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Era jueves otra vez, y Thor estaba ansioso de poder salir a divertirse. Fue a ver si Loki ya estaría listo para que pudieran marchar juntos y separarse en el estacionamiento de autobuses.

Cuando entró a la habitación de Loki, lo vio dibujando con la mirada fija en el papel y el ceño levemente fruncido. Al parecer, ese jueves tampoco saldría o es que lo había olvidado por lo que se aventuró a preguntárselo.

—Es jueves de citas —le contestó sin voltearse un solo segundo a verlo.

En un rincón descansaban varios cuadros de pinturas, quiso revisarlos, pero Loki carraspeó para que no los tocara.

—¿Cuántos cuadros debes entregar?

—Solo uno, pero de los siete ahí —le dijo, señalando las pinturas —cinco fueron rechazadas y dos tomadas más o menos en cuenta. Necesito más.

Loki parecía realmente frustrado por sus trabajos, y buscaba la perfección. Estaba días así.

—¿Entonces no saldrás hoy? —se aventuró a preguntar Thor, viendo cómo el pelinegro empezaba a mezclar algunas pinturas en un godete.

—No, eso puede esperar.

¿Estás bien?, quiso preguntarle.

—Que te diviertas, cariño —Loki le regaló una sonrisa, dejando un instante su trabajo para depositar un pequeño beso sobre sus labios, pero cuando se separaron pudo ver por unos milisegundos un gesto de desagrado por parte del pelinegro. —Si no estoy a tu regreso no me llames. Probablemente salga a ver a un amigo.

Cuando quiso preguntarle qué amigo, Loki se dio la vuelta para volver a su trabajo, creando un aire de completo silencio.

Salió de la casa sin las llaves del auto porque ese era el trato: no usar el auto para no ser descubiertos. Cuando salió hasta la calle, se sintió observado desde su propia casa, y tan rápido como pudo se dio la vuelta, esperando ver a Loki en la puerta o en el balcón de su habitación, despidiéndose, pero no estaba en ninguna parte, excepto por la extraña silueta que al verse descubierta en la ventana de su habitación se hizo a un lado.

En su habitación.

Pensó que tal vez Balder estaba en casa, y no salió porque... ¿por qué? No, era Loki... pero él no entraba en esa habitación si no era para limpiar, y limpia ya estaba. Además, Loki estaba ocupado con sus dibujos. Sin importarle demasiado, continuó con su andar, hasta llegar a la parada de buses que en una hora lo llevarían hasta su destino.

Esa tarde había quedado verse con Brunilda, a pesar de que ya se vio con algunas, Brunilda era quien le daba más confianza con respecto a guardar el secreto. Al menos hasta ese momento. Ella creía que Loki no lo sabía, y es que así debía pretenderse, y Thor no podía ignorar cómo a la mujer le excitaba más al creerse una amante peligrosa. Y es que obviamente, el amante de Thor debería ser más bien un hombre.

El viaje duró casi una hora y media, a pesar de que el chofer uso una velocidad considerable. Sonrió satisfecho cuando vio que Brunilda ya estaba ahí con unos pantalones de cuero que le resaltaban las gruesas piernas que tenía, y usaba una blusa que dejaba exponer perfectamente el collar con esmeraldas que portaba.

Ni siquiera tuvieron el tiempo de saludarse adecuadamente e ir a tomar algo antes de unir sus cuerpos y crear un ambiente caliente en que ambos jadeaban exhaustos por el coito. Seis días de abstinencia para Thor, después de tener esa seguridad de que al séptimo podría entregarse al placer erótico, sin duda era una espera que se volvía ansiada y cuando llegaba el día lo daba todo, y era solo Brunilda la que aceptaba el ritmo casi salvaje que Thor llegaba a tener.

—Si fuera una puta —dijo Brunilda cuando llegaron a un local de comida después de su encuentro acalorado —y me pagaran con comida, sin duda sería de las más tontas.

—Nunca acordamos dinero de por medio.

—Lo sé, pero sería muy lindo que al menos me regalaras algo de oro. Tu familia es rica.

Thor tomó aire mientras pensaba que tal vez ella tenía razón, aunque sintió algo de chantaje en sus palabras. Tal vez era momento de no llamarla nunca más.

—Vale, te compraré lo que quieras —contestó, provocando que la morena sonriera satisfecha.

El sol empezaba a caer por el oeste, y Thor recibió un mensaje de Balder. ¡Balder! No decía mucho, solo un "veo que Loki me extrañó. Gracias por la advertencia."

Achinó los ojos, incapaz de creer que Loki realmente hubiese atravesado algún cuchillo en Balder, es decir, era una broma. Al menos eso pensó, pero y si... a todo eso, ¿significaba que ambos chicos ahora estaban reconciliándose? o tal vez todo lo contrario. Marcó el número de su hermano tan rápido como pudo, pero la llamada fue pasada al buzón de voz.

—¿Está todo bien? —preguntó la morena cuando Thor se puso de pie y salió afuera mientras buscaba entre sus contactos el número de Loki.

Entonces su celular vibró notificándole de una videollamada de Balder. No tardó ni un segundo en responder y ver cómo la pantalla se dibujaba con la nariz del rubio mientras se escuchaban risas de fondo. Suspiró aliviado al ver que nada malo pasaba, al parecer ese par estaban otra vez juntos como antes.

No comprendió por qué lo llamaron si no iban a decir nada más que reírse y pelear como niños dejando el celular en un rincón después de que Balder tuviera un descuido al dejarlo caer.

Volvió donde Brunilda, pidiendo otra ronda más de comida.

—Al parecer algo bueno pasó por la sonrisa que llevas —señaló Brunilda, tomándole de la mano.

Thor solo pudo dar por sentado que era algo sobre su hermano y Loki. Ahora que ambos estaban reconciliándose o lo que sea que hicieran, estaba seguro que podría llegar tarde a casa ese día, o también no llegar y pasarla con Brunilda en ese lugar tan alejado de la ciudad.

Sin embargo, a veces dios daba las peores batallas a sus peores guerreros, y al parecer la familia Odinson estaba al frente de la guerra. No es como si fuera él el objetivo, si lo era en ese momento, simplemente era culpa de su padre.

Aún no había decidido si realmente se quedaría toda la noche con Brunilda, aunque lo más seguro era volver a su hogar, después de todo Loki seguramente estaba feliz y podría sacarle algo de información de la discusión que había tenido con su hermano menor. Entonces lo vio: Tony Stark.

No solo lo vio él, Tony lo estaba viendo. Sería casi un misterio explicar cómo su vista fue a parar a la mirada fija de Stark hacia él, lo que realmente importaba era cómo le explicaría su estadía en un lugar tan alejado de su hogar. Por la expresión de Stark, Thor sabía que los dioses lo habían abandonado.



Un trato justo [Thorki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora