7._Bestia

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Él la siguió. Prácticamente piso sus pasos. Las moras eran prueba de eso. Mary tomó un par de las que Liquir le ofreció y las llevó a su boca con aire ceremonioso. Él permaneció en esa posición, viendo el suelo con mucha atención. Escarbó entre la hojarasca, después de un rato, levantando unas bellotas.

-Son buenas para controlar el azúcar y el colesterol- comentó Liquir mientras se ponía de pie- Aunque antes de comerlas hay que desamargarlas. Korn lo hace muy bien.

Mary guardo silencio.

-Es un hermoso día ¿Estás segura de que no quieres probar una vez más?

La mujer miró a su alrededor. Meditó un momento y luego manifestó sus ganas de intentarlo nuevamente. A Liquir pareció agradarle esa actitud. Cubrió sus ojos con una de sus manos y comenzó a contar en voz alta otra vez. Mary se alejó corriendo cuesta arriba, por la ladera. Para cuando Liquir iba en el número cincuenta, ella había alcanzado la cima y se perdió entre los árboles tan rápido como pudo. Pronto terminó su carrera para ensayar ocultarse en el sotobosque. Los helechos, los pastos y arbustos crecían altos ahí.

En cluquillas, debajo de los helechos, Mary observó a Liquir llegar a la parte alta de la cuesta. Caminaba sin ningún prisa, con una mano en la espalda y la otra poniendo moras en su boca. La muchacha comenzó a desplazarse conforme él lo hacía, intentando volver a la ladera. Él avanzaba haciendo un semicírculo, ella hacía lo mismo arrastrándose entre las plantas y procurando no hacer ningún ruido. El sonido de las aves llenaba el ambiente. Ocasionalmente un animalito pasaba corriendo entre el sotobosque. Por un momento, Liquir se quedó de pie y absolutamente inmóvil. Aquello obligó a Mary a detenerse también. Tuvo la impresión de que él estaba agudizando sus sentidos. Eso era un gran problema. Ella leyó, una vez, que los zorros podían oír las criaturas bajo la tierra. Obvio Liquir no era ese animal cuadrúpedo, pero...

-Sé que estás ahí- exclamó en voz alta y tomando por sorpresa a la muchacha- Subir la ladera te quito tiempo. Con eso encontra has decidido esconderte. Inteligente si, pero no lo suficiente Mary. Tienes que esforzarte más...

Al pronunciar la última palabra, Liquir se lanzó en una veloz carrera hacia donde ella estaba. Mary consiguió esconderse, acostándose sobre el suelo. Él no la vio. Se detuvo a dos metros de ella y examinó el terreno apartando los helechos con la mano. Rápidamente retomo su postura para examinar el aire con su olfato, viendo exactamente hacia donde Mary se escondía. La espesura de la vegetación la ocultaba de su vista, pero ella estaba segura que él sabía estaba ahí. Cuando Liquir dió un paso hacia ella, algo lo hizo mirar hacia un costado saltando en persecución de lo que fuera que percibió. Posiblemente un conejo o algo así, con lo que pudo haberla confundido. Aprovechando esa fortuita distracción, Mary se arrastró hacia la pendiente. Bajar por ella era fácil. La tierra estaba húmeda así que solo tenía que deslizarse, mas optó por otra cosa. Se quitó la camiseta, envolvió con ella una piedra grande que después arrojo ladera abajo, para enseguida volver sobre sus pasos y correr hacia atrás, por donde había pasado.

Un bosque como ese donde los árboles tienen troncos delgados, puede parecer que ofrecen una panorámica amplía, pero es una equivocacion. Cuando los árboles casi que están ordenados por hileras, te puedes llegar a desorientar muy fácilmente. Además los senderos pueden desaparecer de tu vista en un parpadeo. Y eso fue lo que le ocurrió a Mary. Después de correr unos minutos notó que no sabía a donde estaba yendo. Tampoco sabía si estaba avanzando al norte o al sur. Simplemente se encontró en medio de un mar de árboles, entre los cuales, a unos sesenta metros, consiguió ver a Liquir. El color de su pelaje y atuendo lo hacían destacar bastante en ese ambiente. Mary se ocultó detrás de un árbol, para observarlo. Él no parecía tener prisa alguna. Veía los copas de los árboles, examinaba el suelo y parecía evaluar posibilidades al llevarse la mano a la barbilla. Mary pensó en trepar a las ramas superiores, sin embargo, la más cercana quedó a un metro de su cabeza como para alcanzarla. Con cautela decidió alejarse de ahí, procurando no correr para no llamar la atención de Liquir.

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