CAPÍTULO 4 CULPA

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Los días seguían pasando sin noticias del señor Kalil desde que me había encerrado en esta celda.

No tenía forma de saber cuánto tiempo llevaba atrapado en este oscuro lugar, pero estaba seguro de que tarde o temprano el señor Kalil vendría por mí.

Y, como era de esperar, ese día llegó. La voz del 2do defensor resonó por todo el lugar, ordenando que me llevaran a su sala de torturas. No pasó mucho tiempo antes de que los guardias entraran y me arrastraran hasta el lugar que el 2do defensor había solicitado.

Al llegar, me ataron a una silla impidiéndome moverme, aunque era capaz de ver todo a mi alrededor. Se mostraban espadas de todo tipo, brillantes y peligrosas, al igual que ciertos elementos de tortura. En el centro figuraba una mesa llena de manchas de sangre, dando a entender que no había sido el único que había llegado hasta ese punto.

"Tengo miedo..."

No sabía lo que me harían, pero estar ahí solo auguraba cosas malas.

En eso entró el 2do defensor, quien llevaba una sonrisa en su rostro acompañado de un vino y una copa. Este colocó la copa y el vino en la mesa, sirviéndose un poco para luego tomar asiento frente a mí.

2do Kalil: Supongo que quieres saber por qué no vine más antes a verte.

Lo decía mientras agitaba el vino, mostrando aires de superioridad.

2do Kalil: Tuve que viajar de nuevo para traerte algunos obsequios que seguro serán de tu agrado.

"Por favor que no sea nada malo, por favor que no sea malo..."

Pedía a los dioses que no fuera nada malo, aunque estos ruegos no tenían sentido.

2do Kalil: Guardias, traigan los dos sacos.

Con la entrada de los guardias cargando los dos sacos manchados de sangre, la atmósfera se tornó aún más sombría. Inmediatamente, un escalofrío recorrió mi cuerpo al intuir lo que contenían esos sacos, pero en lo más profundo de mí, deseaba con todas mis fuerzas que no fueran lo que temía que fueran.

El horror me invadió al ver cómo los guardias colocaron las cabezas decapitadas sobre la mesa en el centro de la habitación. Al reconocer los rostros de la niña del orfanato y de la profesora Adara, mi grito de terror resonó en la sala, lleno de angustia y desesperación.

Nox: ¡Nooo!

2do Kalil: Jajaja, sabía que te iba a gustar mi obsequio.

Quería traerte más regalos, pero sería sospechoso que desaparecieran más cabezas humanas, ¿no crees?

Entre sollozos, pregunté por qué les había quitado la vida si ellas solo eran víctimas inocentes de esta historia.

Nox: ¿Por qué las mató? Ellas no le hicieron nada malo. Es más, la niña prometió aquel día que guardaría su secreto, y mi profesora nunca hizo algo para que terminara así.

Tomó un sorbo de la copa y comenzó a relatar los hechos.

2do Kalil: Esperaba tu pregunta.

Al principio solo iba a deshacerme de la niña, haciéndola que la adopten y trayéndola hasta aquí, pero tú me forzaste a matar a todos del orfanato.

Nox: ¿Mató a todos?

2do Kalil: Sí, maté a todos, porque tú escapaste y provocaste más problemas.

Mira lo que causaron tus acciones.

Yo no podría vivir con la conciencia tranquila, sabiendo que provoqué la muerte de muchos inocentes.

Sublevación del Mal - Abismo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora