La enfermedad me estaba matando lentamente. La fiebre y el calor no descendían, pero en ese momento ya no me importaba si moría.
Mi apetito había desaparecido; cualquier alimento que ingería lo terminaba vomitando, como si mi cuerpo se hubiera vuelto reacio a aceptar cualquier muestra de bondad.
Tal vez simplemente ya no tenía fuerzas para combatir el porvenir.
Mis pensamientos se habían desvanecido, no había nada en mi cabeza más que un rotundo silencio, una tranquila y aguda paz.
Uno de esos días o de esas noches apareció ese guardia que llevaba el título de mi salvador.
Ingresó a mi celda y, con una voz un tanto incómoda, preguntó:
Guardia 3: ¿Cómo te encuentras, niño?
Era la primera vez en mucho tiempo que alguien preguntaba por mi bienestar, y como si hubiera tocado una cuerda sensible en mi corazón, todas las emociones que no se habían presentado en bastante tiempo ahora rebosaban entre lágrimas.
Nox: No... me... siento... bien...
El guardia, que se mantenía a escasos metros de mí, tomó la decisión de acortar la distancia y, con una voz compasiva, dijo:
Guardia 3: No debí preguntar algo como eso, es claro que no estás bien, aun así me parece muy valiente de tu parte que sigas luchando por vivir, y tienes que seguir luchando un poco más, por lo menos hasta que yo regrese.
Hoy partiré y buscaré ayuda para que puedas salir de aquí, pero hasta entonces debes aguantar un poco más.
"Solo un poco más..."
Esas palabras golpearon mi cabeza, llenándola de preguntas: ¿qué iba a ser de mí si lograba ser libre?, ¿iba a poder vivir con normalidad?, ¿podría vivir sin temores?
Por ahora, la pregunta más importante nacía de la nada. Tal vez porque ya había probado las malas intenciones de los seres humanos que, ahora que alguien trataba de ayudarme, me parecía bastante extraño.
Nox: ¿Por qué se preocupa por mí? ¿Por qué desea ayudarme?
Nuevamente, me ofreció su voz bondadosa y dijo:
Guardia 3: Fuera de este castillo tengo una esposa y un hijo de tu misma edad que esperan mi regreso. Cuando te veo, veo a mi hijo y no puedo evitar tener compasión de ti, porque aunque no sé los detalles de tu crimen para llegar hasta aquí, sé que ya fue suficiente, ya soportaste bastante.
Tal vez pueden llamarme loco, pero sé que no eres un niño malo. Tienes unos ojos que irradian calidez, algo no tan común en nuestra actual sociedad.
Las palabras que salieron de mi boca fueron meros agradecimientos, ya que para mí esas acciones significaba mucho.
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Sublevación del Mal - Abismo I
FantasyUn niño de tan solo doce años, tiene que afrontar un camino difícil en su vida y ahora empieza a caminar hacia un abismo del cual trata de salir ¿Será capaz de salir del abismo en el que se encuentra? #ReinoEH2023