Línea rota | MaiTake ♥

19. Dominante.

Después de un beso sabor a chocolate Takemichi quedó atontado.
— ¿Puedes hacerlo de nuevo? —preguntó.
— Las veces que quieras.
Dos, tres, cuatro y muchos besos más se derramaron sobre el omega. Las feromonas fueron esparcidas igual que pétalos en primavera y el cuerpo que no debía de calentarse lo hizo.
Mikey estaba siendo precavido, no tocaba nada más que sus labios, cabello, nuca o manos. Por el contrario, no era debido a que fuera un ser humano decente sino que se por su sangre corría un cóctel de supresores que lo mantenían del lado racional.
Cuando Takemichi sintió los muslos y los genitales húmedos se sentó sobre el alfa besándolo agresivamente, mordiendo sus labios y frotándose contra sus piernas.
— Tócame —susurró quitándose la playera.
— No.
— ¿Por qué?
Los pezones de aureola rosada y ancha estaban subiendo y bajando con cada respiración fuerte que Takemichi daba. Mikey cerró los ojos para no sucumbir a uno de sus gustos más satisfactorios.
— Si lo hago... puedo morderte.
— ¿Y?
— Podría matarte.
Mentiras y más mentiras, ninguno sabía la razón verdadera por la que el destino se empeñaba en poner trabas a su relación.
— Tengo el collar —susurró en su oreja—. ¿Podemos hacerlo un poco?
Mikey lo besó con fuerza tumbándolo sobre el sofá. Recorrió su cuello hasta el pecho y tocó suavemente la punta de sus erectos pezones; los masajeo al mismo tiempo que rozaba con la rodilla su entrepierna y finalmente comenzó a chuparlos.
El omega estaba encantado por la sensación, no tenía idea de que tan bueno era que te lamieran el pecho ,sin embargo, ahí estaba eyaculando antes de tiempo.
— ¿Te corriste? —preguntó Mikey bajando sus pantalones y la ropa interior a la vez.
Avergonzado Takemichi se cubrió la cara.
— ¿Quieres parar?
Poco a poco dejo ver su rostro que negaba a la pregunta.
— Entonces, ponte sobre tus rodillas e inclinate. 
Obedientemente se puso en cuatro pensando que quizá hoy si lo harían, pero no fue así, Mikey solo colocó su miembro entre sus muslos golpeando rítmicamente y masturbando sus genitales al unisono.
Duraron unos minutos más hasta que ambos llegaron al climax.
— Vamos a limpiarnos— le dijo el alfa dejandolo con ganas de más.

🌸

Al otro día, Takemichi estuvo irritable; se puso a limpiar, regañó a dos subordinados por seguirlo cada que se movía dentro de la residencia y sobre todo porque su cuerpo estaba pesado e irradiaba sutiles feromonas.  Además, pasado del medio día, Mikey recibió una llamada cargada de enfado por ordenar que no lo dejarán salir ni al jardín.
La discusión terminó con el alfa accediendo, pero seguiría siendo vigilado.
— Oye, ¿Eres Ethan? —preguntó a uno de sus guardias.
Éste solo lo miró sin hablar y volvió a su posición.
— Bueno, aunque no me quieras hablar si me escuchas está bien.
Ethan abrió imperceptiblemente los labios musitando.
— Joven Takemichi, no es que no quiera hablar. Está en nuestro contrato y sí le dirijo la palabra para otra cosa que no sean órdenes. Me despedirán.
Entendía que no podía salir, aceptó que lo monitorean, pero ¿No podía ni hablar con las personas que lo cuidaban?
Ridículo
— Quería decirte que me discúlparas por gritarles en la mañana, no me siento bien y me enojo fácilmente—se rascó parte del cuello y agregó—. Como no pueden hablarme díselo también a Josh, no quiero parecer un loco malcriado.      
Ethan asintió sin mirarlo.
De vuelta en la hamaca colgante con suaves cojines escudriñó su entorno. Era un lindo jardín bordeado de flores, colores brillantes y un estanque con fuente. Los vitrales laterales pintaban de distintos tonos —en predominación azul— el ambiente, dejando que la calma se apoderara del cuerpo.
Vagamente recordaba el primer encuentro de Mikey con el Takemichi original, así que dedujo que la razón por la que el jardín parecía un hibernadero ostentoso y casi clerical nació de la nostalgia. El recordatorio lo hizo sentir un usurpador de nueva cuenta, pero está vez no le importó.
Takemichi seguía siendo Takemichi, él vivía consigo en sus memorias y sentimientos. Estaban fusionados, cuerdos para enfrentar el desenlace que en premoniciones latentes terminarían con muertes.
El mismo deseaba evitar sufrimiento innecesario a causa de dos variantes no pertenecientes a este mundo. No obstante, su intervención ya era demasiado añeja como para extraer a Hanma sin lastimarlo. Él quería herir, someter y amedrentar este mundo con su egoísmo.
Estructurando el plan, que consideraba confiar en Kisaki y el resto, se quedó dormido durante un par de horas mientras el clima era bueno. Fue hasta que el aire frío hizo temblar un poco el cuerpo que  Ethan intentó despertarlo para que se fuera a descansar, en oposición el omega le dió un manotazo y siguió durmiendo. El guardia se rió de lo cómico que era Takemichi, le gustaba como siendo tan pequeño podía ser tan malhumorado, tierno y guapo al mismo tiempo. Sacudió su cabeza alejando los pensamientos indebidos repitiendo que el chico frente a él era la esposa de su jefe.
Finalmente, luego de fallar en despertarlo, lo llevó a su habitación cargándolo respetuosamente sin tocar zonas innecesarias.
Por la noche, después de cenar, Mikey avisó que no volvería hasta el día siguiente. Le deseo dulces sueños mezclados con palabras que sonrojarían hasta una piedra y fue todo.
— No te desveles. Cuídate mientras no esté ahí —el alfa no espero respuesta y colgó. Pareció que al final dijo un te amo, pero Takemichi no estaba seguro.
Se dispuso a dormir plácidamente como se lo habían dicho, contrario a sus deseos la fiebre subió de nuevo como si un afrodisíaco poderoso lo hubiera bañado dejandolo pegajoso y jadeando; si se tratara de una analogía podría decirse que parecía estar ovulando aunque no tuviera manera de quedar embarazado con el 50% de su cuerpo siendo omega.
Inconscientemente buscaba lo que todo tonto, guiado por cuentos de hadas y romances color de rosa, deseaba encontrar. Un destinado o un cualquiera al que le pudiera decir «te amo» mientras recibía feromonas y se apareaban como adictos.
En contra a lo que su cuerpo le pedía, se repitió mil veces que solo actuaba así por el virus. Él nunca sacudiría su trasero para que otro alfa a excepción de Mikey lo tomara.
Cierto o no, el collar había enviado señales de cambios en la liberación de sus feromonas por lo que en cuestión de minutos Naoto entró a la habitación junto a a Senju para canalizarlo. Hablaban demasiado rápido y Takemichi los escuchaba muy lejos, parecía que estaba por desmayarse, pero reaccionó bruscamente cuando la mano que intentaba meter una pastilla en su boca lo tocó.
— Tranquilo es solo un antipirético.
Viendo esos ojos cristalinos se relajó dejando que perforan una vez más sus venas y le hicieran un perfil de rasgo.
Esa noche su nivel de infección habia superando el 50% de mutación, ahora contaba con un 63% en categoría omega.
— ¿Qué está mal?— preguntó Takemichi al ver cómo Naoto y Senju intercambiaban miradas.
— ¿Haz tenido relaciones sexuales recientemente?
Ante la pregunta, si no estuviera tan adolorido,  quizá Takemichi se habría sonrojado; en cambio estaba hablando con normalidad.
— No hemos llegado a la penetración ¿Por qué?
— Es que, los supresoras no funcionan en tí, te dan ciclos de calor, no has tenido ataques como los de Shinichiro, el virus se está insertando bien en tu cuerpo y... justo hace rato Ethan se desmayó porque estuvo cerca de tí.
— ¿Qué? ¿Se desmayó?
El omega comenzó a pensar tonterías en las que sus respuestas eran dos: estar a punto de morir o ser tóxico.
Por suerte Senju mostró una sonrisa.
— Ethan es beta, no tendría porque oler tus feromonas, pero solo pasaría si eres un omega dominante.
— Un omega ¿Qué?

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Hi! Hi!  (⁠ ⁠˘⁠ ⁠³⁠˘⁠)⁠♥
Seré breve, me encanta cuando comentan o votan. Me hacen sentir que les está gustando la historia. Así que dedicó este capítulo a @Arcticking95 🌈✨ quien siempre esta comentando y respondiendo las preguntas al final de los capítulos.

¡Estaré poniendo más dedicatorias en el futuro! Mil gracias por continuar leyendo.

Nota: Está semana entraremos al desenlace, preparen su corazón.