5._Fototaxia

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Korn abrió las cortinas con un movimiento un tanto brusco. El sol dió a Mary justo en el rostro por lo que rápidamente le dió la espalda y se cubrió la cabeza con las mantas. Se había quedado despierta hasta muy tarde pensando en su situación.

-El señor Liquir ha salido de viaje- le dijo Korn girandose hacia la cama, mientras Mary se sentaba y estiraba los brazos al cielo- Volverá en tres días- continúo- El desayuno será servido en media hora.

-¿Qué hora es?- le consultó Mary rascándose la cabeza.

-Las siete y treinta- respondió Korn.

Mary bostezó, estiró un brazo hacia arriba, se frotó un ojo y volvió a acostarse, pero empujando las mantas al piso con los pies para después acurrucarse, volver a estirarse y patalear.

-Tres días- repitió Mary como reflexionando y luego miró a Korn que la veía con cara de jugador de póker profesional- Tres días en esta cárcel a solas con un guardia, mientras el alcaide está de viaje... Dios, esto es la gloria.

-El baño está listo. Llámeme cuando haya terminado.

Mary no contestó y cuando ese sujeto se marchó se levantó para ir a ducharse. La tina estaba llena de agua, había toallas limpias y zapatos de baño. La mujer no pudo evitar sentirse un tanto incómoda. Korn entró en su habitación, preparo todo eso y ella no se enteró hasta que él la despertó. Soltando un suspiro cerró la puerta detrás de si.
Después de bañarse y vestirse no llamó a Korn.

Sus pies dolían menos por lo que decidió bajar por si misma hasta el comedor. Se sujetó con fuerza al barandal e iba dando un paso a la vez. La noche recién pasada algo le dejo en claro y es que ella era una prisionera. Con que intención, exactamente, la mantenían ahí era difícil saber. Lo del juego de las escondidas se le hacia muy simple, pero tampoco descartaba que fuera solo eso. Por más que pensara no llegaría a una respuesta. La falda larga que le dieron estaba hecha de retazos color de bosque. Mientras bajaba pensó en que hacía juego con la alfombra. Todo en esa casa tenía su lugar exacto en forma, color y motivos. Su atuendo también. Esa obsesión con el orden, con la armonía y el control daba a Mary demasiadas ideas.

Korn terminaba de poner la mesa cuando ella llegó al comedor.

-Crei haberle dicho que me llamara cuando estuviera lista- le dijo sin mirarla.

-No hacia falta- respondió Mary y él, que la vio a su costado, apartó la silla para que ella se sentará.

-¿Café o chocolate?

-Café- contestó Mary haciendo un puchero. La compañía de ese sujeto le era un tanto aburrida y es que ese tipo era como un muñeco. No en el buen sentido- ¿Puedo preguntarte algo?

El albino la miró y como no manifestó objeción, Mary asumió que podía interrogarlo.

-¿Te llamaron Korn por la banda o solo es una coincidencia contrapuesta?- le preguntó con un aire casi ingenuo- Aunque ese un nombre como se me hace para alguien más joven  ¿Cuántos años tienes? Yo te calculo de 35 a 40.

Korn levantó una ceja y se quedó viendo a la mujer sin soltar la cafetera, sin hablar.

-Me recuerdas a una de sus canciones: Got the live- comentó Mary y tomó la taza de café, entre sus manos vendadas.

Korn, en realidad, no sabía a qué se refería esa mujer con lo de la banda y la canción, por eso guardo silencio.

-El señor Liquir me ha dado las llaves del estudio- dijo dejando la cafetera en la mesa- Si desea ver la televisión solo debe decírmelo.

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