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Emma se despertó por fin, sintiéndose desorientada y con un terrible dolor de cabeza, se miró a sí misma, con pijamas que no eran suyas y un montón de cobijas a su alrededor, se había dormido en un sofá. ¿Cómo había llegado al sofá?

-Buenos días Emma.- dijo el papá de Brina, tomando su chamarra y despidiéndose de ellas con un ademán de mano.- El desayuno ya está listo en la mesa.

-Hola solecito.- dijo Sabrina sarcásticamente mientras se concentraba en el dibujo del club Hellfire.- Hay huevos y tocino...

Emma hizo su camino hasta llegar al comedor donde estaba su amiga, se colocó la mano en los ojos, intentando disminuir la luz y su dolor de cabeza.- ¿Cómo llegue a tu casa ayer?

-¿No recuerdas?- Sabrina miraba a su amiga haciendo gesto pensativo, pero negó con la cabeza.- Te encontramos en una fábrica abandonada, estabas con Billy Hargrove, pero la situación no se veía bien.

-¿Encontramos?- inquirió la rubia, arrugando el ceño, era demasiado temprano para intentar conectar puntos.- ¿Qué hacia con Billy Hargrove en una fábrica abandonada?- de pronto el rostro se le iluminó.- No sucedió nada ¿verdad?

-No que yo sepa.- le puso una mano en el hombro a su amiga.- Emma... no puedes seguir haciéndote esto, no puedes irte de fiesta y desconectarte del mundo, no sabes los peligros que pueden pasar.- le reprochó, pero la atrajo en un abrazo.- Y si lo vas a hacer al menos dime, para poder estar pendiente de ti.

-Lo se... lo siento.- dijo la rubia aceptando el abrazo y recargándose en el hombro de su amiga.

-Y también le vomitaste encima a Eddie.- añadió Sabrina riéndose, Emma enterró más el rostro en su hombro, negando con la cabeza.

El desayuno fue agradable, Emma amaba la comida en casa de Sabrina, se sentía tan cálida, el tiempo pasó rápido entre las chicas hablando de lo sucedido la noche anterior y los chismes que Emma había logrado escuchar durante la fiesta, antes de que todo se pusiera en negro, claramente.

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Sabrina alistó su mochila, asegurándose de que el sobre amarillo con el dinero estuviera ahí, estaba emocionada, con su primer pago podría adquirir las tintas de buena calidad y no tendría que recurrir a las diluidas y opacas que solía usar para practicar.

-Sabrina ¿Qué tal?- le saludó el joven invitándola a pasar a la tienda, delineado negro pesado sobre sus ojos y un Mohawk teñido de color rojo.

Elijah era el dueño de la tienda "Skin Forever", el local se encontraba en las afueras del pueblo, y ahí era donde los artistas conseguían toda clase de materiales para su trabajo, desde las mesas, tintas, máquinas, agujas y las cosas más básicas como guantes desechables.

-Finalmente decidiste comprar equipo.- las cadenas que colgaban de su cinturón hacían un ruido mientras chocaban unas con otras.- ¿Qué vas a necesitar?

-Bueno...- dijo ella mientras sacaba el dinero de su mochila extendiéndolo en el mostrador.- Por ahora solo puedo permitirme las tintas.

-Entiendo.- respondió Elijah guardando el dinero en la caja registradora, y volteándose para tomar una bolsa para meter los botes de tinta, negra, roja, azul, amarilla.

Mientras Elijah buscaba y armaba la compra, Sabrina se puso a ver y dar vueltas por la tienda, las tintas de brillantes colores daban un resalte a la pared negra, debajo del mostrador y detrás del cristal se encontraban las máquinas para tatuajes, mucho más complejas que la casera que había armado en su casa.

Las repisas tenían diferentes fotografías de tatuajes que Elijah había realizado hace algunos años, Sabrina lo admiraba mucho, quería llegar a tener la misma o mayor habilidad que el a la hora de dibujar en la piel de las personas. También había diferentes exposiciones de tipos de expansiones de orejas y piezas para las perforaciones, pero Sabrina prefería enfocarse en la piel y los tatuajes.

-Aquí tienes mi querida Brina.- Le extendió la bolsa y le guiñó un ojo, Sabrina la tomó entre sus manos, una sonrisa que le empezaba a doler se formó en su rostro.- Viene una tinta blanca de regalo.

-Gracias... de verdad.

-La próxima semana llegan nuevos modelos de las máquinas.- apuntó a la vitrina del mostrador.- Así que dejare estas a mitad de precio, por si gustas darte una vuelta y aprovechar la promoción.

La verdad es que Elijah no tenía ninguna oferta de máquinas nuevas y tampoco pensaba tener promociones, pero sabía que a la chica frente a él le apasionaba todo el mundo del tatuaje, así que si le podía apoyar en el camino de artista lo haría.

-Gracias Elijah.- el rostro de Sabrina hizo que Elijah se sintiera confortado y relajado, se sentía bien hacer algo bueno para alguien.

La chica salió de la tienda, poniendo las cosas en la canasta de su bicicleta, con un animo totalmente renovado y más esperanzada que nunca de poder realizar un tatuaje profesional.

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-¿Recuerdan la idea que tenía de formar un club de D&D para el próximo año?- Eddie había reunido a la banda en su spot secreto, los chicos asintieron.- He conseguido el logo de nuestro club.

Se bajo el cierre de la chamarra de cuero, dejando a la vista la playera con el logo que Sabrina, días atrás, le había entregado. En letras negras y grandes se leía perfectamente "Hellfire Club" y debajo de estas estaba el logo de un pequeño diablo con armas a los lados, era más de lo que Eddie podría haberle pedido a Sabrina, se encontraba emocionado y satisfecho con la imagen de su club.

-Es increíble...- Wallace se había levantado para ver más de cerca la playera, Eddie se relamió los labios, nervioso por la opinión de sus amigos.- Necesitamos las nuestras.

-De eso ya me encargué.- Eddie saco de su espalda otras tres playeras.- Pintadas a mano.- recalcó mientras se las lanzaba a la banda, quienes las tomaban emocionados.- Me levante en la madrugada para que se secaran a tiempo, pero es oficial, somos parte orgullosa del club Hellfire.

TATTOOS || Eddie Munson ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora