Capítulo II

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Aquel sujeto caminaba rumbo a la oficina principal donde un gran equipo aguardaba para escuchar la decisión que cambiaría el rumbo de aquella firma.

-Señor Jeon- lo recibió educadamente su asistente antes de llegar a la puerta - tenemos una situación cambiante

-Dime que no tiene que ver con mi hijo

-Aún no ha llegado, sigue en su taller, Hoseok su asistente le aviso de la reunión y se ha negado a venir-dijo nervioso al ver cómo la cara de aquel hombre se tornaba más roja y su ceño se furncia con tanta tensión que parecía en cualquier momento se rompería.

-Comunicame con él cuando termine la reunión- resopló y recuperó la compostura - Si no me consigues esa llamada, hoy mismo firmas tu renuncia.

-Comunicame con él cuando termine la reunión- resopló y recuperó la compostura - Si no me consigues esa llamada, hoy mismo firmas tu renuncia

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-Pero señor - el miedo se apoderó de aquel asistente - el nunca me contesta

-Entonces es momento de que empieces a buscar trabajo en otro lugar - dijo y sonrió para entrar a la reunión.

Aquel asistente comenzó a marcarle a Hoseok y está solo le respondia que el joven Jeon no quería comunicarse con nadie.

Salió de aquel edificio, subió a su auto y se dirigió a la casa de aquel joven.

-No te va a atender, Jimin - dijo de inmediato aquel chico algo fastidiado

-Sigue en su taller? - se aflojó la corbata

-No ha salido desde ayer, sigue en su moto - dijo con hartazgo

-El señor Jeon me dijo que si no lo contactaba con él, me despediría

-Debes buscar otro trabajo entonces

-También eso me dijo

-Jimin- se acercó Hoseok - hay una ventana atrás del taller, yo entraría pero, hoy no traigo animos de estar aguantando los berrinches de un niño, tu puedes hacerlo y hacer la llamada.

-Gracias, Hobi- se regresó un poco a con él- y no es un niño, Hobi, te prohibo vuelvas a hablar asi de él, no solo frente a mi, sino frente a otros.

Jimin caminó hasta encontrar aquella rendija y por fortuna estaba abierta, trepó a ella y con un ruido estruendoso cayó entre unas cajas y latas vacías

-Mierda, Jimin! - dijo el Joven Jeon sobresaltado- me espantaste, imbecil!

-Mierda, Jimin! - dijo el Joven Jeon sobresaltado- me espantaste, imbecil!

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Un matrimonio de resacaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora