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Chapter five

Hoy finalmente es viernes. Mi día escolar fue agotador, pero al llegar a casa tomé una ducha relajante y creo que eso me dio ánimos de seguir viva — o en realidad porque puse puse a Taylor mientras me bañaba.

Jade llegó del trabajo y lo primero que hizo fue abrazar al gato. Literalmente llevaba cargando papeles y un rollo de tela pero tenía que abrazar al gato, ¡ya ni siquiera hace eso conmigo!, y por cierto, todavía no tenía nombre, y no fue porque no tuviera imaginación, si no porque preferí la ayuda de Lili para escoger un nombre.

Jade le quería poner "Michi", agradezcan que le dije en mil formas que no.

Ya listas para la cena, tomó al gato y fuimos directo a la casa de los Carter. Al llegar, Lili nos abrió con una sonrisa — que se agrandó más al ver al gato. Al pasar fueron directo a la sala y la imagen que presenciaba fue la más divertida de todas.

¡Logan tenía en brazos a Milo como si fuera un bebé!

—¡Así te quería agarrar!—exclamé haciéndolo exaltarse.

Antes de que soltara al perro, conseguí tomarle una foto.

—No te rías—me dijo.

—¿No que lo odiabas?—pregunté burlona.

—Cállate—rodó los ojos.

¿Y si me...?

—Basta, que ahora tienen dos nuevos hijos y ya nos remplazaron—me senté junto a él.

—Necesitamos justicia—dijo colocando su mano en mi muslo.

Oh mierda.

Al pasar un rato él había subido a su habitación, y ya no lo vi más. Esta vez Lili no preparo comida italiana — algo raro. Nos sentamos a cenar, sin Logan, ¿Por qué mierda no bajaba?

Una puerta cerrándose me saco de mis pensamientos. Segundos después apareció un chico ¿castaño?

—Lo siento por llegar tarde—se disculpó—. ¡Cariño!—exclamó al verme.

Me tomó por los hombros atrayéndome en un abrazo, y al separarnos me plantó un beso en los labios.

—¿Desde cuando eres castaño?—preguntó Jade.

—Desde hace unos días—sonrió tomando asiento.

—Te queda bien—logré pronunciar.

Él me dedicó una sonrisa.

La cena pasó silenciosa, aunque no faltaban las preguntas de Lili sobre cómo le había ido y cosas así, pero bien sabía que después de la cena yo y él hablaríamos.

Y así fue. Mientras nuestras madres levantaban la mesa, él me hizo una seña para ir al jardín, y lo seguí.

—¿Cómo has estado?—preguntó sentándose en la orilla de la piscina.

—Bien...¿y tú?—respondí sentándome junto a él.

—Bien, un poco cansado, pero los entrenamientos van bien, yo estoy mejorando—dijo en tono orgulloso.

Y si les soy sincera, yo también estaba orgullosa de él. James siempre tuvo ese sueño frustrado de niños con ser un basketbolista profesional, y ver que ahora está lográndolo me alegra mucho.

—¿Y el torneo cuando será?—pregunté interesada.

—Todavía no tenemos la fecha.

Un silencio incómodo se tornó en el ambiente.

Waiting on you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora