voces de un alma perdida

corazón de hielo

Caricia de estrella fugaz
rozó mi corazón,
Bóveda celeste reluciente y bella
ante mis ojos se desvanecio en niebla, borrando mi vista.

tentando a ciegas una forma,
un ancla,
pero lo único que encontré
fue un corazón de hielo,
me aferre de él desesperado,
y esperanzado lo sostuve
mientras me quemaba las manos,
gota a gota te fuiste consumiendo pero nunca me di cuenta,
hipnotizado con tu aura de vida y amistad.
Ignore ese olor que irradiabas; a azufre camuflado con galletas recién horneadas.

Cielo nublado en nuestro mundo;
bailamos en la lluvia mientras nuestras pieles se unían
y se convertían en una,
mi boca se inundaba de tu sabor;
a hierro humedo y fundido.

Y ahora que ya no estás,
en marea en calma me he convertido, en una hoja seca
libre al viento otoñal de la vida, llévame a dónde quieras querida,
yo ya tire mis remos,
estrellame contra las ventanas
de otro corazón de hielo,
o a la de un corazón cálido
como una hoguera,
¿acaso lo merezco?.

Dios griego que bajó la cabeza ante el titan
y ya no volvió a ser igual,
pero ¿quien es realmente el malo en la historia?
¿Acaso los dos no son igual de monstruosos?

Déjame olvidarme del mundo en mi ataud rodeado de tus flores favoritas,
déjame dormir sobre aquella bufanda que usaste para intentar estrangularme,
pero al mismo tiempo con la que me besaste por primera vez;
labios de jalea y cianuro como la manzana de Eva.

Melancolía que me mantiene prisionero en esta rutina de caverna, cadenas invisibles para el mundo, pero muy duras en mi mente.

Te deje volar en mi globo de terapia un millón de veces,
pero nunca consigo soltarte,
quito la costra de tu herida en mi pecho una y otra vez,
convirtiéndose en un bucle,
doloroso e inevitable,
casi como el ciclo de la luna, ¿masoquista que soy?
o ¿solo intento volver a entender
el por qué me dejaste?