capítulo 1

1.7K 127 60
                                    

Jeongin estaba completamente harto, harto de los regaños que su madre le daba por absolutamente todo, harto de ver la vida pasar por la ventana, harto de no poder terminar una serie correctamente, harto, simplemente harto. Jeongin estaba enojado con la vida, enojado con la maldita gente, enojado con el mundo en pocas palabras, estaba colérico, enojado, frustrado, casi a punto de estar demente en esas cuatro paredes, con el reloj indicándole que se hacía más viejo en cada segundo y que en ninguno de ellos disfrutaba de su vida correctamente.

Y es que ¿Por qué no estar enojado?, Era 2020, tenía solo dieciocho años (que por suerte alcanzó a festejar aún con sus amigos en un karaoke de la ciudad y una botella de Soju para los tres) y muchos planes frustrados a futuro, en febrero, él no sabía siquiera que era estar encerrado tantos meses (y los que le faltaban), es que todo pintaba para que fuera el mejor año de su maldita vida, y todo se había ido a la reverenda mierda, completamente a la basura, no había manera para describirlo de otra forma.

Vamos, que era el último año de preparatoria y tenía un sin fin de cosas por hacer en el verano, la entrada a la universidad, su viaje a la ciudad donde estaba por hacer su examen de admisión (a finales de febrero), tenía un nuevo paso en su vida por dar un paso más en toda su vida y socialmente se consideraba importante, todo un año de cambios para los adolescentes ¿no?, el primer paso a la adultez, pero esto jamás pasó, no por la pandemia que paró el mundo completamente, una pandemia que paralizó al mundo entero, que canceló planes, eventos, vidas enteras, una tragedia, llena de pérdidas y aislamiento.

Para la mala suerte de Jeongin, él se perdió el viaje escolar a visitar unas pirámides de no sé que en la ciudad a cuatro horas de la suya, se perdió el baile final de la graduación, en dónde tenía planeado bailar toda la noche y cantar una canción para los reyes del baile, él y su banda, donde Jisung era quien les dirigía, al final ni siquiera se despidió bien de sus mejores amigos; solo un día a finales de febrero dijeron que cancelaban clases por una pandemia y que solo eran dos semanas, pero esas semanas se convirtieron en un mes y luego en dos, al final teniendo como resultado el que para principios de mayo, un horrible video de graduación fue lo que les dieron, no un viaje, no un baile, no una fiesta en alguna piscina, una borrachera, un viaje a la playa, no, solo recibieron un triste video en dónde el director de la escuela dijo ciertas palabras, mencionaron sus nombres y ya, eso fue todo, para colmo, en las fotos, cuando mencionaron su nombre, la foto que pusieron fue una con su ex novia, todo una mierda.

Y ni qué decir del verano, que estaba a cuatro semanas de comenzar y Jeongin sólo se había dedicado a escuchar los reclamos de su madre por teléfono, reclamos, sugerencias y todo un sin fin de cosas absurdas que lo mantenían cautivo en un lugar donde desde antes de pandemia, lo mantenía encerrado. Su casa se sentía más pequeña de lo que era, el mundo exterior lucía pequeño también, lejano, vacío, descontinuado.

"Jeongin, no quiero que salgas de casa" "Jeongin, cada que te entreguen algo, no olvides desinfectarlo" "Jeongin, no salgas de casa sin la mascarilla" "Jeongin, no traigas a nadie a casa, es tu lugar seguro" Jeongin, Jeongin, Jeongin, siempre era Jeongin esto, Jeongin el otro, pero nunca un Jeongin vuelve a tu vida cotidiana, estaba pidiendo un milagro, lo sabía. Porque para su mala suerte, la cotidianidad ya no existía en el mundo, este se dió un giro tremendo, arrancándole los planes de la mano, planes que había soñado desde siempre, su vida adolescente que quedó estancada por una maldita contingencia.

Aparte se sentía resentido con su madre, solo un poquito, claro, pero lo estaba, estaba resentido, pues es que ya ni podía verla. Su madre al ser médica casi ni pisaba la casa, eran días ocupados en el trabajo, días en que casi ni dormía realmente por la emergencia sanitaria, en que mucha gente moría todos los días. Días en que la señora Yang solo pisaba la casa para bañarse, dormir unas cuantas horas e irse nuevamente, porque así eran desde marzo sus días, y no podía hacer mucho por cambiarlo. Lo Días habían pasado, y habían cambiado, por supuesto, pero en estos días, la vida de Jeongin se fue tornando más gris con su paso, con cada nuevo día, la vida del adolescente se tornaba de un diferente tono de gris, en cualquiera de sus escalas, había días tan negros que incluso parecían tormentas, otros simplemente grises donde no hay sol, pero tampoco pintaban tan mal, había días en los que incluso había un vestigio de sol, pero nunca días soleados, para Jeongin esos días se habían ido con sus planes, su vida y su alegría.

Rooftop Love  (Seungin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora