CAPÍTULO 2 EL NUEVO HEREDERO

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Llegó la caída del sol, y sabía que se aproximaba la hora de partir.

Antes de irme, solo deseaba disfrutar de los grandes campos que nos rodeaban.

Cada minuto tenía que ser especial; lo más seguro era que no regresaría, ya que mi destino estaba sellado.

Solo sabía que en el momento que saliera de mi hogar estaría a merced del 2do defensor y en ese momento, sabía que no habría nadie para ayudarme.

Estaría solo y condenado a morir en sus manos, porque ese era el claro destino que me esperaba.

El miedo se hacía cada vez más presente y las lágrimas se volvían inevitables por todo lo que estaba ocurriendo en ese momento.

No entendía por qué debía aceptar ese camino, por qué tenía que aceptar tal destino.

En ese momento, escuché unos pasos y al mirar quién era, la tristeza se convirtió rápidamente en frustración.

Tau: Nox, vamos, debemos partir ya.

Notaba en la cara de Tau mucha incomodidad al dirigirme la palabra, y yo, por otro lado, empecé a sentir un gran enojo, rabia surgir de mí.

¿Cómo era posible que nadie, absolutamente nadie, me ayudara y me dejaran ir como un animal al matadero hacia un destino incierto? ¿Sería capaz de sobrevivir al lugar al que me deseaban llevar?

Nox: ¿Debemos? Yo no quiero irme de mi hogar... Yo no iré contigo.

"Si nadie me salvaría, me salvaría a mí mismo."

Fue así como vislumbré la idea de escapar y huir de las garras del 2do defensor.

Pero, por otro lado, mi corazón latía con fuerza. Nunca había planeado algo así en mi vida, e irme de esta forma tampoco.

No obstante ante la ausencia de alternativas, no me quedó más remedio que actuar.

Antes de que el miedo se apoderara por completo de mí, me lancé a la fuga a través de los extensos campos, con el único propósito de distanciarme al máximo de mi destino.

Tau gritaba mi nombre desde la distancia, suplicando que me detuviera, pero mis pies no obedecían.

Sin dudarlo, me adentré en el "Bosque Nocturno", un lugar que infundía temor incluso a un niño de doce años. A pesar de ello, el impulso de escapar era más fuerte que cualquier miedo que pudiera sentir.

Me faltaba el aire; había corrido demasiado. Necesitaba un pequeño descanso, ya que mi fuerte no era realmente correr.

Pero solo ese pequeño tiempo fue suficiente para que entraran pensamientos intrusivos a mi cabeza.

Nox: Todo esto es culpa de Tau, donde quedo de que quería mejorar el mundo.

Me vendió solo por cumplir su sueño.

Como pude ser tan inocente.

En ese instante, al palpar mi cuello, sentí el colgante que Tau me había regalado, y comencé a recordar el día en que él me lo había regalado.

En ese instante, al palpar mi cuello, sentí el colgante que Tau me había regalado, y comencé a recordar el día en que él me lo había regalado

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Sublevación del Mal - Abismo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora