoloteando en la mesa me resulta mil veces más entretenido que la plática que se desarrolla a mi alrededor.

Bryan ha conseguido, de algún modo, colar a uno de sus amigos al instituto, y no han parado ni un segundo de recordar la tocada del sábado en aquella bodega "enorme y fabulosa".

La verdad es que, así la charla tuviera una pizca de interesante, igual no pondría atención. Estamos a miércoles, y ni una sola vez en estos días, he logrado ver a Edward. Sé que tengo que hablar con él, que necesito hablar con él, pero no puedo evitar pensar de qué serviría que yo hiciera eso.Después de todo, yo fui quien le dijo a Edward que todo debía acabar entre nosotros. Yo fui quien terminó todo,y se vería patético explicarle las cosas entre Bryan y yo cuando, técnicamente, no son de su incumbencia.

Demetri, el amigo de Bryan y a quien, a excepción de hoy, he visto sólo una vez, me da un beso en la mejilla antes de irse.

Hago una mueca, y eso es porque se me da pésimo el contacto con otros hombres.

-Solo a Edward -mascullo.

-¿Qué dices? -Bryan abraza el respaldo de mi silla, quedando muy cerca de mí- No te molestes, pero creo que a ti te pasa algo.

-Muy observador -me agacho para recoger la mochila y me levanto, maldiciendo para mis adentros a mi boca por el desliz - Necesito ir a un lugar. Te veo después ¿bueno?

-¿Me dejarás llevarte otra vez? -vocifera cuando ya estoy lejos.

-Ajá.

Camino hasta una parte recóndita de la escuela, en donde están las tuberías y las instalaciones eléctricas. Me dejo caer al suelo y pongo un cigarrillo en mi boca, luego saco la navaja, me quito las vendas de las muñecas y corto en delgadas lineas horizontales.

Exhalo el humo y disfruto de la nicotina y el alquitrán en mis pulmones, el peso del remordimiento disminuye considerablemente.

Doy otra calada mientras observo la sangre correr fuera de mi cuerpo; es algo casi poético ver este líquido que te mantiene vivo salir de su hábitat y chocar contra el suelo, fragmentandose en gotas.

Piso la colilla con el zapato hasta que se apaga, me pongo las vendas y de pié.

Debo aceptar que cierta parte de mí esperaba que Edward apareciera; siempre lo hace cuando me corto.

El lenitivo de haberme flagelado dura menos de lo que normalmente haría, pero hacerlo de nuevo sería riesgoso. Las cosas con Charlie están funcionando y ambos lo hemos intentado demasiado como para que un ataque de los míos me haga terminar en el hospital y arruinar todo.

-No dejes que un chico te haga esto -farfullo.

.

.

.

Durante las clases apenas puedo concentrarme. No sentir la presencia de Edward me es extraño.

Olivia, una chica que hasta hace unos días no era consciente de mi presencia, hace aterrizar un papel sobre mi butaca.

Abro el papel con recelo. Bien podría contener un insulto.

Beautiful SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora