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-¿Está todo bien?- inquirió el señor Brown, mirando a los tres adolescentes mirándose en la sala, pero sin lograr descifrar sus expresiones.

-Si, creo que si.- afirmó Sabrina esperando a que alguno de los dos hablara, pero ninguno decía nada, Emma le señalo con los ojos su habitación, así que Sabrina entendió la señal.

Los tres pasaron a la habitación del fondo, la que era de Sabrina, la chica cerró la puerta tras ellos y se cruzó de brazos, el gesto de duda aún en su rostro, no entendía porque toda la situación parecía tan misteriosa.-¿Que sucede? Me estoy empezando a preocupar...- dijo con un tono de nervios y diversión.

Emma se sentó en la cama, jugando con sus manos, intentando pasar el nudo que tenía en la garganta para poder explicar su situación, aquella que le aterraba y venía persiguiendo desde hacía un rato.

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-¿Por que nunca me dijiste nada Emma?- sentía los ojos picándole por las lágrimas, como es que nunca se dio cuenta de los abusos que su mejor amiga estaba sufriendo por parte de su familia.

-No lo se... había entrado en pánico.- balbuceó Emma tomando un cojín de la cama de esta y poniéndolo contra su cara en frustración.

Eddie solo estaba recargado contra la puerta del cuarto de Sabrina, inseguro de que decir o hacer, además con el nerviosismo de estar en la habitación de esta, inspeccionando con la mirada los artículos esparcidos en el escritorio, libretas con dibujos, pinturas, lápices y botes de tintas de diferentes colores.

-Tenia miedo y no quería que la gente lo supiera... me avergoncé y después empezaron las fiestas.- le dirigió una mirada rápida a Eddie.- Era muy fácil consumir sin tener cabeza, todo pasa tan rápido y al final no recuerdas nada... eso era lo que quería, no recordar.

-¿Tu sabias acerca de esto?- esta vez la voz de Sabrina se dirigía a Eddie, el chico tomado por sorpresa alzó las manos en inocencia.- ¿Por eso le vendías las drogas?

-Hey hey, espera.- comenzó Eddie interrumpiéndola, notando el enojo que teñía la voz de la chica frente a él.- Yo me acabo de enterar hoy, igual que tú... si llegamos juntos fue porque Emma necesitaba ayuda, y para serte honesto tampoco es de mi incumbencia los motivos por los que la gente quiera consumir algo de lo que yo vendo.

-Eso es absurdo.- gritó ella, frustrada con la situación y el hecho de que Eddie siempre fue el dealer con el que Emma recurría, como se podía ser tan inconsciente para venderle droga a una chica que claramente no estaba bien.

Emma bailo su mirada entre Eddie y Sabrina, ahora se sentía en la misma situación que cuando sus padres discutían, se estaban pasando la culpa como si fuera una pelota, no quería sentirse así, no le gustaba eso.

Por costumbre y reflejo puso sus manos a cada lado de su cabeza, intentando taparse los oídos y así no escuchar la conversación, solo quería sentirse en un lugar seguro.

-Emma...- volvió a hablarle Brina al ver la reacción de esta, pero Eddie la interrumpió.

-Dale tiempo, está procesando las cosas.- añadió el, viendo pelea en los ojos de Emma.- Creo que es mejor que me vaya... claramente no tengo nada que hacer aquí.

Eddie busco la mirada de Sabrina, ver algún atisbo para que le pidiera que se quedara, pero no, así que decidido tomo la lonchera del escritorio de la chica y salió de la habitación, despidiéndose del señor Brown con una disculpa y saliendo finalmente por la puerta principal.

Sabrina se dio cuenta de el tono en el que Eddie había dicho lo último, ¿realmente había sido culpa del chico crearle la adicción a Emma? , claro, el no conocía los problemas de su amiga, tampoco la había obligado a consumir.

-No te enojes con el.- la voz de Emma salió ahogada en su garganta, viendo como su mejor amiga aún miraba la puerta cerrada de la habitación.- No es su culpa el que yo haya decidido consumir como lo hago... siento mucho haberte provocado problemas con tu novio.- bromeó.

-No es tu culpa nada de esto.- afirmó Sabrina sentándose a su lado y abrazándola fuertemente.- Así como no es tu culpa lo que sucede en tu casa, ¿Has pensado en denunciar a tu papá?

Emma negó con la cabeza, tragando duro.- Haría las cosas mucho peor... ademas la policía aquí no hace nada, tienen la vista nublada y oídos sordos.- recargó su cabeza contra el hombro de su amiga.

-Puedes quedarte a vivir conmigo el tiempo que sea necesario.- le aseguró.- Veremos una forma de darle a tu papá lo que se merece, y por lo mientras puedes estar aquí, sabes que es tu casa tanto como lo es mía.

-Gracias.- musitó la rubia, tomando y entrelazando su mano con la de ella, permanecieron un momento en silencio hasta que interrumpió nuevamente.- Tienes que arreglarte con Eddie.

-¿Si estuvo muy mierda lo que dije verdad?

-Si, me temo que si...- le confirmo ella.

TATTOOS || Eddie Munson ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora