4._Bosque

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Mary no contestó. Su atención quedó fija en la figura de ese sujeto.

-No fue mí intención causarte conmoción- le dijo Liquir.

-Nunca me ha conmocionado la naturaleza, pero si se roba mi atención- contestó Mary viéndolo a los ojos.

Liquir pareció mostrar un poco de desprecio por la declaración de la muchacha que dió un paso atrás al ver que él tenía intenciones de saltar sobre el barandal. Liquir acabó sentado allí, subiendo las mangas de su camisa hasta los codos y limpiando su boca con un pañuelo que tomó de su saco que dejó a su costado.

Mary le miró los brazos. Estaban cubierto de ese pelaje anaranjado de aspecto suave. No estuvo segura del motivo, pero sintió deseos de tirar de el.

-Asi que la naturaleza no te impresiona, pero te cautiva- comentó Liquir descansando su cabeza sobre su mano, para mirar a la mujer a los ojos- He de confesar creí te parecería cruel la forma en que alimento a los perros...me equivoqué.

-Los perros comen carne. De estar en la naturaleza cazarian y devorarían a sus presas como lo acaban de hacer ¿Por qué eso debería causarme algún impacto? Me impresiona más que los seres humanos hagan de los perros sus juguetes vivientes- le dijo Mary.

-Juguetes vivientes- repitió Liquir mientras cerraba los ojos- Es cierto. Los humanos tienden a antropomorfizar la naturaleza de forma patética.

-Asi es- afirmó Mary- A menudo oímos la frase: la naturaleza es cruel, pero no es verdad. La crueldad o la bondad son características humanas. La naturaleza no tiene conciencia para actuar con amabilidad o con maldad sobre los hombres o los animales. Tampoco es caprichosa. La naturaleza fluye como la vida. Y la vida devora a la vida...eso es todo.

-Hmm- murmuró Liquir- Pienso del mismo modo. Más que pensarlo es un hecho innegable.

Mary lo vio ponerse de pie para pasar junto a ella y entrar en la casa pidiéndole que lo acompañara a tomar el té. Ella no tenía muchas ganas de algo así, pero no sé negó y una vez quedó sola miró a los perros. Habían terminado su comida y reposaban mansos.

La muchacha fue llevada a una terraza que daba a una parte del jardín donde habían muchas flores perfumadas. El aire olía dulce ahí. Korn le puso delante una taza de color blanco marfil con un té color rojo. El vapor subía a la nariz de Mary con un aroma agradable. El sol del verano calentaba de forma moderada y el viento esparcía el olor del bosque, invitando a la mujer a perderse en ideas amorosas y anhelos dulzones. Eso está que Liquir apareció vistiendo un nuevo atuendo elegante, aunque menos formal que en la mañana. Se sentó del otro lado de la mesa en esa postura típica de hombre "modelo ejecutivo". Mary llamaba así a los sujetos elegantes, arrogantes y que pese a su trato gentil se aseguraban de mantener la distancia con cualquiera que no fuera de su círculo social.

Hubo un intercambio de impresiones insípidas respecto al té, al clima, a las flores del jardín que tanto gustaron a Mary.

-Parece que disfrutas mucho de la naturaleza- comentó Liquir que no había y tocado la taza frente a él.

-Sí, siempre me he sentido muy cómoda entre los árboles, en la tierra húmeda, en los ríos que murmuran. Por eso siempre que puedo busco esos lugares- confesó la muchacha.

-¿Es lo que hacías en ese viaje del que te separaste de tus amigos?

-Así es- confirmo la muchacha- Se suponía que íbamos a disfrutar de una experiencia agradable en la zona de los lagos, pero ellos solo querían tiempo a solas para su diversión- Mary agregó eso con un disgusto bastante fuerte y es que no estaba diciendo toda la verdad.

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