Capítulo 14

1 0 0
                                    

Capítulo 14

Año 2015. Ciudad de Londres, Inglaterra.

Mi risa resonó por toda la habitación, la situación me parecía sumamente divertida, después de varios meses de persecución por fin veía la cara del rastreador de inmortales que servía a la guardiana Catrina, era un hombre bastante impresionante, cabello rubio blanquecino largo amarrado en una coleta alta y dos pequeñas trenzas que caían sobre sus pómulos bien marcados, no era guapo de una forma convencional, no como los hombres que había conocido en mi vida, todos ellos era angelicales incluso después de haber pasado la madurez pero este hombre no, era simplemente áspero en todos los sentidos, su piel bronceada resaltaba mucho en discordancia con su cabello casi blanquecino, su cuerpo estaba bien trabajado, delgado pero fuerte y era mucho más alto de lo que yo era, solo podía suponer que tal vez 1.85m o puede que más; estaba viendo a un guerrero de verdad, uno que realmente había luchado en batallas y arrebatado vidas, pero eso no fue lo que más me atrajo del hombre, fueron sus ojos de un verde esmeralda los que me atraparon de inmediato, nunca había visto unos ojos como esos.

Mantuve la vista fija en el hombre, en los tiempos que había huido de los sacerdotes de Eleazar había estado muy segura de poder escapar de ellos, era hombres estúpidos que se valían de sus poderes, ninguno me supero en el uso de ellos pero ahora completamente acorralada en esta habitación tan pequeña con un hombre enfundado en cuero y con aura tan mortal estaba dudando solo un poco de mi capacidad para escapar pero solo un poco, no sentía miedo más bien sentía una excitación bastante particular, una parte de mi esperaba a ver su siguiente movimiento ¿Se abalanzaría sobre mí? O ¿Usaría algún tipo de poder? Mi corazón se aceleró con la simple idea de que fuera lo primero, nunca había pensado tan aceleradamente como lo estaba haciendo en este momento, ideando formas de escapar si venía por mí directamente, era muy obvio que no le ganaría en fuerza.

-Podemos hacer las cosas más fáciles ¿Qué tal si te entregas pacíficamente? –su voz retumbo como un trueno, gruesa y profunda con un acento que no podía identificar, me estremecí.

-No creo que sea posible, pero realmente me halaga que intentes dialogar conmigo antes de intentar atraparme, mis antiguos perseguidores no tenían modales –dije manteniéndome tranquila.

-Me hablaron sobre lo que puedes hacer... -empezó a decir avanzando solo un paso, retrocedí uno manteniendo las distancias- estoy preparado para enfrentarme a ti –capte el sutil movimiento de su mano derecha, esta se posó sobre una espada que estaba atada a su costado, el abrigo de cuero largo que tenía puesto la mantenía oculta de la vista.

-Podríamos dialogar un poco, no estoy de humor para matar a un hombre tan espectacular como tú –dije sin pensármelo mucho, pero mi comentario pareció fastidiarle en vez agradarle, un punto en mi contra.

-Y yo no estoy de humor para someterte –aun cuando dijo eso no retiro la mano de su espada, era una clara amenaza de que si hacía algo la usaría en mi contra.

-Oh vamos, porque no descansamos un poco, llevas pisándome los talones desde hace meses y aunque la persecución fue divertida y fascinante ya estoy cansada de huir.

Él avanzo nuevamente haciendo que retrocediera, mi espalda choco con la ventana de cristal, observe por el rabillo del ojo, la opción de escapar por la ventana estaba descartada, ya que estaba como a 15 pisos de distancia del suelo, mi idea de quedarme en un hotel había sido muy tonta ahora que lo pensaba, me encontraba adaptada a todo lo nuevo de este mundo que al principio no comprendí pero aun prefería la tranquilidad de los bosques, la opción de destellarme estaba fuera de discusión, estaba tan distraída con la inminente amenaza que de seguro al hacerlo terminaría quien sabe dónde y prefería saber a dónde iba, mis opciones del momento eran pelear o escapar.

Los Anhelos de una DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora