Confesión 7:
Me gustan las flores, pero las joyas me gustan más.
Mientras me alisto para mi cita con Andrew, busco el nombre del restaurante al que va a llevarme. Quiero saber qué usar y saber si es un lugar elegante o casual me ayudará mucho.
Me quedo boca abierta con la primera imagen que veo. ¡Es un lugar carísimo! Nunca he ido, pero ahora que sé de su existencia quiero pasarme por allí cada semana.
A Jean le va a encantar.
Le envío la imágenes recolectadas y le digo que estoy yendo esta noche con Andrew, me responde de inmediato con un montón de caritas con la boca abierta.
Sí, esa también fue mi primera reacción.
Otro mensaje entra.
Jean: ¡Te envidio tanto en este momento!
Y luego llega otro.
Jean: Dime que iremos un día de estos y pagarás la cuenta, pliiiis.
Quien diga que el chico es un aprovechado tiene toda la razón. Sigo amándolo, sin embargo.
Le respondo que primero nos enfoquemos en adquirir un nuevo patrocinador antes de despilfarrar el poco dinero que me queda.
Odio totalmente no tener un novio que pague mis caprichos, es frustrante y estresante.
Luego de arreglarme, camino hasta el espejo de cuerpo entero y miro a detalle mi aspecto. Este vestido no me favorece, creo que voy a regarlo a July, a ella le quedará mejor que a mí. Entro al armario y busco entre las prendas hasta dar con un vestido olvidado y nuevo que me regaló Fran hace meses. No recordaba que lo tenía, y escondido el final de todas las perchas nunca iba a encontrarlo.
Es verde agua, con escote corazón y sin mangas, ajustado hasta la cintura y una falda acampanada que llega por encima de las rodillas.
Es hermoso, aunque me voy a ver virginal en él. Es todo lo contrario a mí, si me lo preguntan.
Le arranco la etiqueta y lo dejo a un lado mientras me quito el otro. Lanzo el vestido número 1 a la cesta de la ropa sucia y hago una nota mental para recordarme de dárselo a July. Con el vestido 2 ya puesto, camino de regreso al espejo y sonrío ante la vista.
Parezco una chiquilla rica y recatada, de esas que solo sacan sobresalientes y se casan con los tipos que eligen sus padres.
Apuesto a que encajaré a la perfección en el restaurante.
Paso una mano sobre un mechón de cabello alborotado y respiro profundo.
—Tú puedes con esto, eres un arma letal, ese hombre no tiene idea de dónde se está metiendo.
Excepto que sí lo sabe, en nuestros encuentros previos ha podido ver partes de mi vida que no me gusta mostrar a la primera.
Y aún así quiere verme.
Punto para la honestidad de esta interesada que llevo dentro.
Busco un bolso de mano que combine con mi vestido de niña buena y meto lo importante dentro; teléfono, dinero en efectivo, las llaves de mi auto y mi tarjeta de débito.
Una nunca sabe cómo puede acabar la noche con un hombre, es mejor estar preparada.
Haciendo un repaso para estar segura de que no me olvido de nada, salgo de la habitación. July está en la sala viendo una serie sobre médicos, ella me observa hacer mi camino hasta un costado.
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Confesiones de una oportunista ©
RomanceNos han enseñado que el amor al dinero es malo, que desear tener más de lo que ya posees es avaricia, un pecado. Pero a mí el amor al dinero no me quita el sueño, al contrario, me impulsa a conseguir lo que quiero. Sin embargo, no lo hago de la form...