—Pov Takemichi—
Estar en un sueño agradable se siente como el mar en calma, no hay bruma, no existe la realidad estridente, anhelas quedarte por siempre y los deseos se manifiestan sin que la consciencia lo suprima.
Así eran mis sueños, en todas las formas posibles, en cualquier momento y en cualquier vida. Soñaba con él cada noche desde que tomé consciencia en este cuerpo; me resistí a ser el sustituto del yo en este lugar, pero conforme pasaron los días me volví codicioso. Sabía que la enfermedad que me provocaron me mataría en unos meses.
Intenté resistirme a lo que mi corazón sentía, evitaba situaciones románticas, ignoré su trato amable pensando que era el mismo loco que me disparó hasta la muerte. Sin embargo no funcionó, cada momento que pasaba conmigo llegaba a inhalar un sutil olor a sándalo que me debilitaba. Ponía excusas sobre tener dolor de cabeza, dormir, sentir náuseas y mostraba incomodidad tan solo para que no viera que mis pantalones estaban mojados.
Me esforcé en comunicar que se alejara, y al contrario, él se aferró más a mí.
Cuando me acostumbré a ser tratado de buena manera me dí cuenta de que el Mikey original, al que intentaba salvar, nunca lo habría hecho. Todo el tiempo que estuve con él se dedicó a herirme y a dejar que me lastimaran en vez de protegerme. Si él me hubiera amado la mitad de lo que yo lo amo quizá me trataría igual que este hombre con el mismo rostro, con tanta devoción.
Deseaba quererlo, y aunque fuera temporal, darle lo que necesitaba.
— ¿Cómo te sientes?
La cálida voz me hizo volver a la habitación donde estaba.
— Bien... —dije acariciando las sábanas—. ¿Dormiste aquí?
— Si, no quería dejarte solo.
La mirada de ojos profundos con destellos dorados estaban fijos en mí. Mostraban preocupación, alivio y sentimientos contradictorios que podrían llamarse amor. A pesar de ello, ninguno habló, solo el silencio era relajante.
Yo sabía que estaba bien y él debía saberlo también; el olor de nuestros cuerpos se comunicaba en calma mientras continuamos viéndonos.
No era raro que estuviera prendado de él.
— Mikey... ¿Puedo besarte?
Por un momento ví que su cuerpo se tensó, pero al instante siguiente se levantó para subir a la cama y quedar frente a mí.
— ¿Estás seguro?
Tomé su rostro asintiendo y besé sus labios.
Comenzamos a tientas, tocándonos suavemente, abrí la boca para dejarlo chupar mi lengua y jugar entre mis dientes. Fue subiendo la intensidad mordiéndome, acariciando mi espalda y rozando su pecho contra el mío.
— ¿Puedo? —dijo sujetando la esquina de mi bata.
Levanté mis brazos para que me desnudara y contrario al aire frío de la noche mi cuerpo sentía calor.
Continuo besándome desde la boca hasta el pecho tocando cada parte de mi piel. Mis manos se aferraban a su espalda y su cabello, quería comerlo por completo.
Mi cabeza estaba hipnotizada por el aroma que emanaba de él, quería abrir mis piernas y que me penetrara hasta quitar la irritación en mis genitales; el vaivén de mis caderas se profundizó cuando sentí el bulto de su erección. Era grande aunque no había llegado a su tamaño máximo, sentía miedo del dolor que podría causarme, pero mis muslos ya estaban mojados y mi agujero se apretaba en busca de tragar algo para aliviarme.
Desabroché con las manos temblorosas su pantalón y baje la ropa humedecida que lo cubría. Su miembro brillante salió de un brinco golpeando mis manos.
— Me gusta el color —dije lamiendo mis labios mientras empujaba la cadera de Mikey hacia mi boca—. Déjame comerlo.
Lamí la punta roja sin entender cómo haría que algo tan grande no rompiera mi mandíbula. Nunca había dado sexo oral, pero la memoria de mi cuerpo me sorprendió.
Sin reparo moví mis manos al compas de mi boca dejando que mi saliva se mezclara con el presemen. Lo humedecí hasta escuchar los choques acuosos que salían de mis manos al introudicirlo un poco más profundo en mi garganta.
Hubo algunos intentos de arcada, pero los suprimía mientras veía los ojos fieros del rubio que me sujetaba la cabeza.
— Lo siento — gruñó, empujando hasta apuñalar mi boca por completo.
Abrí mi garganta para recibir sus estocadas, apenas podía respirar, sin embargo aguante hasta sentir el líquido de fuerte olor combinado con el sándalo, y cuando terminó de vertir todo, lo sacó lentamente dejando que un hilo viscoso nos mantuviera unidos.
Me quedé como tonto con la boca entreabierta mientras él tocaba mis labios con los dedos para cortar el lazo.
— ¿Esto es lo que deseas?
Hablé diciendo que si, pero la voz no salía.
— ¿Takemichi? —preguntó bajando poco a poco la sonrisa.
Intenté jalarlo, pero no pude, grité y nada paso. Ví como su cara se tornaba oscura dándome la espalda, dejándome ver un tatuaje igual al de Draken.
Me asuste al ver algo que no debería de existir en este mundo.
— Eres un mentiroso.
De pronto, una silueta se acercó a su cuerpo disparándole. El hombre me miró sonriendo y lo reconocí.
Entonces mis propios gritos me despertaron.
— ¡Llamen a Naoto! —decía una mujer presionando algo sobre la pared—. ¡¿Acaso son sordos o qué?!
Mis ojos fueron enfocando a medida que la joven seguía gritando. La lámpara con la que me revisaba fue apartada por mi mano.
— Estoy bien —dije irritado—. No llames a nadie.
Ya tenía suficiente de escuchar que llamarán a Naoto cada vez que recuperaba el conocimiento.
— ¿Te duele algo?
— No.
La doctora se relajó soltando un suspiro y presionando su pecho.
— Me asustaste hasta la muerte— parloteó con una sonrisa de alivio—. Pensé que estabas por sufrir un ataque, te revolvías mucho, parecía que estabas ahogándote.
La sangré se me fue a la cabeza, no quería quitarla de su error al decirle que solo estaba soñando que me cogían la boca... Aunque luego se convirtió en pesadilla.
— Tuve un mal sueño.
— ¿Seguro que no es nada más? —insistió—. Me preocupa que sigas sintiendo fiebre.
Negué con la cabeza apresar de que el dolor continuaba.
Los ojos cristalinos de la joven con bonito rostro se curvaron en una sonrisa. Me miraba como si le alegrara verme.
— ¿Te conozco?
— ¿Qué? — respondió sorprendida—. No, es la primera vez que te veo, soy Senju Kawaragi, tu médico a cargo de la reversión de tu caso.
— Ah... Supongo que me equivoqué.
Acepté su excusa, pero sabía el tipo de expresión con la que me miraba. Era la misma que yo ponía cada vez que volvía en el tiempo y veía a mis amigos vivos después de presenciar su muerte en el futuro.
Quizá no era la misma situación, pero es extraño que alguien que acabas de conocer te mire con alivio.
— Takemichi, para evitar recaídas te he suministrado un compuesto que inhibirá tu celo e intentará preparar tu cuerpo para la recepción de la cura. Como sabes Manjiro nos dió poco tiempo para trabajar y el ataque de Sanzu provocó que tu mutación esté en un 50% completa.
En otras palabras, me quedaba la mitad del tiempo inicial para morir.
— Sin embargo... hay algo que me preocupa más.
Sus ojos señalaron las cámaras en la habitación y me guiñó un ojo.
— ¿Necesitas ir al baño?
Dudé un poco y al final tomé su mano para que me llevara.
Una vez dentro me apoyé contra la pared y dejé que hablara.
— Seré breve, lo que te voy a decir es algo que nadie en este lugar quiere que sepas, pero creo que sí no lo hago vas a terminar muriendo de verdad.
No podía creer que recién me había despertado y ya habían cosas en que pensar o situaciones que ignorar al igual que una muñeca de trapo bailando sin sentido. Con trabajo y tenía el puzzle de mi vida.
— Mikey quiere vigilante las 24 horas, nos ha ordenado implantar esto en tu collar—me mostró una cápsula con un cuadrito metálico dentro—. Es un GPS con batería de larga duración, además el collar que vendrán a ponerte grabará todo lo que digas y lo que te digan.
— ¿Qué? —dije aturdido por sus palabras—. Mikey no es ese tipo de persona.
La joven doctora me miró con cansancio.
— Es que tú no lo conoces como jefe ni como alfa dominante... Menos cuando se trata de ti.
Por un instante me extrañó la forma en la que no quería creerlo, y por el otro lado tenía sentido. Él perdería la cabeza si algo le pasara a quien ama.
— ¿Qué hay de malo con que me proteja?
La expresión de incredulidad me incómodo.
— Takemichi... Esto no es protección, quiere encerrarte hasta que nosotros te curemos o te matemos.
— Doctora—la paré en seco. —Le voy a hacer una pregunta ¿Quién es usted para preocuparse por mí?
Un silencio incómodo se presentó.
— Realmente... no me recuerdas.
Miré bien su cara intentando buscar entre los recuerdos confusos, pero el aturdimiento no me dejaba pensar con claridad.
— Takemichi, quiero verte feliz y libre —tomó mi mano. —Porque yo te....
Antes de terminar, la puerta se abrió de golpe dejando ver a un hombre salvaje, con el mismo atractivo desaliñado y elegante que lo caracterizaba. Una contradicción bien portada.
— ¡¿Por qué mierda no hiciste lo que debías?! —dijo aventándome para sujetar a la doctora de la bata.
Solté un grito al caer de lado.
— Es lo que el paciente quiso —respondió la albina sin miedo.
Baji, aún más enojado, la alzó azotando su cuerpo pequeño en la pared.
— ¡Suéltala, pendejo!— vociferó alguien a sus espaldas.
— ¡Está maldita, perra!... ¿Qué más quieres joder?
Me levanté para empujar al alfa furioso, pero Izana llegó primero apartandolo de un golpe.
— ¡Ya déjala en paz, pedazo de mierda! —gritó volviéndole a dar un puñetazo. — Si Chifuyu quiere dejarte, tú te callas, te aguantas y dejas de buscar culpables...
Le propinó otros tres golpes, dos con el puño y una patada que lo dejó en el suelo.
— Perdón, Senju —dijo sacando a Baji mientras me miraba de forma extraña, como si no le cayera bien.
— ¿Estás bien?
Se alisó la ropa y sonrió.
— Si, de hecho lo esperaba.
— ¿Qué?... ¿Por qué?
— A los alfas es muy fácil descolocarlos, actúan por instinto si les quitas lo que les gusta. Son como perros que no distinguen juguetes de personas reales con sentimientos y decisiones.
Su metáfora me dejaba algo claro.
— ¿Odias a los alfas?
Asintió con la cabeza.
— Es mitad y mitad, los odio por su comportamiento todo poderoso sobre omegas y betas, pero al mismo tiempo sé que ellos no tienen la culpa de nacer así. Sin embargo, podrían ser menos bastardos.🌸
Después de mi exhaustiva revisión y horas de preguntar por Mikey, pasó lo que Senju había dicho; me pusieron un collar más pesado que el anterior, unas muñequeras finas muy adornadas y Naoto habló sobre mi situación mental luego del ataque.
No había nada extraordinario, fue un intento de violación inducido por las feronomas. Algo que para mí, quien ya había muerto más de una vez, podía pasar sin pena ni gloria.
— Será mejor que mantengas a alguien contigo.
¿Un cuidador por si me suicido?
Me quedé callado asintiendo, lo único que quería era llamar al hombre de la tarjeta que Chifuyu me dió antes de escapar.
El papel tenía únicamente un número y las letras K T, NEO.
— ¿Estás de acuerdo? —dijo Naoto.
— Eh, si. Está bien— respondí sin saber a qué.
Entonces se levantó apresuradamente con nerviosismo.
— Me voy. Espera hasta que Mikey venga.
— ¡Espera! —lo detuve en la puerta—. ¿Te pasa algo?... Estás sudando.
— No es nada, hace calor y Mikey no me deja ni un descanso. Además tú sabes que por las noches el par de demonios tampoco son bondadosos.
Sonrió sarcásticamente saliendo de la habitación.
— Mentiroso —musité a la nada.
Por lo general, se quedaba un rato más para platicar de otras cosas relacionada con Chifuyu o los gemelos, pero en esta ocasión se fue como si se le hiciera tarde para una cita, dejando los papeles sobre la mesa y un bolígrafo. Me quedé pensando en lo extraño que era todo. Se que no éramos muy amigos, pero lo sentía. Él no era un beta como decía y por alguna razón los demás no se daban cuenta o fingían.
Dejé a un lado el asunto con Naoto y continue dándole vueltas a mi sueño.
Se suponía que este mundo no tenía nada que ver con las líneas temporales anteriores, pero aún así Mikey estaba envuelto en negocios con pinta turbia, querían matarme para perjudicarlo y el sueño que tuve con Hanma al final seguía molestándome.
¿Acaso lo volví a ver después de la muerte de Kisaki?
Sentí una punzada en el pecho y una idea cruzó mi mente.
Puede que él tampoco sea de aquí.
De repente me reí de mí por estar creando hipótesis locas en mi cabeza, pero quité mi sonrisa cuando presté atención a los documentos que Naoto me dejó.Al inicio parecían recomendaciones médicas y mantras raros, no obstante a la mitad me llamó la atención su extraña narrativa:
"Hola Takemichi, lamento hacer esto, pero no puedo apoyarme en nadie más. Sé de tí y tu extraña forma de ser luego de convertirte en omega. Por alguna razón Hanma está obsesionado con destruir a Mikey y a ti, así que no puedo dejar de pensar que tú eres igual.
Chifiyu, me contó lo que le hiciste ver, recuerda a Hanma y al parecer una versión despreciable de mí.
No sé si estoy en lo correcto, pero ¿También eres un viajero del tiempo?
Si es así, te adjunto las pruebas de que ninguna persona con el nombre de Hanma o sus características físicas existe en este país.
A propósito, mi nombre es Kisati Tetta o solo K. Llámame tan pronto puedas.".
Pasé las hojas una a una y en efecto era la investigación a cerca de Hanma.
Leí todas con detenimiento hasta ver un apartado de letra autógrafa:"En esta vida solo puedes confiar en tus médicos y un amigo. Quizá cuando llegues a mí yo ya no esté".
🌸
✨¡Hola! Pandilleros MaiTake✨ Espero estén bien porque habrá maratón (en dos días) 💖💖💖
Y para los que son de México (como acá su servilleta) felices fiestas patrias 🇲🇽 UwU
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Línea rota | MaiTake ♥
Fiksi Penggemar"Si tengo otra vida quiero estar contigo". 1. Una muerte inminente. 2. Un deseo que lleva a una línea alternativa omegaverse. 3. Un amor corrosivo ligado por el instinto. Este es el mundo al que Takemichi se enfrentará. ¿Será capaz de aceptar a un M...