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Un hermoso traje rojo con brillos y encajes, una bella gargantilla negra que tenía de adorno un bonito corazón dorado. Su cabello negro, con suaves ondas que combinaban perfectamente con su piel. Los estilistas de Siyeon habían hecho de él un príncipe esa noche, llamando la atención de todos los presentes con su increíble belleza. Abrumado por la cantidad de personas desconocidas que se acercaban a él, personas que nunca había visto. Estaba tan furioso porque SeongHwa no lo acompañó como quería, lo había dejado solo, abandonado con ese montón de personas aburridas. Tratando de controlar su enfado para no ser irrespetuoso. Esperaba para irse a su lado como le correspondía, como Yeobin le había indicado anteriormente.

Hasta que SeongHwa llegó. 
Bueno, debería ser un peligro ser tan guapo ¿No es así? Todo alfa atractivo que allí había fue opacado por la belleza de ese hombre y demonios, su interior se sintió caliente por alguna razón. Vestido de negro con ese traje y corbata, con su cabello bien peinado ¿Se podía resistir a tanto?  No era el único que miraba semejante muchacho, mientras su saliva caía por su mentón hasta el piso. Las miradas sorprendidas y enamoradas de algunos betas, omegas hasta alfas, estaban sobre el. Uh, por un momento creyó que se dirigía con él pero no, lo vió perderse en alguna parte del evento con esa sonrisa bonita, olvidándose de él ¿Adonde iba? Resopló antes de despedirse adecuadamente e irse en busca del alfa.
Caminó perdido, mirando como las personas se divertían a su manera.

ー¿En donde estás? --. Los enormes alfas le impedían ver mejor.

Localizó al hombre que buscaba, deteniéndose a varios grandes pasos de allí. Lo que encontró verdaderamente no le agradó, en lo absoluto. SeongHwa hablaba divertido con un chico que no conocía, un chico elegante de traje negro de belleza hipnotizante, parecía ser un modelo, con estilo y elegancia natural ¿Quien era? Su esposo reía increíblemente con el y podía ver brillitos en su mirada. No se tenía que ser ciego para no darse cuenta que ese era el Omega de SeongHwa, el chico que amaba.

Maldijo. Su interior comenzó a hervir, realmente furioso, aunque por fuera aparentaba estar demasiado tranquilo, en cualquier instante explotaría y el no era un chico de hacer escándalo ¿Por que simplemente no le dijo que ese chico existía? Esperen... ¿Que era ese sentimiento que comenzaba a esparcirse por todo su cuerpo y por qué? Sus pies caminaron dando zancadas, con sus manitos hechas puños hasta donde su esposo estaba, parándose frente a él. Se miraron a la cara con el mismo semblante, serio. Si algo comenzaba querer en toda su pesadilla era el aroma refrescante que el alfa tenía encima, sumamente delicioso, algo que al principio no soportaba y que su lobo empezaba a considerar como propio.

ーSeongHwa, por fin llegas. --. Habló por fin, quitando su rostro serio a uno de falsa felicidad. Se giró par ver al más bajo. --. Ah, hola, soy Yeosang ¿Y tú eres?

Yeosang supo el porque ese Omega llamaba evidentemente la atención de SeongHwa. Poseía de un aroma precioso, de la fruta favorita del alfa, de dulces fresas ¿Que suerte, no? De cerca era mucho más bello, sus pestañas largas le daban armonía a su mirada y esa fina nariz, era encantador sin duda. Demonios, parecía ser sacado de una revista de modas, su ropa, su estilo, era imposible no sentirse un poco inferior. Alguien que parecía pertenecer a ese lugar. Ahora, tampoco podía negar lo bien que ambos se veían juntos, como una pareja real. Esa imagen jamás se borraría de su mente, no lo dejaría tranquilo.

Cuando creía que las cosas entre ellos estaban mejorando, una esperanza de ser más cercano a SeongHwa se intensificó dentro de su cuerpo. Esa noche realmente quería llegar de la mano de SeongHwa, tal vez para sentirse seguro y ahorrarse de los reclamos de su padre, pero se sintió horrible cuando supo que este no le dio inicios de querer ir a su lado. Y Yeobin por otra parte le dió la orden de ir con su esposo apenas tocaba ese sitio, algo que no había podido cumplir, algo que le traería demasiados reclamos.

Marry | Seongsang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora