¿Tienes un sugar daddy? ☆ Minsung

Incómodo

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El castaño pensaba una excusa creíble para decirle a su madre que Minho no volvería, no le quería decir que termino con él porque estaba seguro que su padre le iba a prohibir más cosas y su madre ya no le daría tantos permisos.

Bajo las escaleras y se acercó a su madre, la cuál estaba lavando los pocos trastes que estaban sucios.

— Mamá

— Sung. ¿Que pasa? ¿Minho ya te respondió? ¿Ya no te duele tu mejilla? — interrogó.

— Uhm... Mi mejilla ya no duele, el dolor disminuyó y Minho... El no podrá venir porque tiene una junta muy importante — respondió mientras jugaba con sus dedos.

— Oh. Supongo que otro día será... Aún así haré Mitarashi dango — le sonrió a su hijo.

— Está bien, iré a mi habitación a descansar un poco — subió a su cuarto y se encerró.

Tomó su teléfono y marco el número de Félix.

— Félix...

— ¿Qué pasa, Sung?

— ¿Ya le entregaste la caja?

— Sí. De hecho su amigo el alto me dijo que tú y él tenían que hablar.

— No quiero, bueno sí... Pero a la vez no

— Bueno, cuando te decidas lo buscas.
Además, ya le di su merecido.

— ¿Que le hiciste?

— Puede que mi puño haya chocado con su mejilla accidentalmente.

— ¡Félix!

El rubio termino la llamada porque sabía que su amigo se iba a quejar.

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La madre de Jisung sujetaba en sus manos el canasto con algunos víveres. Iba paseando por los pasillos hasta que recordó que su caprichoso hijo le había pedido golosinas.

Camino hasta el pasillo de dulces y vio a Minho, sin dudarlo se acercó a saludarlo.

— Minhonnie. ¿Cómo has estado?

— Señora Han, he estado bien... — respondió.

— Es una pena que hoy no puedas venir a cenar con nosotros, ¿Ahorita vas a regresar a tu empresa para esa junta?

Minho miro con confusión a la señora pero supuso que el castaño aún no le decía nada sobre su ruptura. Una idea cruzó por su mente y sonrió cálidamente.

— De hecho, la junta se canceló así que si puedo ir a la cena — habló.

— ¡Eso es maravilloso! Jisunggie se pondrá feliz, deja solo termino de hacer unas compras y nos vamos a la casa.

— Permítame ayudarla — le quitó el canasto a la señora y ambos estuvieron paseando por los pasillos mientras conversaban.