CAPITULO 6

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Cuando Nina Dimitrevna Nóvicova llegó al instituto la primera reacción que obtuvo por parte de los estudiantes fue un rechazó que, a la fecha, le seguía resultando irracional. Recordaba haber entrado en el salón de clases y convertirse en el centro de la atención colectiva. También escuchar los murmullos y las exclamaciones de asombro, pero no recordaba que nadie se hubiese acercado a presentarse o a intentar averiguar quién era ella.

Tiempo después Rai Na le explicó que el comportamiento de la sociedad elitista coreana era así, complejo e incomprensible, y que lo mejor que se podía hacer para no entrar en conflicto con ellos era seguirles la corriente sin cuestionar si su conducta era o no la correcta. Eso explicaba el por qué sus supuestas amigas cambiaron de lugar sus pupitres para evitar interactuar con ella frente a los demás. Y que el texto en la pizarra estuviese destinado a ofenderla en un ruso apenas entendible y con un montón de faltas ortográficas.

Debía darles el mérito por su osadía, aunque no por su originalidad. La estaban maldiciendo por ser una joven astuta de baja moral, pero la envidia traspasaba cada una de las palabras escritas y Nina había aprendido a dejar pensar al mundo todo lo que quisiese sobre ella. Ni siquiera le interesaba enterarse de donde había nacido esta nueva predisposición por atacarla.

De hecho, aprovecharía la atención indeseada para protegerse de las repercusiones que su declaración fallida habían inducido en el comportamiento de Kim Hyun Joong. Esperaba de todo corazón que aquel tema no siguiera distorsionándose. Hyun Joong la castigó con varias contradicciones que no podía sacarse de la cabeza; su rechazo, su consuelo, su arrepentimiento, una confesión forzada donde sacó a la superficie la base de unos sentimientos culposos.

Ella definitivamente no necesitaba en su vida verse involucrada en un romance turbio con una persona que no le pudiese garantizar convicción. Tampoco necesitaba amistades desleales. Mucho menos sentirse mal consigo misma por haber expresado lo que sentía o por ser acreedora del odio de personas que no le interesaban.

Se sentó en su pupitre con la dignidad intacta y hurgando planes en su cabeza que muy difícilmente se llevarían a cabo como quería. Se imaginó a sí misma fingiendo una serie de malestares físicos para que la mandaran a casa, descartó la idea porque eso molestaría mucho a Dimitre quien había tenido que sobornar a un médico para que le hiciera un expediente falso que justificara su inasistencia de la semana pasada. También estaba la opción de buscar un nuevo escondite dentro de las instalaciones escolares donde esperar el resto del día. Por experiencia sabía que la escuela era grande y que eran pocas las zonas que los estudiantes visitaban con frecuencia. Estaba casi decidida a dar un recorrido cuando pensó que, si Hyun Joong la descubrió en la biblioteca, podría encontrarla en cualquier otra parte.

Si no estaba preparada para enfrentarlo la única alternativa que le quedaba era quedarse en donde la mayor cantidad de personas no la perdiera de vista. Hyun Joong era listo, no permitiría que lo vieran hablando con ella en público. La gente sospecharía ya que él no impartía ninguna de sus clases y a ella sus manos la traicionaban y sus ojos le brillaban con adoración.

- "Que humillante" - recordó cómo sus ojos la habían delatado antes.

Su rostro, sus orejas y la base del cuello enrojecieron de vergüenza.

- ¿Disculpa? - le preguntaron tan cerca del oído que el susurro la hizo levantarse de su silla de un salto. El salón de clases se encontraba vacío a excepción de ella y una de sus compañeras con la que nunca había tenido oportunidad de hablar hasta este momento - Ups, no creí que fueras tan distraída.

- ¡Dios! - Nina se llevó la mano al pecho donde sintió el ritmo de su corazón alterado. Yoo Jin imitó su gestó como el reflejo de un espejo, aunque se trataba de dos personas muy distintas. Nina era una joven acaudalada e impresionante, Yoo Jin una sin recursos, de rasgos comunes y costumbres ordinarias, cuyas calificaciones eran las responsables de que pudiese estudiar en ese instituto. A sus padres se les cobraba el mínimo del mínimo permitido por la escuela, pese a ello se les dificultaba llegar a fin de mes por pagar la colegiatura. Por esa razón que Yoo Jin no comiera nada durante el almuerzo y esperara en el salón a que las clases se reanudaran.

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