14. Revelación.

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Mikey no podía controlarse, Sanzu estaba a horcajadas sobre él mientras el rubio en su desesperación intentaba evitar que tocará su pene erecto. Sin embargo, las manos del loco no lo soltaban.

— ¿Por qué será que me he vuelto así?... —dijo tocando con la punta de la lengua su glande.

La corriente de excitación no permitía que su cuerpo lo rechazara. Sentía con asco como las contracciones en su abdomen pedían porque fueran aliviadas en su cavidad oral.

— No pensé que las drogas fueran a tirar a un alfa dominante como tú.

Siguió lamiendo el falo como una paleta; tentándolo, humedeciendo al alfa para sacar su propio miembro y frotarlos desordenadamente como si su mente estuviera poseída.

En ese instante, Sanzu sintió que estaba apunto de eyacular y paró. Se elevó sobre sus rodillas, abrió sus nalgas y cuando estaba apunto de penetrarse una persona entró.

— ... ¿Qué? —dijo asombrado por la vista.

Takemichi se había enfrentado a tal escena y aunque las feromonas de Mikey funcionaban como un debilitador. Las otras desconocidas lo pusieron furioso.

Se precipitó con ganas sobre el cuerpo de Sanzu sin importar que sus piernas ya no le respondieron completamente. Alcanzó a tambalearlo con un golpe torpe, pero la imagen del cuerpo de Mikey sin responder lo distrajo al momento de querer continuar con los torpes intentos de alejarlo.

— Mik...

Cuando Takemichi reaccionó Sanzu lo azotó desde el cuello contra el suelo.

— ¡¿Por qué siempre arruinas todo, asqueroso perro?!

El omega no podía hablar, las feromonas del alfa eran tan abrasivas que solo jadeaba en busca de aire. Como pudo agarró la piedra azul de su collar y la presionó dos veces; Mikey le había dicho que solo en caso de emergencia tocara ese botón oculto, y al ver la situación, sabía que no le ganaría a Sanzu.

— Eres una maldita garrapata —espetó el alfa como si tuviera tierra en los dientes.

Takemichi recibió todos los golpes e insultos que lo sometían sin resistencia. Creyó que lo matarían a ese paso, pero contrario a la expectativa, Sanzu se detuvo y con una cara escalofriante se rió.

— Ya sé cómo deshacerme de tí.

Comenzó a bajarle los pantalones ya humedecidos.

— ¿Sabías que yo conseguí el collar que traes puesto?

Takemichi comenzó a llorar cuando no pudo evitar ser desnudado y humillado.

— Mi huella táctil también es útil.

Y justo como dijo le quitó el collar.

— ¿Te gustan los bebés o prefieres que te vuelva mi perra?

Las uñas del omega sollozante se enterraron en los brazos de Sanzu.

— Por favor... No lo hagas.

Desgraciadamente, los recuerdos de la violencia sexual pasada también se sobrepusieron desconectándolo.

— Iwao... Basta. ¡Ya déjame!

Sanzu se quedó estupefacto.

— ¿Qué? —dijo sacudiendo el cuerpo en trance.

— Detente... déjame volver con él.

La voz de Takemichi se había convertido en un mantra susurrante lleno de dolor.

— ¡¿Qué mierda dijiste?! —le propinó una cachetada — ¡¿A quién llamaste, pedazo de idiota?!

— Déjame volver con él... déjame estar con Mikey.

Línea rota | MaiTake ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora